Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen, Mientras sobrevolaban los helicópteros del operativo de seguridad sobre Comitán, el centro de la ciudad se mantenía en fiesta con el Techotón donde se dieron cita los fieles de la Parroquia de Santo Domingo para contribuir a la restauración de esa iglesia con valor arqueológico, turístico y por supuesto, religioso para la comunidad católica.
Con Amanda nos paseábamos entre vendedores de comida y artesanías leyendo el programa difundido en las redes sociales sobre el Techotón realizado este domingo pasado cuando nos encontramos con Julio César Guillén, presidente de “COMITECOS DE CORAZÓN, MANOS QUE AYUDAN”, quien colabora en esta causa como en muchas otras actividades altruistas; y de ellas, empezamos a platicar.
—¿Cómo quiere que le llamemos, psicólogo, licenciado o cómo?, le pregunta Amanda.
Con una sonrisa afable y amigable, él responde: soy Julio César, así, sin formalidades.
—Platíquenos de la Asociación Civil Comitecos de Corazón, Manos que Ayudan, -le propongo, y le pregunto cómo nació esa organización y qué actividades desempeña.
—Desde hace muchos años, mi esposa Pao y yo, nos propusimos apoyar a la gente con mayores necesidades, de la misma forma en que algunas personas nos brindaron su apoyo cuando más lo necesitábamos. Es una manera de corresponder y mantener esa interminable cadena de favores convencido de que la “gente no nace, se hace”. Muchas veces, las personas necesitan de un empujón para perder el miedo, para cambiar la mentalidad del “no se puede” por la de “sí se puede”. Se trata de hacerles ver que toda situación de crisis, nos abre oportunidades y nuevos horizontes que deben aprovecharse recurriendo a sus propias capacidades, habilidades y deseos de superación.
—Platíquenos cómo nace esta Asociación Civil, le propone Amanda.
—Iniciamos primero con un Banco de Alimentos cuando de pronto, algunas amistades nos sugieren ampliar nuestras actividades mediante alianzas con otras asociaciones que contribuyen de distinta forma a brindar ayuda a los más necesitados. Hace dos años retomamos esos conejos y formalizamos la Asociación de Comitecos de Corazón, Manos que Ayudan, gestionando diversos apoyos.
—Platíquenos qué tipo de asociación han constituido ustedes, le pide Amanda.
—La nuestra es una asociación civil sin fines de lucro; sin fines políticos ni religiosos. Hace poco, nos aprobaron la calidad de Asociación donataria con lo cual podemos recibir donaciones de empresas, personas altruistas y de otras asociaciones similares con los beneficios fiscales que establece la ley. Así, hemos crecido con la empatía de otras organizaciones con mayor antigüedad y experiencia como “Chile Piquín” de Coita; la asociación María Asunción; con Mariana Trinitaria del estado de Oaxaca quienes promueven proyectos con subsidio. Nosotros promovemos la autogestión de la ciudadanía impulsando los emprendimientos en las comunidades sin distinciones, siempre y cuando lo necesiten.
—¿En qué insiste la autogestión?, -le pregunto con curiosidad.
— La idea nace al ver la necesidad de la gente sin caer en prácticas mesiánicas ni paternalistas. La autogestión consiste en fortalecer las capacidades de las personas y sus comunidades par emprender proyectos; al inicio, con nuestra asistencia y orientación para que al final, con nosotros o sin nosotros; con el gobierno o sin él, ellos aprendan a potenciar sus propias iniciativas y capacidades para encuentran el camino para superar sus necesidades.
—Hablemos de sus actividades, le pido a Julio Guillén quien no deja de supervisar su tareas en el Techotón.
—En la asociación ya somos 500 personas en la Asociación y desde ahí, hemos .entregado calentadores solares, tinacos, medicamentos, ropa y alimentos; ahora tenemos un convenio con una empresa transportista quien ha brindado 80 viajes gratuitos a enfermos con necesidad de trasladarse a la Ciudad de México para ser atendidos. También colaboramos con campañas y brigadas de salud con apoyo de dentistas; médicos, pediatras, estilistas, así mismo, contamos con el apoyo del DIF quienes le brindan apoyo médico, jurídico, psicológicos y de defensa a los derechos humanos de mujeres, discapacitados, niños y personas en situación de vulnerabilidad.
—Ahora, comentemos cuál es el papel de la Comitecos de Corazón en este Techotón, -le pide Amanda.
—En este caso, mi esposa Pao y yo, nos involucramos en la labor de restauración porque somos servidores de la Parroquia de Santo Domingo; somos Ministros de la Sagrada Comunión y parte del Concejo Parroquial. Con el Padre Manuelito vamos por la segunda edición del Techotón, en la cual, la apoyamos como empresarios con mobiliario y carpas para la realización de la Kermés y la verbena musical que se realiza.
Julio Guillén y Paola Hernández, caminan de la mano como equipo desde hace muchos años con una amplia versatilidad como comerciantes, empresarios, como psicólogos (recientemente titulados), altruistas y creyentes activos de su Parroquia, comprometidos con el bienestar de los comitecos.
Cuando estamos por despedirnos, Julio Guillén recuerda que con la asociación Chile Piquín acaban de formalizar un convenio para sumarse al proyecto de vivienda digna para el próximo año donde esperancontar con el apoyo del gobierno federal a favor de 120 familias para que construyan, reparen o amplíen sus viviendas en el terreno de las familias solicitantes.
Finalmente, Julio Guillén comenta con su carácter alegre y una sonrisa afable, “ abrimos la invitación para que las personas conozcan las actividades de Comitecos de Corazón. Cada dos meses realizamos asambleas en el Salón Lupita donde se les informa de los logros y programas a emprender. Nuestra labor también se extiende a brindar apoyo en los asilos, orfanatos, así como a otras organizaciones donde existe labor comunitaria. Nos sumamos a eventos con patrocinios o con actividades con causa”.
Amanda y yo, comentamos sobre el valor de estas asociaciones quienes aportan un grano de arena a la difícil causa por superar la pobreza como una cuestión de amor.
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