Por Manuel Ruiseñor Liévano
A no dudarlo, este año de 2024 será eminentemente electoral y no sólo para México sino para más de 70 países, ciertamente varios de ellos como Rusia o el nuestro, de gran importancia en razón de su tamaño o influencia geopolítica. Se estima que más de 4 mil millones de ciudadanos acudan a las urnas, lo cual representa cerca del 51 por ciento de la población mundial.
Un proceso que supone una prueba de fuego para la democracia, cuya situación en los últimos años revela una pérdida de calidad, marcada por una caída a un mínimo histórico en casi dos décadas, desde que se realizan ese tipo de mediciones.
De acuerdo con datos publicados apenas el 15 de febrero de este año, la calidad de la democracia en el mundo ha caído a un mínimo histórico en los últimos 17 años y será puesta a prueba este 2024, donde la gran cantidad de procesos electorales permitirán analizar el nivel de derechos y libertades del que gozan los países y territorios como México, en donde acudiremos a las urnas el próximo 2 de junio.
Esto viene a comento porque el llamado “Índice de calidad democrática de 2023”, efectuado por la revista británica ‘The Economist’, refleja una disminución del bienestar democrático respecto al año anterior, por lo cual se espera que solo 43 de los procesos electorales previstos se lleven a cabo de forma “libre y justa”.
Los mayores retrocesos, refiere la publicación, se registran en los países clasificados como regímenes “híbridos” y “autoritarios”. De ese modo, tenemos que el 45% de la población mundial vive algún tipo de democracia, ya sea plena o defectuosa o de plano vive en los llamados regímenes híbridos que aún no se democratizan.
Es menester subrayar que, de acuerdo a ese estudio de The Economist, de ese 45% de ciudadanos del mundo que viven algún tipo de democracia, sólo el 7.8 por ciento lo hace en una democracia plena y, por consiguiente, el 39.4 por ciento de la población vive bajo un régimen autoritario.
Esa es la dimensión actual de la democracia en el mundo, respecto de la cual el célebre político inglés, Winston Churchill, la refirió como “el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás”. La mala noticia es que México, en esta medición del 2023, salió reprobado al obtener una calificación de 5.1 puntos de una escala de 10, lo que ubica al país dentro de los llamados “regímenes híbridos”, apenas arriba de los clasificados como autoritarios. Cuestión de apreciación y debate, se dirá.
Cabe agregar que el Índice de la publicación británica, “clasifica cada año a más de un centenar de países y territorios acorde con la solidez de sus prácticas democráticas, incluida la imparcialidad con la que llevan a cabo los procesos electorales internos y la protección de las libertades civiles”, subraya el espacio de análisis de INFOBAE, de donde retomamos los datos.
Como es sabido, una condición inherente a toda democracia, son sus elecciones; motivo por el cual no pueden perderse de vista las condiciones y la forma en que éstas se realizan. Es decir, que se cumplan los principios fundamentales de libertad y justicia, de modo tal que todos los sectores de la sociedad estén representados en un sistema competitivo. Esto, además de dar garantías plenas para el ejercicio seguro, secreto y directo del voto. Cualquier otra cuestión sobre el tema podría ser anecdótica; lo que cuenta es que la democracia es una responsabilidad de todos: autoridades, partidos políticos, ciudadanía, medios de comunicación.
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