* Muchos migrantes han denunciado enfrentar extorsiones y cobros de piso, y han señalado que grupos criminales han instalado retenes a lo largo de las rutas migratorias.
Daniela Alfaro
La violencia del crimen organizado en Chiapas ha alcanzado a migrantes que huyen de situaciones adversas en sus países de origen. Claudia, una guatemalteca de 54 años, compartió en una entrevista con El Diario de Juárez su experiencia al enfrentar la amenaza de extorsión en su búsqueda de un entorno seguro en México.
Claudia llegó a Chiapas con su hija tras huir de Guatemala, donde había logrado establecerse y obtener la residencia permanente. Sin embargo, su vida dio un giro drástico cuando su hija fue víctima de dos atentados relacionados con el cobro de piso, un tipo de extorsión común en la región. “A mi hija le dispararon, pero bendito Dios escapó de eso”, relató Claudia sobre la urgencia que sintieron para abandonar su hogar. La familia había intentado poner una denuncia, pero se sintieron desprotegidos por las autoridades.
Las extorsiones han sido una constante en la vida de Claudia y su familia. “Yo tenía nueve años trabajando en un hotel y le hicieron cobro de piso a mi patrona, y sí lo pagó”, explicó. Sin embargo, el entorno se tornó más peligroso cuando su hija comenzó a trabajar en una quesería. “Como su patrón no quiso pagar, mataron a un compañero de mi hija”, indicó, reflejando el clima de miedo que impera en la zona.
Durante su trayecto hacia la frontera, la migrante indicó que se encontraron con varios retenes, denominados “de la maña”, los cuales ella asocia con la influencia del crimen organizado en el control de la movilidad de las personas en la región.
La llegada masiva de migrantes, especialmente de venezolanos, ha saturado la zona y ha generado una nueva oleada de solicitudes para ingresar a Estados Unidos a través de la aplicación CBP One. Sin embargo, muchos migrantes se sienten engañados por las autoridades mexicanas, quienes prometieron establecer un corredor humanitario y trasladar a las personas a zonas seguras del norte, pero no han cumplido con estas promesas. “Los que han tenido la suerte de conseguir una cita tampoco están felices”, señalaron algunos migrantes, ya que se les indica que avancen por sus propios medios a pesar de las promesas de apoyo.
La situación se vuelve más crítica a medida que los migrantes, en su mayoría, enfrentan condiciones precarias. Han formado campamentos improvisados en el río Suchiate, donde se exponen a la intemperie y sufren de enfermedades debido a la falta de recursos. “Lo importante era descansar, teníamos niños muy agotados”, comentó un migrante que recién llegó a la región.
En medio de esta crisis humanitaria, Claudia busca ingresar a Estados Unidos para solicitar asilo ante un juez, huyendo no solo de la violencia en su país, sino también de las amenazas que ha enfrentado en Chiapas. “El Ejército mexicano se mantiene en la zona sin actuar, no existe autoridad alguna que detenga la violencia que se torna cada vez más crítica”, denunció la Red Todos los Derechos para Todas y Todos (Red TDT). Con información del Diario de Juárez.