Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen, La verdadera riqueza de una Nación radica en la apropiación de ciencia y tecnología que la haga capaz de transformar la riqueza natural propia o ajena, en riqueza social para su población. El signo común de los pueblos sumidos en la miseria es justamente la ignorancia, la falta de aplicación tecnológica propia en la vida cotidiana, la incongruencia entre escolarización y educación de calidad.
Los pueblos en la miseria pueden contar con una amplia riqueza natural pero si no existe la capacidad de trasformarla para darle el valor agregado que se requiere en los procesos de industrialización para atender a los mercados masivos, entonces esa Nación queda condenada al saqueo, la explotación, a ser proveedora de empresas transnacionales, a vivir una progresiva entrega del país a manos ajenas como se está viviendo en Argentina y México.
La ciencia y la tecnología son producto del intelecto humano, resultado del conocimiento metódico y sistemático, producto de la duda y la curiosidad, de la inventiva y de un sueño tras el cual se persigue la verdad y su realización. Ambas exigen de método, disciplina y mucho tiempo de preparación; pero también exigen de apoyos económicos muy elevados donde el gobierno y la iniciativa privada tienen la palabra para apoyar a los cerebros mexicanos.
Tanto el desarrollo tecnológico como el científico demandan de gente con amplia visión de futuro y capacidad de demora. Ciencia y tecnología son parte de la cultura nacional de los países avanzados donde sus empresarios dedican verdaderas fortunas a la investigación y desarrollo de tecnologías de punta para avanzar en el campo de la producción y el desarrollo económico con bienestar social para la población.
Los centros de investigación cuentan con enormes proyectos, tesis, investigaciones y soluciones a los problemas del campo, de la producción y la sustentabilidad; sin embargo, no siempre se socializan por falta de presupuesto.
Son múltiples las aportaciones de grandes investigadores mexicanos en diferentes áreas como Francisco Berrera para el manejo adecuado de las plagas del café en su libro: “Tres plagas del café”; el investigador Remy Van quien aporta al cultivo de abejas productoras de miel sosteniendo que la miel produce más dinero que el propio café y con una inversión de tiempo equivalente al 30 por ciento en el año.
El investigador Christian Tovilla quien durante años ha dedicado su vida a proyectos de ecología, aprovechamiento y rescate de manglares en la zona costera de Chiapas trabajando con las comunidades y en más de 2,500 has de manglares en Tapachula con los mangles más altos que se registran en todo el país. Su labor educativa trata de incentivar una cultura ambiental para los manglares.
Entre muchos otros, podemos mencionar a Pablo Liedo; Ann Demond con sus orquídeas; a Ernesto Sánchez dedicado a la producción de café a partir del cascabillo; a Raul Cuevas con sus técnicas de lombri-composteo, que mucho contribuyen a mejorar los cultivos del café.
Más allá de enumerar a destacados investigadores en Chiapas, se trata de mover a la reflexión la importancia de conjugar el conocimiento a su aplicación a favor de la sociedad. Para ello, es indispensable realizar proyectos de concertación entre los gobiernos en su tres ámbitos, las universidades, centros de investigación, empresas y fundaciones patrocinadoras de proyectos, la sociedad y los investigadores mismos.
Las grandes empresas norteamericanas otorgan fortunas enormes a las universidades para avanzar en nuevos hallazgos para la industria farmacéutica; alimenticia; los cosméticos; productos de higiene; desarrollo de vivienda; soluciones para la construcción; aportación a los sistemas cibernéticos; e inculco para la industria militar y de armamentos.
De estas investigaciones aplicadas, las empresas transnacionales obtiene sus patentes y la venta masiva de sus productos elevando el Producto Interno Bruto de sus naciones al tiempo de brindar a la sociedad un estado de bienestar y confort.
En México las manufactureras, ensambladoras, embotelladoras, las empresas de logística para la aviación y otras industrias resaltan por su calidad; pero los mexicanos aún no podemos producir aviones, celulares, barcos, automóviles, maquinaria pesada, medicamentos, alimentos elaborados, sistemas cibernéticos avanzados; ni siquiera productos electro domésticos pesar que son muchos los mércanos quienes han contribuido, e otros países al desarrollo de estas ciencias y tecnologías.
El atraso. Científico y tecnológico en México se calcula entre 20 a 50 años respectó otras naciones y de acuerdo con el último ranking de Ciencia, Tecnología e Innovación, Chiapas junto con los estados vecinos de Oaxaca y Guerrero, ocupan los últimos lugares en desarrollo de la ciencia. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en Chiapas el analfabetismo afecta gravemente la detonación de la innovación.
Entre las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el penúltimo lugar en el ramo, debido a que destina bajos presupuestos para este rubro.
Hace poco, la prensa destacó la participación de Luis Antonio Arena Águila “estudiante del Instituto Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez, desarrolló el proyecto denominado ‘Special Globe’, un guante enfocado a ayudar a las personas con discapacidad visual, es decir, un detector de distancias que hace ruido cuando la persona se acerca a un objeto.
Luis Antonio Arena Águila, lo explica así: “Se trata de una ayuda bastante importante; con el tiempo le fuimos dando cambios a la idea a los proyectos y actualmente el enfoque es hacia el espacio, queremos que sea una herramienta completa para el astronauta que se utilice en todo momento y nuestra idea general es un sintetizador de voz”, explicó. El siguiente paso para este proyecto que desarrolla un grupo de cuatro estudiantes de la carrera en Ingeniería en Electrónica, es agregar inteligencia artificial, para no sólo poder reconocer los objetos, sino también nombrarlos”, concluye la nota.
Este es un ejemplo del talento mexicano y aquí la interrogante es: ¿obtendrán el apoyo necesario para el desarrollo de su proyecto? o vendrá alguna institución de investigación norteamericana a ofrecerles las condiciones perfectas para ello a cambio de quedarse con una patente más y reitero: Cabe destacar que en todo el país hay cerca 15 mil investigadores certificados y otros 20 mil que están en el sector industrial, para un total de 35 mil; sólo cerca de 3 mil empresas hacen investigación y se registran apenas 500 patentes al año.
Querida Ana Karen, sin ciencia ni tecnología, seguiremos siendo dependientes de otras naciones y nuestra riqueza natural seguirá produciendo miseria social Invertir en ciencia y tecnología es una cuestión de amor.