Raúl Vera
En su primera conferencia de prensa como gobernador electo, Eduardo Ramírez Aguilar, presentó a 6 miembros de su gabinete, que serán responsables de las áreas de: economía, finanzas, del campo, transportes, secretaría general de gobierno e infraestructura, al presentar a la titular de esa secretaría, Ana Karen Gómez Zuart, reitero que esta obra será financiada por el gobierno federal y estatal.
El gobernador electo señaló, en relación a la autopista Palenque -SCLC, que ha sido suspendida en dos ocasiones, en el sexenio de Felipe Calderón y en el de Enrique Peña Nieto, en este sexenio por comenzar está anunciada como la principal obra publica de la nueva administración estatal.
“No quiero que Chiapas dependa estrictamente de la federación, vamos a depender de nosotros mismos, es elevar también la auto estima (Sic), nosotros los chiapanecos, estamos viviendo nuestros doscientos años, con una gran chiapanequidad, con un gran compromiso social”
¿en qué condiciones llega la economía de Chiapas para enfrentar ese compromiso en el próximo sexenio? Primero recordemos que Chiapas, desde 1994, ha sido beneficiario de una buena cantidad de recursos por parte de la federación para combatir “las causas estructurales” que dieron pie al levantamiento armado de 1994. El economista Jorge López Arévalo, calcula que Chiapas ha recibido en 30 años, lo correspondiente a “un plan Marshall y un poco más”, un plan como el que se usó para recuperar la economía de la post guerra en Europa equivale en la actualidad a sesenta y cinco mil millones de dólares, con ese “poco más”, el monto llega a setenta mil millones de dólares, traducido a pesos, altipo de cambio actual, son aproximadamente un billón trecientos sesenta mil millones de pesos.
A pesar de esa fortuna que ha llegado al estado, las “causas estructurales” continúan y seguimos ocupando los primeros lugares en pobreza, analfabetismo y los últimos puestos en desarrollo económico del país. Nuestro aporte al PIB nacional es de 1.5.% Nuestra aportación mínima, si lo comparamos con estados como Jalisco que aportan el 13.8 %. Chiapas sigue siendo exportador de materias primas y no hay industrias asentadas en el territorio estatal, nuestro mayor capitalista, Rómulo farrera, solo se dedica a comerciar autos y a la hotelería, prácticamente vivimos de lo que da la federación y del comercio, de cada peso que gastamos en Chiapas, el 95% es dinero de la federación y el resto es de lo poco que producimos.
Esa es la realidad a la que se enfrenta la retórica del gobernador electo, cambiar el paradigma de desarrollo es algo que va llevar tiempo, dejar de vernos como la pobre víctima de la federación y generar una mentalidad competitiva en el actual mercado no es tarea fácil. De las pocas empresas de transformación que hay en el estado, es lamaquiladora Axa Yazaky, con dos plantas, una en Tuxtla inaugurada en la primera década del actual siglo y otra en Tapachula inaugurada en el 2018, las empresas instaladas están focalizadas en la agroindustria, en especial en la zona del soconusco y otras en la frailesca, contadas, pero carecemos de procesos industriales.
A pesar de contar con centros de formación profesional en ingeniería, como el Tecnológico regional y Universidad politécnica, Chiapas sigue careciendo de industria. Nuestra entidad es víctima permanente de paros, bloqueos carreteros y desde julio del 2021, de violencia armada por parte de grupos criminales que se disputan el control de la frontera sur y tienen en jaque el desarrollo económico del estado. El modelo de combatir las “causas estructurales” no es otra cosa que subsidiar la pobreza, por vía de los programas sociales, que son insuficientes y generan dependencia. En el presente año, el IMCO, Instituto mexicano para la competitividad, ubica a Chiapas en el lugar 30 de 32, solo por encima de Oaxaca y Guerrero. Ese es nivel de nuestras fuerzas productivas.
La economía chiapaneca tiene un nuevo elemento; las remesas que llegan al estado, en el 2023 Chiapas alcanzó la cifra récord de cuatro mil trescientos sesenta y siete mil millones de dólares en remesas, que en pesos es un equivalente a; ochenta y cuatro mil, ochocientos cincuenta mil millones de pesos, casi el 85% del presupuesto que la federación da al estado, esas remesas no solo llegan por los chiapanecos que se fueron al extranjero, sino también por el dinero que mandan a los migrantes que pasan por Chiapas y con ese dinero pagan desde su estancia, así como a las bandas de polleros que los cruzan de manera ilegal por el territorio nacional, hasta la frontera norte.
El fenómeno migratorio no es una política pública, sino el éxodo de paisanos que no encontraron condiciones para vivir en la tierra que los vio nacer.
La intención del gobernador electo de hacer un Chiapas más competitivo y menos dependiente de la federación es sana, sobre todo ahora que se anuncian recortes en el gasto del gobierno federal por la deuda contraída en el gobierno de AMLO. Cambiar el paradigma de desarrollo es fundamental para un estado que ha crecido en su población y en donde el modelo de economía basado, en ganadería, agricultura, gasto gubernamental y comercio ha dejado de funcionar.
