Ernesto Gómez Pananá
En una semana concluye el octavo mes de 2024. En esta su semanal columna, suelen abordarse diversidad de tópicos cómico-mágico-musicales, preponderantemente desde una perspectiva chiapaneca, sean recuerdos de la infancia, reflexiones culturales o filo-filosóficas o pretendido análisis político. Durante las últimas colaboraciones, un tema comenzó a aparecer cada vez con mayor periodicidad. Me refiero a la violencia y su exponencial crecimiento en Chiapas, otrora una región ajena a la presencia explícita de grupos de la delincuencia organizada y que dolorosamente hoy se encuentra convertida en un infierno para el que no estábamos preparados. La situación es trágica, es dolorosa, es preocupante. La situación pareciera fuera de control.
Al día de hoy, Chiapas tiene 124 municipios distribuidos en quince regiones económicas. Si hacemos un barrido uno a uno, fácilmente es posible documentar sucesos violentos en -tome usted aire porque la lista es larga- por lo menos: Altamirano, Amatenango de la Frontera, Amatenango del Valle, Ángel Albino Corzo, Arriaga, Bejucal de Ocampo, Bella Vista, Berriozábal, Bochil, El Bosque, Cintalapa, Capitán Vidal, Comitán de Domínguez, La Concordia, Chicomuselo, Cintalapa, Coatzacoalcos, Comalapa, La Grandeza, Huitiupán, Jiquipilas, La Libertad, Las Margaritas, Mazapa de Madero, Mazatán, Motozintla, Ocozocoautla de Espinosa, Pantelhó, Pichucalco, El Porvenir, San Cristóbal de Las Casas, Santiago El Pinar, Simojovel, Tenejapa, Teopisca, Tila, La Trinitaria, Tuxtla Gutiérrez, Venustiano Carranza, Villa Corzo, Villaflores, Yajalón. Pfff. En un repaso únicamente de memoria, puedo identificar cuarenta y tres municipios en los que de manera cuasi inédita, se viven desde hace cosa de un par de años, acontecimientos de violencia completamente desconocidos para la población local. Reitero sin afán de exagerar: en gran parte del territorio chiapaneco se vive un infierno de violencia y desesperanza con retenes y territorios controlados por la delincuencia organizada, cobros de piso, toques de queda; reclutamiento voluntario y forzoso, desapariciones, levantones, secuestros, ejecuciones; miles de familias se han visto obligadas a abandonar su hogar en lo que hoy son pueblos fantasma. La situación se torna surreal y sería incluso graciosa si no fuese la tragedia que es: en el mundo al revés, hoy son familias chiapanecas las que se refugian en Guatemala para ponerse a salvo de la violencia.
Los análisis más optimistas hablan de que revertir este escenario puede tomar entre veinte y veinticinco años. Nadie merece esto. Chiapas no merece esto. Solo nos queda rezar.
Oximoronas 1. Por fortuna no se vaticinan huracanes ni tormentas tropicales para Chiapas. Estamos oportunamente informados.
Oximoronas 2. La patria puede estar tranquila. Anaya volvió a México para tomar protesta como senador. Prohombre. Pedazo de legislatura: Anaya, Alito, Marko… Corral.
Oximoronas 3. Venga Quique. Todo va a ir bien.