Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen, platicando con RosaFalcón, una experta en energías no renovables de Venezuela, me dice: “tú que estás viejito, deberías escribir para tus únicas seis lectoras, cómo has sobrevivido a los cambios culturales, tecnológicos, políticos y sociales del mundo.
Me quedé cavilando en ello, considerando que el columnista disfruta de esa libertad de escribir lo que le venga en gana, decidí recordar las diferentes épocas con sus estilos, modas, pensamientos y me propuse escribirlo porque no sólo es mi historia sino la de una generación que nació con el bulbo y hoy, convive con la inteligencia artificial.
En 1952 cuando nací con el bulbo, la postguerra dividió al mundo en capitalistas y comunistas; el cine, la música, el cine y el boom de la televisión, junto con la radio, se convirtieron en medios de ideologización para una sociedad profundamente herida con la Segunda Guerra Mundial porque en una guerra, nadie gana, todos pierden.
Europa occidental y oriental, Japón, Asia y América quedaron con profundas esquirlas morales, materiales y económicas donde se hacía necesario recobrar la paz con la naciente Organización de las Naciones Unidas y en esa Guerra Fría, Estados Unidos monta un escenario de crema chantilly de color de rosa con familias felices compartiendo la mesa con Kellogg’s, sopas Campbells, Colgate y Coca Cola escuchando las melosas canciones de Doris Day; los programas de “Yo amo a Lucy” y las películas resaltando el heroísmo de sus soldados combatientes y caídos en la guerra, así como la victimización de los judíos frente al enemigo común: el comunismo.
Las mujeres lucían peinados de salón; vestían recatado vestidos largos y floreados; sombreros adornados con flores y mandiles de felices amas de casa. Los negros se expresaban con el jazz y los blues; los jóvenes empezaban a bailar el rock and roll; mientras otros grupos de existencialistas reflexionaban seriamente sobre el devenir del mundo. En esa década surgen los beats promovido por el periodista Caen, como un Movimiento juvenil que surge en estados Unidos expresando su rechazo a ciertos valores sociales y pronunciándose por una actitud vitalista. Fue una época de reacomodo de miles de migrantes y exiliados desde la Patagonia hasta Canadá que contribuyó al pensamiento e importantes cambios tecnológicos.
Y mientras esto sucedía, los hombres se entretenían leyendo la naciente revista Play Boy, fumando cigarrillos ingleses y bebiendo cerveza, frente al televisor para ver partidos de beisbol y fútbol americanos o películas de vaqueros. Quienes vivimos en la Ciudad de México compartíamos toda cultura norteamericana, tal cual, pero a la mexicana.
De pronto, me encuentro frente a los transistores con radios, tocadiscos, grabadoras y otros artefactos funcionando con pilas sin ¡necesidad de conexiones eléctricas! Los años 60 se caracterizaron por movimientos sindicalistas ferrocarrileros, maestros, estudiantes y médicos. La moral conservadora enfrentaba al fantasma del comunismo y la revolución Cubana. Los jóvenes rebeldes lucían al Che Guevara e las paredes de sus recámaras; los tradicionales, pegaban pósters de Elke Sommer y Brigitte Bardot; yo me conformaba con Rocío Dúrcal y la música rocanrrolera de los gabachos traducida por Enríque Guzmán y otros grupos. Los jóvenes leíamos a Sartre, Camus, García Marquez, Simone de Beauvoir. Acudíamos a la Biblioteca México y nos sorprendían en la librerías leyendo libros fuera de nuestro alcance.
El mundo cambiaba de pronto. El advenimiento de la filosofía hippie y sus falansterios; los movimientos feministas; la lucha antirracista y contra la guerra de Vietnam; los movimientos obreros y estudiantiles de 1968; la revolución sexual, cultural y social se hicieron presentes con cambios radicales en el pensamiento que provocaron la reacción de los más conservadores.
Así, se empezó a popularizar el microchip, surgido en 1947 y expandido en los años 70 en los albores de las computadoras y la socialización de la Internet en las universidades.
En los nacientes años 70, el Foro Económico Mundial gira su atención hacia la tecnología y visualiza la inteligencia artificial con un proyecto largo plazo como medio efectivo para controlar al mundo a través de los mandatarios de más de 150 países del planeta estandarizando políticas económicas y sociales mediante la presión de los bancos mundiales. El endeudamiento y la pobreza crecen en México y en el Tercer Mundo. Los programas sociales nacido en los años 50 con la Alianza para el Progreso, se convierten en instrumentos de control político electoral. Se intensifican y se estimulan los juegoselectrónlcos que servirán décadas después para el dominio popular de una tecnología intuitiva en el manejos de dispositivos electrónicos.
Con el surgimiento del neoliberalismo de los años 70; el mundo cambia. Las dictaduras militares se endurecen. En México el gobierno ve obligado a una apertura democrática dando paso a los partidos comunistas, socialistas y otros de derecha; la educación del pensamiento muere y le da paso a la educación de la información (memorización sin comprensión). Las devaluaciones empiezan una carrera vertiginosa junto con el endeudamiento de los países pobres.
Durante los años 80, la tecnología avanza. Surgen las primeras computadoras personales con discos de arranque. La devaluación alcanza proporciones inusitadas que más tarde obligarán a quitarle tres ceros a las monedas. El sistema monetario internacional se endurece y el sistema fiscal inicia procedimientos de comprobación y pago de impuestos empleando tecnología digital a principios de los años 90. La comunicación móvil inicia una carrera vertiginosa con la socialización de la Internet y la creación de redes que hoy han dejado de existir.
Las plataformas digitales arrancan a inicios del año 2000 con ventas estratosféricas que en dos décadas más logran miles de millones de pesos en ventas mediante la Inteligencia Artificial realizando tareas 30 veces más rápidas que antes.
La empresa Nvidia afirma que el chip puede realizar algunas tareas 30 veces más rápido que su predecesor, y presenta una línea de chips diseñados para ejecutar chatbots en automóviles y avanza sobre chips que pueden crear robots humanoides. Los microchips son un conjunto de circuitos electrónicos integrados en una “pequeña pastilla de silicio, explica ASML, especialista en semiconductores cuya base es el silicio. Este elemento es es duro y quebradizo, como el cristal, y es el segundo elemento químico más abundante en la Tierra después del oxígeno.
De la década de los ochenta al 2024, los cambios generacionales han sido muy marcados en los hábitos de consumo, pensamientos, formas de relacionarnos con las personas; en la educación que privilegia colegios con buenas relaciones humanas por encima del conocimiento científico ya que abren oportunidades para lograr un buen matrimonio o una excelente posición laboral. Desde la generación de los Baby boomers’, generación X, ‘millennials’, ‘centennials’ hasta la generación de Cristal, todas han sido influida por la tecnología de cada época, lo que ahora permite el espionaje silencioso demuestra vida cotidiana.
‘Centennials’ o generación Z (1997-2010): son los más jóvenes dentro del mercado laboral y si por algo se les caracteriza es por vivir con el celular en la mano, inmersos en la sociedad de Internet y consumir sólo formatos digitales, estudian y leen online, son autodidactas y los tutoriales de Youtube son sus grandes aliados, están a la vanguardia de las redes sociales. Son muy creativos, flexibles y multitarea, prefieren el trabajo a distancia y tienen un gran espíritu innovador y pragmático. Sin embargo, no son tan fáciles de fidelizar. La generación de Cristal ya nació con la tecnología en la mano y el futuro que les espera está muy distante de quienes somos viejos y tuvimos necesidad de migrar de una otra realidad para no morir en el intento. Mi época más feliz terminó los 15años, pero me adapté a los cambios.
La globalización, el sueño de Mac Luhan y del Foro Económico Internacional ha cobrado realidad y en los próximos 50 años, el mundo será de pronóstico reservado. Esperemos que las emociones y sentimientos conserven su esencia y no queden insertos en la inteligencia artificial porque eso, te lo aseguro, no será una cuestión de amor.