Mil gracias por acompañarme con su lectura durante un viernes más, es un enorme placer coincidir en este espacio y regalarme su atención para que esta columna tenga un propósito de existir.
Tenemos muy cerca un fin de periodo sexenal, por lo que se avecina un convulso fin de año 2024; como en todo fin de sexenio, será durante el mismo cuando apenas podamos vislumbrar le punta del iceberg, tanto de los alcances verdaderos del ejercicio del poder conseguido por un movimiento de izquierda, así como los yerros cometidos por esta nueva clase política en el poder.
Las muestras más palpables de la anterior afirmación respecto a la convulsión del fin de una era sexenal, que me tocaron experimentar de manera directa y no por la revisión de los libros de historia, fueron en 1982 y en 1994, en la conclusión del sexenio Lopezportillista se nos había prometido la riqueza de la mano del oro negro, al grado de advertirnos que los mexicanos tendríamos un único problema, administrar la riqueza.
A cambio de la prometida prosperidad, el político que defendería al peso como perro, nos sumió en una de las más terribles crisis de la historia reciente de México y el despertar del sueño fue terrible, a la par nos enterábamos de los excesos de Durazo, de Carmen Romano y demás acompañantes sexenales de Joselo, el 82 fue el año en el que apenas pudimos comenzar a advertir los desmanes de aquellos que nos gobernaron en el periodo de 1976 a 1982, y sería hasta los años siguientes cuando esa pestilente cloaca de corrupción quedó totalmente al descubierto.
El segundo batacazo, lo pude observar en 1994, en aquellas épocas, ya estudiaba la universidad y estaba más consciente de lo que ocurría en el país, de 1988 a 1993 vivimos lo que era llamado el milagro Salinista, ¡por fin habíamos llegado al primer mundo!, ahora nos codeábamos de tu a tú con gigantes económicos de la talla de Estados Unidos y Canadá, o así fue hasta que la burbuja reventó y pudimos constatar que todo era una fantasía. De la mano de la comandanta Ramona y la insurrección indígena de Chiapas, apenas empezamos a observar la hebra en el enmarañado ovillo, y ya para 1994 un nuevo golpe de realidad nos dio con todo al vislumbrar el comienzo de otra terrible crisis.
En cada fin de sexenio despertamos de la ilusión creada por nuestra fauna política y recibimos un balde de agua fría de la triste realidad, no deseo ser un agorero, en verdad deseo que al fin podamos llevarnos una sorpresa totalmente distinta, pero la historia nos dice lo contrario y ya empiezan a salir a la luz las joyas de éste gobierno, es por ello que estoy convencido que en este 2024 debemos preparnos para un rudo despertar y la mejor forma de hacerlo creo que es fomentar la unidad.
Probablemente han escuchado, la muy popular frase que da título a la columna de ésta semana, la misma tiene su origen en la profunda enemistad generada entre la mítica ciudad de Troya y la de Tiro, en Cartago, las cuales sostenían una terrible pugna para hacerse de la hegemonía del Mediterráneo, es por ello que cuando nos encontramos con diferencias irreconciliables entre dos bandos, solemos resumirlo a decir que estamos ante tirios y troyanos.
En lo que queda de este año, tirios y troyanos, o chairos y derechairos, o fifís y el pueblo bueno, lucharan con todas sus fuerzas por sus candidatos y por desgracia intentaran extender sus lucha por hacerse con el poder hacia la ciudadanía.
En cambio, nosotros debemos permanecer unidos para enfrentar la crisis social y económica que puede venir, dejar atrás rencillas fútiles y no dejarnos arrastrar por los rencores creados por grupos políticos, que finalmente, en realidad, ni siquiera son tan antagónicos.
Pensemos muy bien, si vale la pena dejar a un lado amistades o la cordialidad entre vecinos y familia a costa de defender a un político al que lo que menos le importa es el provecho del pueblo; hagamos memoria, sin pasiones, con la mente abierta y constatemos que cada fin de sexenio hemos presenciado la misma historia, un pueblo empobrecido y una clase política enriquecida.
Consideran ustedes que la mayoría de beneficiarios de alguno de los sexenios que he mencionado, al final de dichos periodos se marcharon a vivir plácidamente de las jugosas rentas obtenidas, o incluso, en los casos más extremos, son Senadores de la Republica o Cónsules en Orlando, sin importarles si usted los defendió con ímpetu a riesgo de generar enemistades.
Hay un solo México, pluricultural, pero único y mientras nos dejemos dividir entre buenos y malos, entre chairos y fifís, entre tirios y troyanos seguramente nos hundiremos en éste mismo barco en el que vamos todos.
Los espero el próximo viernes, como les he venido comentando en marzo estará disponible la edición infinito de mi libro Para decir adiós: Las dos princesas, y lo recaudado por sus ventas será íntegramente donado para ayudar a personas neurodivergentes. Todo comentario será bienvenido en Facebook, Instagram o al correo electrónico ysinembargosemuevecolumna@gmail.com, también pueden estar pendientes de próximos proyectos y algunos escritos e ilustraciones dentro del canal de mi Whatsapp.
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