Sr. López
Padrastro, palabra peculiar de nuestro idioma, que puede ser el que no es papá de alguien pero es el marido de la mamá de ese alguien, o un “pedazo pequeño de pellejo que se levanta de la carne inmediata a las uñas de las manos, y causa dolor y estorbo”, como define el diccionario. Y eso, un padrastro de piel, la única manera de arrancarlo con menos dolor, es de un jalón. Entonces, ahí le va de un jalón: lo más probable, lo más posible, es que las elecciones presidenciales del 2 de junio del 2024, las gane doña Sheinbaum. No se enoje.
Sin apasionamiento, doña Sheinbaum lleva las de ganar. No porque sea una líder de masas (lideresa es válido pero se oye horrible). No, eso está claro y en eso hasta sus partidarios están de acuerdo, la señora no es ni será adalid de masas, ni incendiará a la muchedumbre con su verbo potente; no es ni será La Pasionaria mexicana. De santos se dan los de su equipo con que mientras discursea no se le vacíen sus actos, o que no se retiren los presentes pero por estar dormidos.
La señora lleva las de ganar aunque tiene el carisma de un ostión, la personalidad de un cartero (dicho sea con respeto a los del noble gremio). Lo suyo es la ciencia (y es en eso, muy destacada, por mérito propio, sin regateos mezquinos), pero no la política, eso no es lo suyo, que ser una burócrata obediente (y cómplice), no es hacer política, ni se le parece. La política es otra cosa y su materia es la gente, por eso es más difícil que la física y la termodinámica, materias de la señora.
Lleva las de ganar porque aunque no sea cierto que doña Xóchitl Gálvez fue flor de un día, fuego artificial que deslumbra solo un instante. No, que apenas van a comenzar las precampañas y las campañas serán del 1 de marzo al 29 de mayo del 2024… y pueden pasar muchas cosas, van a pasar.
Doña Sheinbaum lleva las de ganar aunque comenzó su carrera en pos de la presidencia de la república, desde el 1 de julio de 2021, cuando el Santo Dedo Presidencial la eligió (lo de las encuestas y esas zarandajas, son el decorado, la escenografía, nada que pudiera alterar la Suprema Decisión). Y después de más de dos años de campaña sin contrincantes, con carretadas de dinero y el apoyo sin condiciones de 22 gobernadores (contando el de Morelos, haciéndole el favor de decirle Gobernador a semejante mequetrefe), después de todo eso, después de bardas, carteles, espectaculares, cachuchas, morrales y multitudes de acarreados, es de pena ajena que apenas haya conseguido el 46% de preferencia (encuesta nacional de El Financiero, octubre 31 de 2023), digo, era como para que anduviera arriba del 80%, si no es que más. Iba sola.
Así que ese 46% de preferencia es justo considerarlo el tope de doña Sheinbaum, su techo, a menos que haya algún optimista irredimible que considere que ya con contrincante va a subir. Seamos serios.
Por su lado, doña Xóchitl con dos meses y días de ser candidata del Frente opositor, anda en el 28% de preferencias (misma encuesta). Bueno, se puede suponer que suba en preferencias electorales cuando haga campaña desde ese piso de posibles electores y si uno fuera del equipo de la señora de enfrente, de doña Sheinbaum, se preocuparía: si la tal Xóchitl en dos meses y sin haber empezado realmente su campaña ya tiene más de la mitad de las preferencias conseguidas en más de dos años por doña Sheinbaum, la cosa está de pensarse.
Pero doña Sheinbaum lleva las de ganar. ¿Por qué lleva las de ganar doña Sheinbaum?… pues porque para el Presidente López Obrador es esencial que no gane la oposición la presidencia de la república. Para él, todo gira en torno a su persona. Para él, las elecciones del 2 de junio del 2024, son antes que elecciones presidenciales, referéndum de aprobación de él mismo. Si la gente saliera en masa a votar unánimemente por doña Sheinbaum, para él sería que votaron por él, no por Claudia, por él, para que él viera que la raza está muy agradecida de que su mamá lo echó al mundo y los dioses lo pusieron a vivir en Palacio.
Eso en primer lugar y en segundo pero mucho más importante, porque para el Presidente es fundamental que no se hurgue en los papeles de su gobierno, que no se vaya a revisar nada de nada, en especial los estratosféricos gastos de sus obras favoritas, la refinería de Dos Bocas (360 mil millones de pesos, mdp), el trenecito Maya (400 mil mdp), el aeropuerto Felipe Ángeles (más de cien mil mdp), y por supuesto, que no se vaya a averiguar cómo estuvo lo de los 15 mil millones que le birlaron a Segalmex.
Entre las cosas que el Presidente quiere que no se corra el tupido velo con que él las ha tapado, está lo del costo que tuvo el caprichito de cancelar el aeropuerto en Texcoco, que anda cerca de los 332 mil millones de pesos y esa cifra tirada al caño no es poco.
Y aunque usted no lo crea, también le preocupa que le auditen en serio el gasto en sus programas sociales que en los primeros cinco años de su gobierno suman la bonita cantidad de 6.5 billones de pesos (6 millones de millones 500 mil millones de pesitos, para que le duela), porque la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha encontrado muertos que cobran pensión (¡milagro, milagro!, el señor resucita gente), y poblados de 20 mil habitantes con padrón de beneficiarios de 140 mil (¡la multiplicación de los habitantes!, esos son portentos). Andan bailando muchos millones y como la ASF depende de la Cámara de Diputados, le urge el carro completo: ¡le urge!
Por su desaforado ego y su desesperada búsqueda de impunidad, es que el Presidente está decidido a todo para que la oposición no gane la elección presidencial y si la perdiera, para que en la Cámara de Diputados Morena no vaya a perder la mayoría simple, pues la ASF sería una pesadilla para él, algunos de los suyos y no pocos de sus cercanos.
Así que doña Sheinbaum lleva las de ganar solo porque harán todas las trampas necesarias y solo la votación masiva de nosotros los del peladaje, evitaría tal cosa y ahí sí, la T de la 4T pasaría a ser T de tasajo.