Ernesto Gómez Pananá
Es el año 2008. Es el estado de San Luis Potosí. Una banda ejecuta secuestros a en la región de Matehuala. La utilidad, obvio, la obtienen al cobrar el rescate.
El líder de la banda, delincuente con larga experiencia y cortos principios, ejecuta el delito tras las sombras y embauca incautos para el cobro de sus botines. En el caso que nos atañe recurre a un vecino de la cuadra, un tal José Cruz de oficio lavacoches y entonces de 36 años y, para mayor referencia, novio de una joven estudiante del Instituto Tecnológico de Matehuala.
El líder de la banda efectúa las llamadas y dicta las indicaciones para que los familiares de las personas secuestradas entreguen el dinero exigido.
Por ahí hay una frase que expresa que preferible la delincuencia organizada a la desorganizada. En esta historia igual, los villanos no solo eran desorganizados y poco inteligentes, o al menos poco sofisticados -aunque pensándolo bien, puede que más bien muy inteligentes y perfectos, ya se verá porqué- .
Tenemos pues que en el caso del secuestro que da sentido al texto de hoy, la alternativa fue indicar que el dinero se depositara en la cuenta de Sanjuana Maldonado, una jovencita de entonces 21 años, novia sin saberlo, de José Cruz, cómplice del “cerebro” de la banda. Era la ecuación perfecta. “Dile a tu novia que traiga su INE y nos acompañe a un mandado”, le dijeron a José. No obstante Sanjuana, intuitiva, se negó a prestarse a retirar el dinero.
Ya entrado el año 2009, la policía Garcíaluniana obtuvo hallazgos en el caso y acusó a Sanjuana Maldonado de secuestro agravado. No detuvo a los ejecutores del secuestro, únicamente a Sanjuana, por la pista del depósito a su cuenta. Sanjuana fue detenida y trasladada de inmediato a la Ciudad de México . En un juicio exprés, sin abogado defensor, sin perspectiva de género y -clave- sin un solo testigo que la señalara, Sanjuana fue declarada culpable y -faltaba más- sentenciada a treinta malditos años de prisión.
A inicios de esta semana, Después de quince años, Sanjuana fue indultada y liberada. Maldita injusticia. Sanjuana declaró que lo primero que deseaba era comerse un helado.
Por historias deleznables y vergonzosas como esta, es que la procuración de justicia en México debe cambiar urgentemente. No sé si la elección popular sea la solución perfecta, infalible e impecable. Lo que sí sé es que lo que tenemos hoy merece ser quemado en leña verde, durante los mismo quince años que tuvo a una inocente en prisión. Maldita injusticia.
Oximoronas 1. La autodenominada Marea Rosa anuncia que buscará convertirse en partido político. Bien. Lo que resiste apoya: siempre valiosa una oposición inteligente y propositiva. Mientras tanto, el PRI reelige al señor “Alito” para perpetuarse como presidente nacional: deleznable. Lo patético de lo patético.
Oximoronas 2. En Francia, contra todos los pronósticos, la ultraderecha no arrasó en las elecciones y viene un profundo proceso de negociación y acuerdos para armar un gobierno de tercios en el que la alianza de izquierda tuvo un respaldo inesperado. Bien.
Oximoronas 3. Habrá un teleférico en Tuxtla. Se especulan dos rutas, por encima de La Pochota y por encima de la caseta a San Cristóbal. Las razones son solo para conocedores. Descartadas las rutas a Comalapa y Oxchuc, demasiado prolongadas.