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La traición al feminismo: la barbarie legislativa en Chiapas

La traición al feminismo: la barbarie legislativa en Chiapas
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Juan Carlos Toledo

En un acto de desprecio absoluto hacia la lucha feminista, los legisladores y legisladoras de Chiapas han dado un golpe brutal a los avances que tanto costaron a las mujeres en este país. Si Paquita la del Barrio estuviera viva, sin duda, su desgarrante grito de “¿Me estás oyendo, inútil?” resonaría con más fuerza que nunca, porque lo que se ha presenciado en San Lázaro no es más que una traición descarada a la causa que tantas mujeres han defendido con coraje y determinación.

La reciente decisión de los legisladores chiapanecos de retroceder en los derechos de las mujeres es un acto de barbarie política. Con cada voto que se emite en contra de leyes que protegen a las mujeres, con cada discurso que menosprecia sus necesidades, parece que los representantes de este estado olvidan lo que significa ser servidor público: anteponer el bienestar del pueblo y, en especial, el de las mujeres, que históricamente han sido las más vulnerables.

¿Qué será el premio para aquellos que, en lugar de velar por los derechos de las mujeres, venden sus votos a cambio de un puesto político? ¿Acaso estos diputadetes se creen inmunes al juicio de la historia? Seguramente, algunos de ellos esperarán repetir color y número en las próximas justas electorales, como si el pueblo fuera tan fácil de manipular. Pero la memoria colectiva no olvida, y las mujeres de Chiapas no olvidarán el agravio.

Los ciudadanos deben estar atentos. El pueblo tiene una deuda con los que han traicionado su confianza, y es hora de que la factura se les cobre. Ya basta de permitir que aquellos que se dicen “representantes del pueblo” sigan socavando los derechos de las mujeres con impunidad. Esta barbarie legislativa no puede quedar impune. El futuro de Chiapas, y de México, debe ser más justo y equitativo, donde las mujeres no sean objeto de intereses políticos egoístas, sino protagonistas de su propio destino.

El tiempo de la venganza política debe dar paso al juicio popular, donde el pueblo se pronuncie, y el feminismo, que no tiene marcha atrás, se erija como la única respuesta a la barbarie legislativa que estamos presenciando.

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