Héctor Estrada
Con dos asesinatos violentos de mujeres en menos de 24 horas, Chiapas mantiene activa la alerta de género por feminicidios que no parecen disminuir su incidencia. Y es que, de manera extraoficial, la entidad suma hasta el momento 17 casos documentados que podrían convertir al 2024 en otro de los años más violentos para las mujeres en el estado.
Los más recientes casos se reportaron esta misma semana. El primero ocurrió en Tuxtla Gutiérrez, donde una mujer fue asesinada, presuntamente por su pareja, en su domicilio con un cuchillo de cocina. El segundo sucedió en el municipio de Cintalapa, donde, en un camino de terracería, fue encontrado el cuerpo de una joven con el rostro desfigurado por lesiones provocadas con piedras.
A decir de la Colectiva Feminista 50+1, que ha venido dándole seguimiento a los casos de feminicidios en Chiapas,el tema sigue generando suma preocupación por la falta de acciones contundentes para enfrentar la problemática, perosobre todo para implementar estrategias de prevención y atención a víctimas potenciales.
La organización feminista detalló que hasta la fecha han documentado 17 feminicidios en Chiapas durante lo que va del presente año. Es decir, un promedio de casi tres por mes. Sin embargo, lamentó que muchos de los casos quedan en subregistros, debido a que no son contabilizados por las cifras de la procuraduría estatal. Por ejemplo, aseguraron que durante el mes de mayo (considerado el más violento de este año) hubieron siete casos que no aparecieron en los reportes oficiales.
Y es que, de acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre 2019 y 2023 el delito de feminicidio registró un incremento de 75 por ciento en Chiapas. 2020 y 2021 fueron los años de mayor violencia asesina contra las mujeres. Durante 2020 se registraron 29 carpetas de investigación por feminicidio, mientras que en 2021 fueron 48, colocando ese año como el más violento del último sexenio.
Son estadísticas preocupantes que evidentemente no han podido ser combatidas o reducidas de manera efectiva mediante cursos de capacitación a funcionarios o estrategias meramente burocráticas. Han faltado estrategias que atiendan la problemática de raíz, como un problema de carácter social y no de simple procuración de justicia.
Las autoridades han dejado de lado la prevención social y la protección a víctimas potenciales, para enfrascarse en la contabilización de casos y la búsqueda de asesinos, sin reparar en que lo realmente importante es evitar que sucedan. Han faltado mecanismos eficientes para generar conciencia sobre la violencia de alto riesgo, brindar atención integral a posibles víctimas y medidas de protección cuando así se requiera.
Se trata pues de un problema que no parece menguar y que sigue manteniendo a Chiapas entre las entidades más letales para las mujeres en México. Una violencia sistemática arraigada en lo más profundo de la sociedad y que ni siquiera estrategias como las Alertas de Violencia de Género han podido combatir con eficiencia para evitar que las cifras de mujeres asesinadas por razones de género sigan aumentando… así las cosas.