Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen,
Nos reunimos a tomar café con el pretexto de comentar el documental “Descubriendo a Rosario Castellanos” dirigido por Ricardo Villanueva Najera y la colaboración de Luis Armando Suárez Argüello; Ana Carolina Guillén López (idea, sonido y coordinación general); Feng Yue Chiu Mijangos (camarógrafo) y Rubén Muñoz Pérez (cámara).
En esta ocasión eludimos la invitación de Hermilo Aranda, Director del Centro Cultural Rosario Castellanos quien siempre es generoso con el café y vino de honor, para refugiarnos en la tradicional cafetería Tecnocté.
Andrea Nuricumbo con sus 22 años laborando con tojolabales comenta, —La palabra Tecnoté proviene del vocablo Tojolabal. El tecnocté es un hermoso árbol que al florecer cuenta la tradición que incita como cómplice a los novios a robarse a la novia y para evitar la boda, se fugan. La flor aparecen entre febrero y marzo en Ckomitán. El escritor Oscar Bonifaz la menciona mucho en sus escritos.
Dafne Báez, activista feminista, nos dice: —Pues a propósito de Oscar Bonifaz, fundador de este Centro cultural Rosario Castellanos, este año cumpliría 100 años de su natalicio. Eso me lo acaba de recordar su hija Olivia, y efectivamente, entre las múltiples referencias de Oscar Bonifaz esta me agrada: Doña Tulita no vive sola; se hace acompañar de sus añoranzas que guarda cuidadosamente en el cofre reseco de su memoria. Recuerda que desde que fue pequeña, había en el traspatio de su casa un precioso árbol de tecnocté: de flores blancas bellísimas, que aparecen cuando la primavera enciende de flores los árboles: racimos apretados de fragancia y blancura, -comenta
—Y bueno, ¿que les pareció el documental?, -les lanzo la pregunta a las compañeras.
Flor Esponda, cuya experiencia como antropóloga y con el indigenismo es muy amplia.—En mi opinión, es un documental aceptable considerando los pocos recursos con que contaron.
Antes que mi memoria falle, interrumpo a Flor para comentar que en lo personal pienso que para comprender a Rosario Castellanos, la mujer de carne y hueso, no la de bronce, hay que apreciarla en sus diferentes dimensiones como periodista, escritora, poeta, feminista, filósofa y su faceta como mujer enamorada cuyas cartas dirigidas a Ricardo Guerra revelan esa parte sensible que le caracteriza, -les comento.
La periodista Itzel Hurtado salta al mencionarse las Cartas —En esas cartas, yo veo a una mujer sumisa y sobajada en contraste a su tesis de posgrado Sobre Cultura Femenina donde analiza por qué las mujeres históricamente han sido relegadas del mundo “cultural” y aun así, logran posiciones importantes. En palabras de Andrea Reyes, “Rosario mezcla su preocupación por la marginación de las mujeres; por su sumisión a conductas auto devaluatorias; por la enajenación de una maternidad mistificada y chantajista, y por las consecuencias negativas de la abnegación, con escenas de su propia vida cotidiana, en relatos divertidos donde se burla de sí misma.,
La antropóloga Flor Esponda retoma la palabra. —En efecto, Rosario Castellanos, revela en estas cartas una faceta más íntima y vulnerable que refleja la condición cultural de las mujeres “abnegadas” que tanto criticó. Rosario Castellanos nos recuerda que la palabra abnegación significa sacrificio, desprendimiento, renuncia, renunciamiento, altruismo, desinterés y esa abnegación sume a las mujeres en una dependencia patriarcal y machista.
Dafne interviene. —Las feministas luchamos contra eso, pero la mentalidad es poderosa y cuando logran independizarse, empiezan a pelear entre ellas.
La periodista Lulú Corzo, interviene. — Recordemos que las “Cartas a Ricardo” se escribieron mientras residía en Europa, entre los años 1950 y 1967 donde leemos a la mujer que atravesó por complejas situaciones sentimentales por las complejidades del amor, la distancia y sus cuestionamientos en esa época de revoluciones culturales, artísticas, sexuales, ambientales y sociales. Rosario comenzó a publicar a los 18 años en la Revista Antológica América, que dirigían Marco Antonio Millán y Efrén Hernández. Y desde entonces publica innumerables artículos que revelan su esencia de mujer de carne y hueso. De los 517 artículos publicados en excélsior, Andrea Reyes publica 399 de esos artículos en tres tomos bajo el título Mujer de Palabras, y gracias a ella, conocemos otra faceta de nuestra célebre autora.
Dafne agrega. —Rosario Castellanos, revela en estas cartas una faceta más íntima y vulnerable que refleja la condición cultural de las mujeres “abnegadas” que tanto critico. Rosario Castellanos nos recuerda que la palabra abnegación significa sacrificio, desprendimiento, renuncia, renunciamiento, altruismo, desinterés y esa abnegación sume a las mujeres en una dependencia patriarcal y machista. Las feministas luchamos contra eso, pero la mentalidad es poderosa y cuando logran independizarse, empiezan a pelear entre ellas. Por eso Rosario cuestiona a las feministas que se conforman con muy poco en sus luchas,
Más tarde, al unirse a la charla el arqueólogo Ramón Folk, le concede la razón a Dafne al vivir la experiencia con las alfareras de Comitán.
Andrea agrega:—Con su inteligente sarcasmo e ironía, Rosario Castellanos plantea que el amor al hijo, permite a quien lo siente: “Ascender, entre nubes de incienso, hasta las más altas cumbres de la abnegación” Abnegación es una palabra que viene del latín, ab negare, y que significa negarse a sí misma… “La abnegación es la más celebrada de las virtudes de la mujer mexicana. Y Rosario nos dice: […] yo voy a cometer la impertinencia de expresar algo peor que una pregunta, una duda: la abnegación ¿es verdaderamente una virtud?”. Para la abnegación de la mujer mexicana no bastan los hijos. Se propina también a los demás miembros de la familia: al marido al que se convierte en un tirano doméstico quien, si no acierta a defenderse, se encuentra de pronto despojado hasta de la más mínima responsabilidad.
Les comento, —Hay muchos episodios sombríos en su vida que se ocultan con la luz de su prestigio como periodista y escritora. En 1978 tuve la oportunidad de conocer a Juan Pablo, hijo de Lila y Ricardo Guerra antes de casarse con Rosario Castellanos en 1958 con quien tuvo tres hijos pero los dos primeros murieron; Lívida luz (1960) guarda registro de uno de estos eventos en la dedicatoria: “A la memoria de mi hija”. El tercero fue Gabriel, a quien dedica el último artículo publicado en Excélsior titulado “Recado a Gabriel” y para quien, ella fue una madre abnegada. De ahí, que una de sus condiciones para aceptar la embajada de Israel fue que la acompañara su hijo Gabriel, -le digo.
Itzel concluye. —Debemos redescubrir a Rosario Castellano, porque como dijo Emilio Pacheco. Naturalmente, no supimos leerla”.
Todas las amigas coinciden en la necesidad de leer los 359 artículos del periódico Excélsior publicados recientemente; así como leer el libro de Cartas a Ricardo y comprar la Tesis de Rosario Castellanos, publicada casi 70 años después de su elaboración; además de recurrir a otras fuentes calificadas.
Como sea, Ana Karen redescubrir a Rosario Castellanos en este año de celebraciones por los 100 años de su natalicio, será una cuestión de amor.