Juan Carlos Cal y Mayor
No es una estrategia para hacerla de emoción. Simplemente las cosas no le cuadran a Morena. Por eso tuvo que aplazar su decisión de nombrar Coordinadores en los 9 estados donde habrá elecciones para gobernador. “Luchamos por ideales, no por cargos” dice el presidente, pero eso no le da derecho a cuartar las aspiraciones de quienes quieren gobernar sus estados. Además, se volvió un desorden el exceso de publicidad como sucedió en el caso de un señor de Tabasco tristemente célebre por sus maltratos verbales pero que desplegó una millonaria campaña y sin precedentes a pesar de las múltiples denuncias que pesan sobre él.
PARIDAD
Otro ingrediente fue la determinación del INE que descompuso el proceso sucesorio con la artificial imposición por los criterios de paridad que metió en la pelea por ese solo hecho a mujeres que de otro no hubiesen tenido ninguna posibilidad. Y no es que no tengan derecho ni merecimientos, nada les impide participar, pero resulta absurdo que las tengan que imponer, aunque vayan abajo en las encuestas. Es violatorio de derechos políticos consagrados en varios preceptos de la Constitución. Todos los ciudadanos tenemos derecho a votar y a ser votados, pero principalmente, nadie puede ser discriminado por razón de género, entre otras cosas.
El INE determinó que deben ser 5 de las 9 gubernaturas unos días antes de Morena decidiera y eso cambió todo. De nada sirve que haya candidatas presidenciales, no hay criterios de compensación y luego para acabarla de amolar el presidente dijo que estaba de acuerdo con eso por lo que Morena no impugnó cuando ya tenía su recurso preparado. Ahora resulta que el progresista partido Movimiento Ciudadano es quien metió una impugnación, como si le sobraran candidatos y no supiera que hacer, y ahora están a la espera de la determinación del Tribunal Electoral.
¿A QUIÉN SACRIFICAR?
Con eso se armó el Zipi zape. ¿A quien sacrificar? Más aún cuando Claudia Sheinbaum metió a García Harfusch en la jugada por la CDMX. No pensó ni tantito que las bases morenistas no lo ven con simpatía. El no forma parte de las estructuras de poder formadas a lo largo de años, más bien dicen los morenistas, es un candidato de la derecha. Así que hay toda una operación política para bajarlo del caballo y subir a Clara Brugada. La quieren inflar a como de lugar y entre esos ires y venires, el resto de los Estados entre ellos Chiapas siguen en la espera.
FINALISTAS
Todo parece indicar, en el caso de Chiapas, que en la recta final están Eduardo Ramírez, Sasil de León (por la paridad) y Carlos Morales, los demás de plano no levantaron y al tabasqueño lo van a ponchar a decir de Mario Delgado que cuando le preguntaron al respecto y dejó entrever sin decir nombres que tomarían determinaciones al respecto. Hay por ahora un impasse porque se supone que la encuesta ya se levantó y la dirigencia nacional tiene los datos, pero habrá de tomar una decisión política. Es el secreto mejor guardado porque a pesar de los rumores y encuestas que circulan en estos días, la que cuenta es la de Morena. De pronto el fuego amigo está todo lo que da. El encuentro de Eduardo Ramírez con las estructuras del partido Verde dejó entrever que podrían ir separados, eso sí apoyando a la misma candidata presidencial. A mí en lo personal no me parece descabellado que incluso otros partidos le dieran su apoyo. Algo se está cocinando por ahí y eso es lo que tiene expectantes a los seguidores.
LA HORA DE LA VERDAD
Dar por supuesto que Morena tiene asegurado el triunfo con cualquiera, suena muy descabellado. En todo caso Carlos Morales sería alguien que puede a mi juicio darles el triunfo. Chiapas representa una importante suma de votos en la elección presidencial, aunque es el sexto estado con mayor padrón electoral, es donde más “manipulables” son los votos y la diferencia a favor de Morena puede ser mucho mayor que en otros. ¿Pero qué pasa entonces en caso de una fractura? ¿Quién se alinea y quien no? Eso se puede oler desde ahora. Aun así, habrá que esperar a ver sino nos salen con una batea de baba.
ACAPULCO
Lo que se viene en Acapulco es terrible. No solo son los daños materiales y la destrucción que costará muchos miles de millones que por cierto no se van a arreglar con el dinero que le quieren quitar a la Corte, no. Es una tontería pensar que los hoteles y los condóminos se deben rascar solos. Es precisamente ese sector el que genera decenas de miles de empleos que hoy se han perdido y costará años recuperar. Parece que el gobierno no está midiendo las consecuencias. Y no se va arreglar con becas porque lo que la gente quiere es recuperar sus empleos. Se trata de un plan reconstrucción y reactivación económica, pero lo que presentó el gobierno es apenas un paliativo.