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¿Será que sí? / Al Sur

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Guillermo Ochoa-Montalvo

Querida Ana Karen, Será que si o será que no; o de plano, quién sabe; porque ya vez que todo es relativo y así como hace años dices una cosa, pasado el tiempo te desdices; o peor aún, niegas haber dicho lo que todo mundo escuchó y se grabó; aunque mucho no escuchan ni ven aquello que opera en contra de sus creencias y fanatismos; pues ya se sabe de cierto, cómo actúa el consciente colectivo cuando la razón está fatigada y prefiere comprar ideas en oferta; esas que se promocionan cada mañana y con rebajas sumamente atractivas; pausadas y fáciles de digerir con frases ocurrentes; porque como ya dije: pueden ser verdad, mentiras o incluso, mentir con verdades a medias. Como sea, lo importante es contar con esa habilidad tan practicada durante tantos años para clavar la duda pertinente, la duda razonable como cuando el sumo sacerdote eleva sus manos y su dedo flamígero apunta hacia el demonio y tehabla del cielo y del infierno con perfecta retórica aristotélica capaz de persuadir a cualquier iletrado; y por si las dudas, se apegan al quizá; al puede ser y ni siquiera a reparan en el ¿serácierto o no será?, porque eso equivale buscarle cuatro patas al gatos cuando todo mundo sabe que también hay gatos de dos o tres patas, porque alguien los convenció de esa verdad socrática donde un día, apareció un gato de tres patas tras un accidente; ergo, todos los gatos cojean, y aunque pertenezcan a la Realeza y vivan en el palacio rodeados de una corte sumisa elogiando la forma trastrabillada en que camina, el Gato se traga esa verdad; a tal grado quecuando mira a los gatos de cuatro patas, se las manda a cortar, los encierra en el calabozo o de plano, los ahorca. 

Por algún motivo,  me recuerda aquel cuento de Allan Poe, “El Gato Negro” para el cual su amo se desvivía amándolo por sabio y bueno; aunque más tarde, en un arrebato de ira le saca un ojo. El gato no comprende esa actitud porque creyó en el amor de quien le prodigaba palabras de esperanza y amor incondicional dándole alimento y protección sin enviarlo a trabajar. El amo enloqueció bajo los efectos del alcohol, menos grave que la embriaguez del Poder, pero igual de perversa.  Así, fue como la maldad del amo creció hasta ese cruento día, cuando su amo decide ahorcarlo en un árbol. La imagen del gato apareció en el único muro de la casa destruida ante la mirada atónita del pueblo. Con el tiempo, encontró otro gato en un bar muy similar a su víctima. El gato lo siguió hasta su casa y ¡bueno!, tú ya conoces el final; el tipo mata a su mujer y al gato; los empareda y cuando la policía inspecciona el muro con un esmerado trabajo de transformación, él mismo golpea la pared haciéndola caer al suelo,descubriendo el cadáver de la mujer y el gato emparedados.  Te transcribo el final porque ilustra la causa y efecto de toda perversidad, pues tarde o temprano, se revierte contra el perverso. “Sería una locura expresaros mis pensamientos. Me sentí desfallecer y, tambaleándome, caí contra la pared opuesta. Durante un instante se detuvieron en los escalones los agentes. El terror los había dejado atónitos. Un momento después, doce brazos robustos atacaron la pared, que cayó a tierra de un golpe. El cadáver, muy desfigurado ya y cubierto de sangre coagulada, apareció, rígido, a los ojos de los circunstantes. Sobre su cabeza, con las rojas fauces dilatadas y llameando el único ojo, se posaba el odioso animal cuya astucia me llevó al asesinato y cuya reveladora voz me entregaba al verdugo. Yo había emparedado al monstruo en la tumba”.  En verdad, estoy lejos de emular a Cantinflas; a mi no se me da esa habilidad de hablar dos horas sin decir nada, ni tengo a alguien capaz de escribirme esos sketch bien elaborados; a lo más, puedo escribir una cuartilla vacía de ideas con ninguna intención de comparar a nadie con el Gato Negro, allá cada quien con su conciencia. Se dice que la verdad os hará libres, y mi abuela decía: cuídate de ser esclavo de las mentiras. 

La perversidad puede llevar a emparedar a 43 o a más gatos en toda la comarca del reino creando tanta violencia como muertes; algunos colgadas de puentes o abandonados al pie de alguna carretera regando líneas de sangre donde el eco de los gastos muertos se hace escuchar en el mundo entero.

Los gatos sobrevivientes buscan alimento aunque sea costoso pero la manutención de miles de felinos sumisos, ha vaciado las arcas del reino. El sumo Sacerdote acude a reinos poderosos y consigue préstamos por tantos billones de dólares para sostener a sus fieles y emprender enormes obras tan inservibles como costosas; pero los sumisos gatos aplauden jubilosos sin saber a ciencia cierta el por qué ni el para qué; pero aplauden.

Aquella fábrica ejemplar de calidad mundial con la cual se alumbraba el reino se encuentra en ruinas como aquellas otras con las cuales se encendían estufas y se movían millones de automóviles. A esas fábricas de energías no renovables les sacaron los dos ojos y el reino dejó de percibir sus enormes rentas. El rey y Sumo Sacerdote, sólo mira el muro destruido caer al suelo.

Los gatos adversos al rey claman justicia; pero el Sumo Sacerdote mandó  degollar a jueces y ministros imponiendo su propia ley. Aún así, la población felina de sumisos permanece sumida en el letargo, en un sueño monárquico donde la Princesa de Rébsamen tomará el poder sin darse cuenta de ser un lacayo más de quien la embistió de Poder y le ordena ahora, desde un rincón lejano ubicado en la Chingada del mundo. ¿Pobre Princesa! Le heredan un reino en quebranto, con deudas impagables, bajos tributos y enormes mega muros tan costosos como inútiles. Esos caerán al suelo tarde o temprano; pero el Rey está convencido que en este mundo nadie fue tan perfecto como él.

Este cuento va para largo, quizá para 30 años más; quizá no, o ¿será que sí?. El despertar de los gatos mantenidos nos conducirá ese día a la luz y si eso sucede, será una cuestión de amor.

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