Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen, Extrañe los mensajes de Amanda, sus invitaciones a desayunar, sus disertaciones sobre cualquier tema; pero más que nada, extrañé sus piernas. Así que resolví llamarla invitarla a cenar con su vestido rojo.
Al llegar, Amanda leía mi artículo escrito en 1997 sobre la Tercera Vía propuesta por Tony Blair cuando ejercía como Primer Ministro quien, junto con Gerhard Scroeder, impulsaron la socialdemocracia en busca de alternativas para alcanzar la justicia social, el dinamismo de la economía, la liberación de la creatividad y el de la innovación, ubicando al gobierno inglés al centro de las corrientes ideológicas.
—Déjame leerte lo que escribes en 1997 sobre la Tercera Vía propuesta por Tony Blair y para Inglaterra.
—Ese artículo tiene ¡27 años…!
—Por ese motivo, quiero contrastarlo con la tiranía de la 4T donde ambas se soportan en políticas sociales, pero con grandes diferencias, pues mientras Blair lo hace desde la legalidad y la justicia, en México, es demagogia populista., -te leo, me indica colocando su dedo índice en la nariz en señal de silencio. Obedezco y la escucho.
“En el lenguaje político de Europa se ha introducido el nuevo concepto de la Tercera Vía para denotar la presencia de los gobiernos socialdemócratas que hoy gobiernan la mayor parte de la Unión Europea. El nuevo discurso de Tony Blair y Gerhard Scroeder mediante el cual sostienen que la socialdemocracia busca alternativas para alcanzar la justicia social, el dinamismo de la economía, la liberación de la creatividad y el de la innovación, ubica a los gobierno al centro de las corrientes ideológicas.
Con el desvanecimiento de la derecha y la caída de la izquierda, los socialdemócratas pregonan que los valores de la equidad y justicia social, libertad e igualdad de oportunidades, solidaridad y responsabilidad para con los otros, son intemporales. La postura de la socialdemocracia respecto a la intervención del estado en la economía queda restringida a la función de apoyar a las empresas, no ha sustituirlas. Ellos sostienen que la función esencial de los mercados ha de ser complementada y perfeccionada por la acción política, no obstaculizada por ella. “Estamos por una economía de mercado, no por una sociedad de mercado”.
Los retos, vistos desde esa perspectiva, se orientan a la promoción del empleo y la prosperidad; a ofrecer a cada individuo la oportunidad de aprovechar benéficamente su propio potencial; a reconciliar el desarrollo material con la sustentabilidad ambiental y de manera muy enfática, a combatir todo aquello que amenaza la cohesión de la sociedad como son las drogas y el crimen.
Lealtad a los viejos valores y voluntad de cambiar viejos enfoques e instrumentos de política tradicional, son los retos del nuevo discurso político en Europa por el cual descalifican la vieja práctica de confundir la justicia social con la igualdad de ingresos que descuidó la importancia de recompensar la responsabilidad y el logro privilegiando a la conformidad y la mediocridad por lo que el trabajo fue cargado de elevados costos de ineficiencia y burocratismo.
El imperativo de los gobiernos se finca en la prestación de servicios eficientes donde la inversión pública y la conciencia social se mezclen para lograr verdaderos impactos en el mejoramiento de la calidad de vida. La unidad de evaluación de la inversión en obras y servicios se basa en conocer qué tanto contribuye la inversión pública a mejorar la economía y el bienestar social de la población, más que saber, simplemente, cuánto se ha gastado.
Más sociedad y menos gobierno parece ser el lema de los socialdemócratas quienes pugnan por un gobierno menos entretenido en pretender atender las fallas nocivas del mercado y más participativo como facilitador de las inversiones privadas. Esta nociva práctica de los gobiernos se tradujo en la subordinación de la responsabilidad individual y el espíritu colectivo distorsionando los valores más importantes para los ciudadanos al no valor los éxitos personales y los logros trascendentes.
Otro error que sanciona la llamada Tercera Vía, es la frecuencia con que los derechos fueron elevados por encima de las obligaciones de la sociedad y la responsabilidad del individuo. Si se desea una sociedad más participativa y un gobierno menos dominante, es indispensable contar con individuos más responsables y una sociedad más dispuestas a cumplir con sus obligaciones antes de instalarse únicamente en la demanda de sus derechos.
Esta práctica de los gobiernos populistas, paternalistas o subsidiarios provocó que la sociedad descargara todo en el Estado olvidándose del apoyo mutuo y la participación concertada, aniquiló el espíritu comunitario, propició las posiciones de protesta como sustituto del diálogo y fue caldo de cultivo para el crimen, el vandalismo, la corrupción y la impunidad generalizada en sociedad y gobierno.
La Tercera Vía sostiene que “La habilidad de los gobiernos nacionales para afinar la economía con miras a asegurar el crecimiento y el empleo ha sido exagerada. La importancia de la empresa individual y de negocios en la creación de riqueza, subvalorada. La debilidad de los mercados ha sido exagerada y su fuerza subestimada”.
Ante el cambio vertiginosos de las sociedades y de un mundo emergente, la gente quiere políticos que se aproximen a los asuntos que les competen sin prejuicios ideológicos y que, aplicando sus valores y principios, busquen soluciones prácticas a sus problemas a través de políticas honestas, bien construidas y pragmáticas.
Los socialdemócratas sostienen que en un mundo de rápida globalización y cambio científico, se necesitan crear condiciones para que los negocios existentes crezcan y se adapten, y nuevos negocios puedan establecerse y prosperar.
Las nuevas tecnologías cambian radicalmente la naturaleza del trabajo e internacionalizan la organización de la producción. Devalúan ciertos conocimientos y hacen obsoletos algunos negocios, pero también crean otros y generan oportunidades vocacionales. La tarea más importante de la modernización es invertir en capital humano: hacer que los individuos y los negocios sean aptos para la economía del futuro basada en el conocimiento.
“Tener el mismo trabajo de por vida es cosa del pasado. Los socialdemócratas deben acomodar las crecientes demandas de flexibilidad y al mismo tiempo mantener estándares sociales mínimos, ayudar a las familias a lidiar con el cambio y abrir oportunidades frescas para aquellos que no pueden mantener el paso”.
En cuanto al desarrollo sustentable la Tercera Vía afirma que enfrentamos un reto creciente: la reconciliación entre nuestra responsabilidad ambiental para con las futuras generaciones y nuestra obligación de procurar progreso material para toda la sociedad. Debemos vincular la responsabilidad ambiental con un enfoque moderno, basado en el mercado. En cuanto a protección ambiental, las tecnologías más modernas consumen menos recursos, abren nuevos mercados y crean nuevos empleos.
En proporción con el ingreso nacional, el gasto público ha alcanzado más o menos los límites de lo aceptable. Constreñimientos de “impuesto y gasto” fuerzan la modernización radical del sector público y la reforma de los servicios públicos a lograr un mejor uso del dinero. El sector público debe servir al ciudadano: no dudando en promover los conceptos de eficiencia, competencia y alto desempeño.
—Eso escribiste en 1997 y termina preguntando: ¿Será la Tercera Vía una opción futura para el desarrollo económico de México y el bienestar social de los mexicanos?
—La enorme diferencia de la Tercera Vía con la 4T son numerables; pero piénsalo. Revisa las 19 Reformas del señor López y las comentamos después, porque para mí, me dice Amanda, no son una cuestión de amor.