Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen, Hace varios años, conocí a la Doctora Gabriela Durán participando en diversos eventos culturales, científicos, artísticos, clausuras de cursos académicos; eventos políticos; así como en reuniones temáticas sobre Derechos Humanos; incorporación de jóvenes a la planta productiva; migración; trato sin igualitario y sin discriminación a discapacitados, mujeres y ancianos… en fin. La Oratoria es un arte cultivado desde la antigüedad que demanda un pleno dominio de la argumentación, la retórica y la oratoria; y no cualquiera lo domina. Como dice Astrid Iturriaga, <un orador no es quien habla bonito, sino el que comunica, conecta y logra disuadir o persuadir>.
Esa elocuencia de Gaby Durán me sorprendió al verla improvisar sin apuntes en la mano; dominando el tema; rompiendo protocolos y con una maestría digna de algún Tribuno romano o griego. Por ese motivo le invite a compartir un café en mi casa. Deseaba conocer de cerca a ese dama y sabe quién es la famosa Doctora.
La charla con Gaby Durán fue como trasponer el tiempo y el espacio en cuestión de minutos; tres aves se estacionaron a escucharla sin dejar de trinar, lo escribo literalmente porque cuando ella hablaba de la Luz y el Amor como fuente de sus decisiones los pajaritos le hacían coro como cuando de chica cantaba en todas las celebraciones escolares con su trío, el “Uno, dos, tres” y más tarde el “Dueto Corazón” al ausentarse de la escuela la tercera integrante. Esa experiencia la hizo sentir segura y años más tarde, le sirvió para pararse al frente de cualquier tipo de público.
Siendo la más pequeña de una familia con 7 hermanos y padres muy estrictos, creció formada en valores y principios muy firmes en el seno de una familia sencilla en eso que llaman la “cultura del esfuerzo”, con la ilusión de cursar la carrera de ingeniería electrónica o mecánica por esa habilidad de armar y desarmar objetos manejando las herramientas cuál juguetes infantiles.
La decisión se bloqueó, como nos sucede a muchos, al escuchar: “no m’ija, con esa carrera se va a morir de hambre; las mujercitas son de casa; quédese a cuidar a la mamá. Sos la chiquita. Aprenda a cocinar, a tejer, a lavar..” <No, para nada, así me muero>. Aún con esa presión que su propia madre comprendió, afloró su personalidad intensa, sensible, terca; y a pesar de los riesgo y miedos, muy aguerrida, decidió superar los retos del camino para estudiar Administración de Empresas.
Su semblante es sereno, sus palabras firmes y cálidas como el clima de esta mañana en el jardín de mi casa. Después de darle un sorbo al café, le pregunto cómo logra superar los miedos.
—Los miedos puedo sentirlos, pero no me paralizan. Los enfrento y los supero haciendo lo que me propongo. Y cuando los enfrento lo hago sin violencia, sin berrinche, sin enojo y sin competir. Enfrento de manera amorosa. Fue así como tomé la decisión de estudiar en Tuxtla Gutiérrez la carrera de Administración de Empresas. Mientras estudiaba, me invitaron dar clases como adjunta. Algo que si sé que siempre me ha gustado es hablar. Y al regresar a Comitán empiezo a dar clases en el CONALEP en la especialidad de Asistentes Directivos. Al mismo tiempo, el CONALEP me certifica en Normas de Competencia en el Tec de Monterrey donde los temas de desarrollo humano me hacen conectar con esa parte de la energía y la conciencia que dejo fluir para que mi voz hable desde su interior.
—¿Cómo es eso, explíqueme?
—Yo pido mucho que no sea mi consiente el que hable; que yo me pueda posicionar en el lugar; que pueda conectar con el corazón y pueda llegar a la razón. Por ejemplo, el 9 de septiembre daré una conferencia en el Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez y si me pregunta si la tengo, la repuesta es no. La pienso, dejo fluir las ideas y la termino de armar en el momento. Y como hacia de chiquita lo repito sin religiosidad pero sí con espiritualidad “Espíritu Santo, fuente de Luz ilumíname” y desde ahí como una inspiración divina se acomodan las palabras. Y así, dejo que hable mi corazón.
—La he visto romper protocolos en algunos eventos sorprendiendo hasta al propio gobernador.
—Si. Romper protocolos es la parte oscura de todo esto. Y hay gente a quien no le agrada y les incomoda tachándome de protagonista; pero de verdad, soy muy consciente de lo que digo. Pero hoy en el ámbito personal digo lo que siento.
—¿A que se refiere con eso del ámbito personal?
—Hace 11 años muere mi hermana de forma inesperada. Esa hermana era la mano que me fortalecía. Hoy tengo51 años y ella tendría 55. Ella era mi confidente, la amiga. La partida de Ceci me rompió el corazón y cada día platico con ella. Mi familia ha tomado distancia mientras me desempeño como Síndica Municipal de forma muy respetuosa. Pero ese punto de quiebre fuerte que me hizo aprender a caminar sola y a seguir siendo irreverente al tomar la palabra.
Gaby Durán realizó su Maestría en Mercadotecnia; el doctorado en Administración y una especialidad en Casa Luz sobre Inteligencia y Desarrollo Emocional.
Cuando su hijo le pregunta <que sigue contigo>; ella le responde, “No sé”. Y su hijo le interpela diciéndole <cómo así, entonces si te dan de barrendera, de barrendera agarras>. “Sí, -le responde ella.
—¿De verdad, aceptaría de barrendera?
—¡Claro! Yo no tengo problema, Haría un gran equipo de barrenderas en Comitán con técnicas y estrategias con el lema: “Agarra tu escoba y libera el estrés; por un Comitán mejor“. Mi plan es regresar a la cátedra en la UNACH. Nunca pensé en ser Síndica ni pelee por ello; yo dejo fluir, pidiendo al Creador: “ponme donde haya Luz y Amor y yo camino”. Lo que sigue es impartir clases.
En medio de risas y anécdotas, le pregunto —qué le dejó la Sindicatura de Comitán.
—Esta experiencia como Síndica fue maravillosa, dura y lastimosa. Maravillosa porque me permitió conocer a mi municipio, a sus comunidades y a la gente palmo a palmo; algo maravilloso que de pronto, ni siquiera imaginamos. El otro día en una reunión con jubilados les decía: “por favor, no se cansen. Sí, jubílense de su trabajo, pero no se jubilen de la vida, no se cansen…”
Hoy, acusan a los Millenias de nacer cansados, ¿que opina de estas generaciones?
—Los que pertenecemos a las anteriores generaciones tenemos la obligación de reconstruir el mundo, porque los Millenias ya no tienen capacidad de frustración ni de lucha. Todo lo quieren en next, light, chido, viven con índices de suicidios muy elevados, con riesgo de ser cooptados por las organizaciones criminales. Y si me aflige no cansarnos, para luchar por una sociedad más afable, rescatar la imaginación para que la nada no se apodere del mundo. Seguir caminando con ganas es lo fundamental. Y repetirme cada día: Gabriela se atreve porque en casa me enseñaron eso de la iniciativa: “si lo ves tirado, levántalo, si está sucio, lávalo; si está roto, repáralo.
Conversamos una hora y media más que habré de comentarte en otra entrega, Ana Karen, porque la Luz y el Amor con que camina Gaby Durán es en verdad, una cuestión de amor.
de