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Ser enfermera / Al Sur

Ser enfermera / Al Sur
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Guillermo Ochoa-Montalvo

Querida Ana Karen, dentro del ejercicio de la medicina, las enfermeras desempeñan, históricamente, una función trascendente, muchas veces poco reconocida y valorada porque al final, es Dios quien se lleva el principal crédito al salvar vidas; después los médicos y al último, si es que se les da crédito, quedan las enfermeras.

El afortunado encuentro con la enfermera Guadalupe Hernández Alonzo durante una cena de amigos me llenó de admiración al escucharla hablar apasionadamente de su profesión de enfermera con especialidad en pediatría, quien actualmente, cursa también la licenciatura en Derecho. La charla me dejó con muchas interrogantes y por ello, la invité a platicar. Cosa rara en Comitán, Lupita, como se le conoce entre sus amistades y en el medio médico, llegó puntual a la cita.

—Lupita, ¿se requiere vocación para estudiar enfermería?

—Algunas estudian enfermería por cuestiones prácticas de economía y tiempo, pero el ejercicio de la enfermería, sí requiere de vocación, de amor al prójimo, vocación de servicio, dedicación y sacrificio. En algunos casos, las enfermeras corren altos riesgos de contagio como sucedió con las pandemias del cólera, SIDA, la influenza y el COVID; otras se exponen a los peligros de las guerras y en México, a la violencia e inseguridad cuando deben atender a gente vinculada a las actividades delictivas. Esos riesgos no los compensa ningún dinero cuando la vida de la enfermera está en juego. Y sin embargo, ellas se mantienen firmes para atender a quien lo requiere sin discriminar a nadie.

¿Y tú, actúas igual?

—Para bien o para mal, me he enfrentado a situaciones complicadas; por fortuna nunca he visto morir a ninguno de mis pacientes; pero sí, he tenido que atender a personas peligrosas por sus actividades y sus amenazas. 

—Y en esos casos extremos, ¿qué haces?

—Los atiendo como a cualquier otra persona, aún cuando sabes a lo que te expones en caso de morir la persona. Al final, he recibido enormes satisfacciones y hasta palabras de agradecimiento de quienes llegan con actitudes sobre potentes, arrogantes y con amenazas.

—¿Cuál es el origen de esta profesión y su evolución en la historia?

—Antes del Imperio romano se habilitaba a los hombres como “cuidadores” y asistentes de quienes ejercían la medicina. Ellos se encargaban de cuidar al las personas en sus casas. Posteriormente, durante el Imperio Romano, se crean los nosocomios, ó sea, los hospitales y dentro de ellos, se ocupan a los “cuidadores”, tanto, para asistir a los médicos como para cuidar a los enfermos.

Al paso de los siglos, se incorporan las mujeres a este oficio hasta que en el Siglo XIX se formaliza la profesión de la enfermería, siendo Florence Nightingale  (1820-1910) la precursora y madre de la enfermería. Por ese motivo, se adoptó su fecha de nacimiento del  12 de mayo como el Día Internacional de la Enfermera. 

—Ella, además de enfermera fue una reconocida matemática y especialista en estudios demoscópicos. ¿Cierto?

—Así es. Florence, siempre sostuvo que fue Dios quien le confirió esta misión y estuvo enfermería en contra de la voluntad de su madre. Esta mujer, con quien me identifico y me inspira por su carácter de torbellino, alcanzó fama por liderar un equipo de enfermeras en un hospital del ejército británico durante la Guerra de Crimea. La Dama de la Lámpara, como se le conoce, aportó valiosos avances con sus estadísticas médicas. Vale la pena conocer su historia porque inspira a perseguir tus sueños y a no detenerte ante las adversidades.

—Supongo que existen otras enfermeras destacadas como tú.

—Bueno, no aspiro a ser reconocida mundialmente, pero me siento muy satisfecha de mis logros y mis luchas en este medio que no siempre son fáciles por la incomprensión de los directivos cuando llegan por influencias políticas o por las enormes  carencias que enfrentamos en el sector salud, y que muchas veces nos vemos en la necesidad de sufragar onerosos gastos en medicamentos, instrumental y accesorios como guantes, cubrebocas, entre otras cosas.

—Háblame de las enfermeras mundialmente reconocidas.

— Entre ellas podemos mencionar a la polaca Irena Sendler conocida como “El ángel del Gueto de Varsovia”. Destacó por salvar a más de dos ml quinientos judios del holocausto, sabiendo el peligro que corría con ello. La enfermera estadounidense, Hildegarde Peplau destaca por su libro “Relaciones interpersonales en enfermería”

—En tu caso, las relaciones interpersonales han sido motivo para salvar la vida de muchas personas con trastornos, como esa paciente con varios intentos de suicidio a quien lograste sacar de ese cuadro y varios años después la encuentras viviendo una vida sana en armonía con su familia.

—Sin ser psicóloga, es nuestra responsabilidad brindar ayuda en la medida de nuestras posibilidades porque en ocasiones, las encargadas de servicio social o incluso, algunos médicos se muestran indiferentes a ellas. Platicar con ellas y apoyarlas, me ha causado problemas; pero me vale. Mientras pueda ayudar los haré con responsabilidad.

—Se nota que tienes un carácter fuerte y un corazón dulce.

—Siempre busco la justicia como valor primordial; no permito abusos y tampoco me dejo cuando la intolerancia trata de hacerme su víctima, Simplemente no me dejo de nadie. De ahí, que reconozca el trabajo de Virginia Henderson, una enfermera preocupada por la indefinición de las funciones de enfermería y la situación jurídica de ésta. Su libro “The principles and practice of nursing”, nos hace comprensible la definición de enfermería donde identifica las 14 necesidades básicas del ser humano y tres niveles de relación entre la enfermera y el paciente.

—Bueno, hasta cuando te chocaron el auto, fuiste implacable al demandar justicia…

—¡Y gané la demanda contra viento y marea! La justicia siempre debe estar presente en nuestras vidas, por eso admiro a Mary Mahoeny quien luchó por los derechos civiles de la mujer. So activismo tuvo una influencia significativa en la eliminación de la discriminación racial en la profesión. Te puedo mencionar a la colombiana Elvira Dávila Ortiz, pionera en la transfusión de sangre y la creación del Banco de Sangre; una más es Dorothea Dix por sus contribuciones al cuidado de los enfermos mentales. No olvidemos a Dorothea Orem creadora de la Teoría enfermera del déficit de auto-cuidado. Una más es Faye Glenn Abdellah por sus aportaciones teóricas, ya que la falta de conocimiento científico era uno de los grandes obstáculos para que la enfermería fuese considerada una profesión, y tenemos a Callista Royquien define la adaptación como “el proceso y el resultado por el cual la persona pensante y sensible usa la conciencia y la voluntad para crear una integración humana y ambiental”.

—Y ahora, Lupita, ¿por qué decidiste estudiar Derecho?

—Como ya te dije, para mí, la justicia debe ejercerse donde sea y cuando sea. Soy intolerante frente a la injusticia y sé que mucha gente en estado de indefensión requiere ayuda. Soy una mujer libre, justa y autosuficiente con capacidad de ejercer ambas profesiones y con la ilusión de dejar un legado a las siguientes generaciones. 

Quedé maravillado con tres horas de conversación, pues además de su vocación, talento, visión y compromiso, Lupita es una mujer muy hermosa de ojos luminosos, noble corazón y carácter fuerte. Toda ella, es una cuestión de amor.

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