1. Home
  2. Columnas
  3. Tiza, barro y carbón / Odiseas Posmodernas

Tiza, barro y carbón / Odiseas Posmodernas

Tiza, barro y carbón / Odiseas Posmodernas
0

Esdras Camacho

Los últimos sábados por la mañana he estado asistiendo al Taller de Lectura “TIZA, BARRO Y CARBÓN”. Han sido 4 veces o más, y he estado con esa sensación inenarrable de satisfacción. ¿Quién ama la lectura tanto como para invertir mediodía en leer como si no existiese ninguna acción que pueda romper su burbuja? Si hay, están allí en Huixtla Chiapas. 

Sabemos por experiencia que la lectura es un acto solitario, un placer individual, subjetivo, único. Uno lee y hasta el espíritu se separa de la carne, nuestros sentidos reposan mientras uno solo tiene conexión en un hipotético triangulo de espíritu, vista y tacto. No había encontrado ninguno que se le ocurriera leer en colectivo. 

¿Es posible leer en comunidad? Seguramente es un ejercicio conocido y repetido, no para mí.  Por eso estoy sorprendido. Yo que hacía tiempo no tenía con quien hablar de lo que provoca un texto luego de leerlo, de los recuerdos, inferencias, suposiciones, añoranzas, coincidencias, similitudes y todo eso que se encuentra en la realidad real, la etérea y la imaginación. 

Wilberth Sánchez Ortiz estuvo hace unos días en Motozintla para presentar su libro “TUZANTECOS”, ahí también estuvo Ulises Flores otro artista destacado en el terreno de la escritura, la historia y la docencia. Allí lo saludé y en pocos minutos nos pusimos al corriente de nuestros respectivos oficios, manías y hábitos de lectura y escritura: —nos reunimos en Huixtla, ahí te envío informes cada cuanto y a ver si puedes asistir. 

Llegué, sin expectativas. Me he enseñado a no tenerlas, no hacer suposiciones como dice uno de los cuatro acuerdos, ahí estaban tres personas, sobre la mesa había cuatro o cinco libros del mismo título, colocados en los lugares en que se sientan los lectores, el lugar es amplio, limpio, artístico, hay un aire de serenidad. En la entrada a manera de recepción está la cafetera industrial, tazas, azúcar, panecillos. 

Los saludé y me saludaron con asertividad, ocupé mi lugar, di mis generales. Ningún otro protocolo. 

Y a leer. El libro del que ya iban avanzados se llama “TIENE LA NOCHE UN ÁRBOL” de Guadalupe Dueñas, mi incorporación fue sin sobresaltos, cuando me invitan a leer, lo hago con pasión, con firmeza y volumen apropiado para que sea ni susurro ni grito. Luego le toca al otro y luego al otro. En una pausa se habla del texto o de cualquier emoción que le haya provocado, al lector, aunque en apariencia no tenga conexión. Después se encuentra. 

El anfitrión es Gustavo, él tiene una biblioteca envidiable, para ser personal, es superior a cualquier biblioteca pública de los municipios vecinos en el soconusco. Pablo, Silverio, Wilberth y Pedro son los otros lectores, los que son constantes, me informan que hay otros pero que son esporádicos. 

Yo leo, al ritmo de todos y a veces a mi propio ritmo, como en el primer cuento, que voy saboreando mentalmente. Ya avanzaron tres o cinco páginas, y, yo apenas estoy acabando de interpretar el texto de Guadalupe Dueñas, una espesura de metáforas que incendian el bosque que soy, y que sacuden convulsamente mis pensamientos, me sorprende el uso de la palabra exacta, estética y sublime. 

Ahora estamos leyendo a Han Kang, y también estoy extasiado con esa narrativa. No salgo de un asombro, cuando ya estoy cayendo en el siguiente.  

Felicito al grupo que son, y me felicito también a mí por haberlos encontrado.  Los requisitos son: Tener gusto y costumbre de leer, silenciar tu celular y ser mayor de edad.

Espero asistir mucho tiempo. 

08/06/2025

LEAVE YOUR COMMENT

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *