+ “La Monterona”, el crítico por excelencia…
+ Te nos adelantaste en el camino de la vida…
+ “Café Avenida”, una columna para la historia…
+ Político, priísta de corazón; alcalde de Jiquipilas…
Ruperto Portela Alvarado.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Martes 28 de Diciembre de 2021.- Cuando hablo y me refiero al insigne “Hijo Predilecto de Jiquipilas”, José Gabriel Figueroa Rodríguez, serán pocos los que se asomarán a la ventana para saber de quién se trata. Por eso mejor le llamo con su nombre de batalla, como le gustaba que lo identificaran: PEPE FIGUEROA, con letras mayúsculas porque se lo merece a ley.
No sé a ciencia cierta si Pepe Figueroa nació aquel histórico 18 de marzo de 1952, en pleno pueblo de Jiquipilas o en uno de sus tantos ejidos como muchos de sus contemporáneos periodistas y locutores lo presumen; caso particular, el recordado Antelmo Esquinca González “Luzán”, quien también fue Presidente Municipal de esa tierra de los “Ropa Caliente”.
He querido hacer este recuerdo en homenaje a mi amigo Pepe Figueroa, más conocido como “La Monterona” precisamente en este día en que se nos adelantó en el camino de la vida un 28 de diciembre del 2013, cuando con sentimiento le dediqué un adiós y le dije que hasta para morirse fue un personaje extraordinario. Así se lo comenté:
“No fue una broma del “Día de Inocentes”; desgraciadamente fue verdad y confirmada por varios amigos, la mañana de este sábado 28 de diciembre la muerte de mi amigo y colega periodista, JOSÉ GABRIEL FIGUEROA RODRÍGUEZ, a quien todos le conocíamos popularmente como PEPE FIGUEROA. Otro más que se nos adelanta en el camino.
¡Pero amigo PEPE!, no sé cómo te pudo alcanzar la maldecida muerte si apenas el pasado jueves te vi caminando por el pasillo del edificio San Marcos con la presteza y alegría que te caracterizaba. Tú que todo lo veías positivamente, casi en broma, fuiste a entregar tu vida precisamente en este día en que es tradicional la broma y los chascarrillos que tu manejabas magistralmente. Así lo creí pues no esperaba esta muerte tan inesperada.
Te vi dentro de la mortaja, enjuto, pero aun así con una sonrisa como si no hubieras dejado la vida atrás. Parece que te reías de la muerte como te reíste de la vida y de muchos a los que les pusiste apodos que todavía persisten como el de la “Envenena” y el del “Garganta Profunda” que pasarán a la historia, entre otros que no se me olvidan.
Desgraciadamente cuando nacemos empezamos a morir y a ti te tocó más allá de los cincuenta que revelabas con gusto todo lo que habías aprendido en el correr del tiempo en este sinuoso mundo del periodismo que fue tu pasión. No es el momento de decirte adiós, sino un hasta luego porque más temprano que tarde estaremos contigo en este final del camino.
Tus amigos como yo, como muchos, extrañaremos las pláticas de recuerdos, de experiencias periodísticas y otras que tuviste con muchos señorones del ámbito nacional, de tu columna “Café Avenida” y de todas las anécdotas que me contaste. También de tu última inversión para publicar la página web de internet, BURECO (Buró Regional de Comunicación), de la cual fuimos partícipes muchos de los que hoy te damos la despedida con un “hasta pronto”.
Habrás dejado la experiencia de haber sido un asiduo lector de política desde muy joven cuando fuiste dirigente del Movimiento Juvenil Revolucionario y jefe de prensa del CDE del PRI en varias ocasiones. No se me olvida tu paso por la presidencia municipal de Jiquipilas donde impusiste a la entrada del pueblo tu “Jota” de José y también otra para alagar al entonces gobernador JOSÉ PATROCINIO GONZÁLEZ GARRIDO.
Dejaste constancia de tus ocurrencias como aquella cuando le mandaste por fax un pago de 500 pesos a tu amigo CONRADO DE LA CRUZ JIMÉNEZ, director del diario “Cuarto Poder” y la frase tuya que le pusiste de relieve a JUAN OSCAR TRINIDAD PALACIOS cuando te dijo: “Pepe, te tengo en mi corazón”, a lo que le respondiste: “sácame de tu corazón y méteme a la nómina”. Esa es una referencia a la del gran CARLOS MONSIVÁIS que decía: “amistad que no se refleja en la nómina es pura hipocresía”. Cierto y lo sabias bien: “el afecto debe ser en efectivo”.
Mi estimado PEPE FIGUEROA o como te hayan conocido en el medio periodístico, ya sea por “La Monterona “, “Pepe Lamont” o como yo te decía en ocasiones, “El Fantasma Figueroa”; te nos adelantaste en el camino donde te encontrarás con tus viejos cuates como GERVASIO GRAJALES “El Jefe Pluma Firme”; CONRADO DE LA CRUZ JIMÉNEZ “La Musha”; ANTELMO ESQUINCA “Luzán”; PANCHO NÚÑEZ “El Gitano”; CHELUIS CANCINO; mi compadre ROBERTO MANCILLA HERRERA, el “Camarrada” PEPE LÓPEZ ÁREVALO que también se nos fue en este año, entre otros no menos famosos y recordados como tú.
PEPE, sé que hasta el último momento estuviste en la brega del periodismo porque en este mismo día de tu muerte aparece publicada tu prestigiada columna “Café Avenida” y eso ya es un decir porque nunca claudicaste con tu “Oficio Político”. Te agarró de sorpresa la maldecida muerte que estoy seguro recibiste con la gallardía que siempre te caracterizó.
Hoy tu familia llora tu partida, pero mañana se consolará con tu memoria, con el prestigio que diste a la profesión del periodismo y tu presencia en el acontecer diario de escribir para los medios de comunicación como el viejo “Heraldo de Chiapas” del que fuiste director; del diario “Cuarto Poder” donde te desempeñaste como el columnista más prestigiado y últimamente en el “Heraldo de Chiapas” de la Organización Editorial Mexicana. Todo eso, y aún más, será parte de la resignación de tus seres queridos. A ellos les deseo pronta recuperación de su pesar y que el Señor de las Galaxias les de la fortaleza necesaria para mitigar el dolor por esta partida para siempre.
Solo me queda decirte hasta pronto y también, que tú si te mereces un busto en la Plaza de la Libertad donde están erigidas otras junto a la estatua de BELISARIO DOMÍNGUEZ”…
Había que decirlo y se dijo, pues en vida y hoy en muerte, agradezco al gran Pepe Figueroa su amistad y todo el apoyo que me brindó desde su trinchera de “El Heraldo de Chiapas” de don Mario Maturana, para difundir la tarea educativa del Instituto Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez, sin remuneración alguna. Conocí a mi amigo José Gabriel Figueroa Rodríguez a mediados de 1976, cuando llegue a Tuxtla Gutiérrez para crear la oficina de Prensa y Difusión del entonces Instituto Tecnológico Regional #27 y desde entonces tuve el privilegio de su amistad.
Quiero decir de Pepe Figueroa o como yo le decía a veces, “El Fantasma Figueroa” no fue un periodista improvisado o quizá sí empírico, pero con mucha lectura y conocimiento de los vericuetos de la ciencia de la comunicación y el periodismo que una vez inició como reportero de la nota policiaca. Debo creer que la política fue su otra pasión desde las trincheras del tricolor Revolucionario Institucional del que fue dirigente del Movimiento Juvenil Revolucionario (MJR), Secretario de Prensa y Propaganda en la gestión de Juan Oscar Trinidad Palacios o Eduardo Robledo Rincón, que sé yo.
Por supuesto que fue su larga etapa como periodista y su columna “Café Avenida” lo que le catapultó a ser uno de los íconos de los comentaristas políticos de Chiapas y que hoy, a ocho años de su partida a lo etéreo, sigue siendo un referente en la crítica y los sobre nombres que quedaron inscritos para siempre en el imaginario de sus lectores de antaño.
No se nos debe olvidar que Pepe, además de ser un excelente columnista fue político al punto que el entonces Gobernador Patrocinio González Garrido lo llamó a su despacho de Palacio de Gobierno para nombrarlo –ni siquiera proponerle—que fuera Presidente del Consejo Municipal de su natal Jiquipilas. Me contó el propio “Fantasma Figueroa” que llevaba el temor, y se lo dijo a Patrocinio, que si no era para meterlo a la cárcel. Porque el Señor del Imperio de la Ley era impredecible y no sabía uno que iba a suceder en ese momento.
Pepe Figueroa fue director de “El Heraldo de Chiapas” cuando estuvo en la Primera Norte, entre Segunda y Tercera Poniente y no sé si también de aquel viejo “Cuarto Poder” de cuatro y ocho páginas tamaño estándar que estuvo en esa misma línea de calle, abajito del Cine Rex. Lo trascendente de nuestro personaje fue su acertada, acida y muy crítica columna “Café Avenida” que ejerció con “Oficio Político”, y lo llevó a ser un periodista de poder y bien informado, aunque dijera siempre al final: “no es nada personal”.
Recuerdo una de esas y varias reuniones de francachelas –más chelas que francas— en que nos juntamos en una cantinita llamada “El Almendro”, allá por la escuela primaria “Francisco González Bocanegra”, por el lado sur oriente, en un callejón empedrado, donde generosamente llenó de botanas y cervezas la mesa. Seguro que hubo otras de esas, pero es la que más recuerdo.
Fue también un acierto de su parte, crear el portal digital “BURECO” (Bufete Regional de Comunicación) que fue todo un éxito informativo y de comentarios políticos, en el que también publicaba mi columna “INDICE…”.
No sería completo este comentario en homenaje al buen PEPE FIGUEROA si no mencionara uno de sus rasgos más distintivos de su forma de ser: la imposición de sobre nombre o apodos, para lo que tuvo mucho tino como folclor o adelanto de lo que hoy son los memes. Para no herir susceptibilidades, voy a mencionar algunos, pero sin sus respectivos destinatarios, como: “El Tigrillo” o “El Dálmata”; “El que Camina como Gobernador”, “El Quinientón”, “La Envenena”, “El Garganta Profunda”, “El Perfumado”, “Su Majestad de Soloyó”, “El de la Pesa de Flores”, que serían los más recurrentes en la memoria colectiva y la mía.
Dejo para la posteridad este recuerdo y homenaje a mi amigo José Gabriel Figueroa Rodríguez, la famosa “Monterona”, “Pepe Lamont” y como yo le decía, “El Fantasma Figueroa”. Aunque creo que en esta biografía comentada, me quedé corto y faltarán muchas notas a su currículum, apodos que le puso a distinguidos políticos y anécdotas como aquella de los billetes de a quinientos pesos que le mandó vía fast a su gran amigo Conrado de la Cruz Jiménez…
Un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya.
Para contactarme: rupertoportela@gmail.com
Celular: 961 18 8 99 45.