…para Xóchitl, Enrique de la Madrid, José Luis Luege…para los tiempos de campaña.
-Primer axioma: En el valle de México -palabras más, palabras menos-, llueve muchas veces más que el agua que consumimos. Lo dijo nuestro líder académíco en la facultad de ingeniería durante el movimiento de 1968: el ingeniero Heberto Castillo Martínez.
-Segundo axioma: La ciudad de México, comunicada con transporte colectivo bien construido y diseñado -palabras más, palabras menos-, no requiere de cajones de estacionamiento para vehículos en los edificios futuros. En el Valle de México llueve más que el agua que se utiliza para el consumo humano. Los nuevos edificios que se construyan en la CDMX deberán tener espacios para la captación de agua de lluvia, su tratamiento y potabilización para que sea utilizada en el propio edificio. Lo ha dicho alguna vez Xóchitl Gálvez en la época que aspiraba a ser Jefe de Gobierno en la CDMX. Afortunadamente, la absurda necedad del presidente la convirtió en la candidata a la presidencia por los ciudadanos de México y por los partidos de oposición, para fortuna nuestra: ganaremos con Xóchitl la presidencia de México.
-Tercer axioma: No hay mejor promotor de movimientos colectivos en beneficio ciudadano -palabras más, palabras menos-, que los niños movilizados en sus respectivas escuelas y/o en el seno del hogar por los padres participativos e hijos incansables, con resultados inimaginables. Lo dije yo algunas veces hace algunos años cuando la basura inundaba los municipios de Chiapas.
Llegó el día, queridos lectores.
La sequía que hoy invade al Mundo toca ya las puertas de México.
La capital de la república y su zona metropolitana -una de las 10 ciudades más pobladas del Planeta-, también está seria y trágicamente amenazada por este terrible flagelo y las autoridades federales sufren de sordera crónica y codicia inconmensurable: no escuchan ni hacen nada significativo.
No obstante que las grandes obras de infraestructura para acercar aguas tratadas y potabilizadas al Valle de México desde alejadas distancias y la generosidad de mexicanos de otras latitudes que lo permitieron, se ha podido acercar el líquido vital. Pero a la distancia de los años, no obstante el gran esfuerzo que reconozco y aprecio, ha sido insuficiente. La sumatoria de esfuerzos solo nos dice que los ríos Cutzamala y Lerma, dada la enorme demanda creciente y cotidiana, infinita, solo llega a cubrir el 30% de la exigencia. El otro porcentaje que falta para satisfacer la demanda, el 70%, se encuentra en el subsuelo del Valle de México aguas que, por cierto, están contaminadas en buena medida.
¿Descuido de la Federación, de las autoridades de la CDMX y de los municipios del Estado de México?
Absolutamente.
El gran problema detectado en Chiapas en el primer artículo de esta serie sobre la no conclusión de las plantas de tratamiento de aguas residuales en sus municipios, podría hacerse extensivo a todos los municipios de México, aunque seguro, a su zona metropolitana. Las presas Madín -que tiene una planta de tratamiento-, Guadalupe , de la Concepción y el lago de Zumpango tienen todas, absolutamente todas sus aguas, sin excepción, contaminadas, tanto con heces fecales como con desechos industriales. Ese descuido, cuyo calificativo exacto de los jarochos del Puerto de Veracruz no me atrevo a escribir, ha sido acumulativo a lo largo de los años y eso, queridos lectores, es imperdonable. Digo más: ha sido un crimen que los municipios de esa zona de influencia descarguen impolutamente sus desechos
Ahora que el niño ya se ahogó y hay que tapar el pozo, las autoridades del agua en la zona metropolitana han concluido que hay que hacer pozos profundos en el Valle de México y en la CDMX para paliar la emergencia que habrá de presentarse en los próximos meses.
Pero no para allí el asunto.
Resulta que por la sobre explotación de las aguas extraídas del subsuelo, dese hace varios años -por no decir décadas y estas traducidas en cuatro o cinco-, la CDMX sufre hundimientos que van del 10% al 40% ¿Que provoca? Le atinó, querido lector: el rompimiento de las redes de conducción de agua potable en muchas, muchas partes de la CDMX, con el correspondiente desperdicio de agua, “barrancos” que ponen en peligro la circulación vehicular al lado de las vidas humanas y una fuga económica altamente significativa.
A las propuestas importantes de Xóchitl de tratar y potabilizar in situ a partir de la modificación de leyes de construcción de viviendas -la no necesidad de cajones de estacionamiento en los nuevos edificios citadinos que habrán de construirse por contar con transporte público adecuado-, para poder captar las aguas de lluvia y tratarlas allí mismo para su consumo interno; la complementación masiva de presupuesto nacional para concluir las plantas de tratamiento de aguas residuales en todo el país; la “siembra” de agua en las partes altas de la zona metropolitana -en los camellones, por ejemplo y en los, todavía, bosques existentes para recatar del pavimento los grandes espacios de tierra que permitan la reintegración del agua tratada al subsuelo-; el tratamiento adecuado de los ríos entubados -la Piedad, Churubusco, Mixcoac, etc para descargarlos con la menos contaminación posible-; el bombear aguas desde los ríos que desembocan al Golfo de México -los más cercanos a la zona metropolitana-; un mayor e intenso reforzamiento a las brigadas de arquitectos e ingenieros que trabajan incansablemente en las colonias populares de la zona metropolitana para captar agua de lluvia y tratarla para el uso de los habitantes de cada casa y/o reintegrarlos al subsuelo-, pero sobre todo, una intensiva y masiva campaña familiar y de enseñanza básica y media capaz de movilizar a un gran número de jóvenes y niños entusiastas en una nunca hecha campaña de concientización por el ahorro y cuidado del agua, poniendo a prueba el ingenio de nuestros creativos y artistas jóvenes, capaces de innovar propuestas transformadoras. Entre otras muchas más.
y es solo el principio.
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