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Los abusos del poder en Tuxtla

Los abusos del poder en Tuxtla
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Manuel Ruiseñor

<<Conrado Cifuentes Astudillo en contra de la ciudadanía
<<Condóminos piden se aplique la ley

Sabido es, por muchos y muchas ciudadanas, que cuando la política y el servicio público se van al desfiladero, regularmente se debe a una estrechez de miras, a la corrupción o a la falta de competencia profesional de quien debiera pensar en el bien común, pero sus actos caminan en sentido contrario.

Nadie dice que es fácil preservar una línea de congruencia entre el ser público y el ser privado, pero es obligación de ley cumplir con lo primero sin dejar de considerar que el ámbito de lo personal es la otra cara de la moneda.

No es gratuito que los sabios en la materia sostengan que quien no sirve para servir no sirve para nada; o más aún, que un hombre no vale por lo que sabe, por lo que tiene, sino por lo que sirve.

Hoy, en la capital política del estado, es inaceptable que quien se arropó con el vestido de la democracia y el respeto a los derechos humanos, como lo hizo Conrado Cifuentes Astudillo, fundador y presidente del extinto partido Chiapas Unido, vuelva a llamar la atención en medios ahora por una acción propia de la vieja, mala e infamante clase política, a la que tanto se ha combatido en la Cuarta Transformación.

Más aún cuando en la nueva era de cero tolerancia a la corrupción, se trata de desterrar a esos políticos que, en el caso que nos ocupa, el de Cifuentes Astudillo, presuntamente se han servido con la cuchara grande de sus influencias, para pasar, según ha sido indiciado, por encima de los derechos de sus condóminos en el fraccionamiento Jardín de las Flores en la capital del estado.

Resulta que el extinto líder partidista se ha adueñado, como subrayan algunos colegas, de esa demarcación reglamentada por ley, de hasta la banqueta y los cajones de estacionamiento, tras erigir —oiga usted amigo lector— un edificio de tres pisos en el predio colindante a su propiedad, derivado de lo cual prácticamente es el mandamás de los condóminos a quienes en su figura organizativa, la cual tiene peso legal, se ha pasado, valga decirlo, por su “arco del triunfo”. Nada más ni nada menos.

El caso es que a todo esto, tanto las autoridades municipales como las del estado, está persuadidas de oficio a atender la querella de la gente de Jardín de las Flores, quienes se hayan en una incertidumbre que genera desconfianza en el gobierno y sus instituciones.

El frente común organizado desde antes por los condóminos de Jardín de las Flores, exige se aplique la ley para que las consideradas abusivas maniobras del político venido a menos, puedan revertirse o al menos compensarse.

Se trata de una cuestión más importante de lo que parece por dos razones muy claras. La primera, es que nadie puede estar por encima de la ley por más “pedigree” que le asista. Y de otro suyo relevante es que en esta etapa de CERO TOLERANCIA A LA CORRUPCION, ni Cifuentes Astudillo ni nadie, puede irse de sanción si así lo dispone la autoridad competente.

Lo que hasta hoy se conoce , acaso demuestra que, tanto en lo público como en lo privado, Conrado ha fracasado y, más aún, se ha quedado lejos muy lejos de la ética y los valores morales que animan el noble oficio de la política.

Desde la visión de la nueva era que encabeza el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, no hay cabida para quienes se ponen del otro lado del escritorio de la ciudadanía.

Lo que queda claro es que debe urgirse y hurgarse en trámites y procedimientos para saber si el presunto inculpado está libre de sanción.

En tanto, el poder que exhibe Conrado Cifuentes Astudillo comienza a ser su sello, ante la organización de condóminos que reclama justicia y que —según se sabe—, darán la batalla hasta el final. Y todo porque a uno de sus vecinos le dio por tomar todo el fraccionamiento como suyo y plantarles un edificio en plena cara. Ya veremos. Ni prepotencia, ni intolerancia, ni impunidad. Sólo justicia.

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