* Pese a los recientes enfrentamientos, miles de peregrinos de varios municipios llegaron a Tuxtla para concluir las festividades.
Daniela Alfaro
Cerca de 30 mil peregrinos llegaron a la parroquia de la Virgen de Guadalupe en Tuxtla Gutiérrez para culminar las festividades en su honor. Los devotos, provenientes de municipios como Villaflores, participaron en una serie de actividades religiosas, que incluyeron misas y procesiones, en las que a pesar del agotamiento y las dificultades del recorrido, expresaron su fe y esperanza.
Las festividades comenzaron el 8 de diciembre y se extendieron hasta el 12, con caminatas desde diversos puntos del estado y la llegada de más de 700 peregrinaciones a la iglesia de Guadalupe en la capital chiapaneca. Durante la misa, los fieles manifestaron su preocupación por la creciente inseguridad en la región. En ese contexto, pidieron por la paz en Chiapas, uno de los estados más afectados por la violencia en el sur del país.
En el mismo día, se llevó a cabo la coronación de la Virgen de Guadalupe, evento encabezado por el obispo de la diócesis de Tuxtla Gutiérrez. Durante la ceremonia, los participantes aprovecharon para elevar sus oraciones por la paz y la seguridad en la región, especialmente ante la presencia de grupos delincuenciales que han desplazado a comunidades enteras. La iglesia, con capacidad para 300 personas, acogió a hasta 500 fieles, superando por mucho su capacidad.
El pasado 10 de diciembre, la Diócesis de San Cristóbal entregó póstumamente la medalla Fray Bartolomé de Las Casas al sacerdote asesinado Marcelo Pérez, reconocido por su defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas. En este contexto, su hermano, Romeo Pérez, expresó su indignación por la falta de avances en las investigaciones sobre su muerte y denunció la situación de violencia y desprotección que enfrentan los chiapanecos, especialmente los pueblos indígenas.
En su intervención, Romeo Pérez también cuestionó la inacción de las autoridades ante las demandas de justicia, no solo por el asesinato de su hermano, sino por las víctimas de la violencia en todo el estado. Destacó que muchas comunidades han sido desplazadas por el crimen organizado y que los chiapanecos, particularmente los indígenas, sienten que sus reclamaciones son ignoradas. “No hay paz, no hay justicia”, afirmó con firmeza.