- Una investigación de Proceso revela que durante el actual gobierno, los sectores más pobres están recibiendo menos fondos sociales.
La gestión del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha sido marcada por una redistribución sin precedentes del gasto social en el país. Si bien se han implementado programas que benefician a diversos sectores, como personas mayores, jóvenes desempleados y agricultores, se ha observado un cambio significativo en quiénes reciben estos recursos.
Aunque la premisa inicial del gobierno era priorizar a los más necesitados, la realidad refleja un panorama diferente. Datos gubernamentales indican que los programas sociales de López Obrador han dejado de dirigirse mayoritariamente a los más pobres de México. Esto se debe en gran parte al lanzamiento de un programa de pensión “universal” para personas de la tercera edad, que ha absorbido una parte considerable del presupuesto social.
La pensión, el programa social más grande por presupuesto en la lista del gobierno, ha cambiado drásticamente la distribución de los fondos públicos. Expertos advierten que este enfoque puede contribuir a aumentar la pobreza y la desigualdad, ya que los recursos se distribuyen de manera menos específica entre la población.
A pesar de las críticas, los programas sociales de López Obrador han ganado popularidad, tanto que incluso los candidatos de la oposición en las próximas elecciones han prometido ampliarlos. Sin embargo, persisten preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal a largo plazo y el impacto real en la reducción de la pobreza.
Mientras tanto, en el terreno, la realidad se muestra compleja. Aunque algunos beneficiarios de estos programas no necesitan realmente el apoyo, otros que antes recibían ayuda han visto reducidos sus ingresos, lo que ha llevado a un aumento en la pobreza extrema. Esta situación plantea desafíos significativos para el próximo gobierno en términos de equidad y eficiencia en el gasto social.
El debate sobre la eficacia y la equidad de los programas sociales de López Obrador continuará, ya que estos han dejado una huella profunda en la estructura social y económica de México. Sin embargo, queda claro que se necesitan medidas para garantizar que los recursos se utilicen de manera efectiva para abordar las necesidades más apremiantes de la población.