Ernesto Gómez Pananá
En fechas recientes las noticias nos aturden con el tema de una guerra inexplicable, acaso debiera mejor decirse “incomprensible”, atroz, voraz. Como una pandemia sangrienta y brutal. Injusta. Una guerra que, según algunos analistas, es determinante para la realidad de las próximas cuatro o cinco décadas.
De un lado, escalofriantes escenas de civiles masacrados sin el menor respeto, teniendo que esconderse en sus casas, con la zozobra de saber que si salen a la calle, podrían caer abatidos o sencillamente secuestrados por el enemigo implacable. En algunas zonas el aislamiento es tal que faltan los alimentos, se ha suspendido el suministro de electricidad, agua y señal telefónica y de internet.
Las noticias también dan cuenta de la condición del “enemigo”: despiadado y violento. Obstinado en su afán de controlar territorios y dispuesto a lo que sea con tal de lograr sus fines. Kamikazes de rostro cubierto. No son un ejército ni representan a otro país pero portan uniformes, tienen formación militar y en sus manos está el futuro de la región.
Hablar de la violencia con metáforas se torna difícil. Inicié la columna de hoy con la intención de llevar la crónica en un recorrido por la guerra entre Hamás e Israel, dejando para el desenlace un inesperado giro en el que el lector (once, tal vez doce) descubriera que en realidad aludo a la violencia que de manera creciente y acelerada invade nuestra nación y nuestro estado creando un panorama preocupante y desolador. Esta vez fracasé. La inspiración y las palabras se escapan por la ventana mientras el crimen organizado derriba nuestras puertas y se apodera de nuestra tranquilidad mientras nos ahogamos en un océano infestado de lonas, eslóganes fallidamente pegajosos, botargas ridículas y encuestas esquizoides en las que todos se dicen ganadores a costa de una ciudadanía que lo único que tiene garantizado es su derrota complaciente.
Oximoronas 1. La columna de hoy va en memoria de José Artemio López Aguilar, profesor asesinado por manifestarse contra la delincuencia en el municipio de Chicomuselo, trágica región sin ley. Ciudadano valiente. Descanse en paz.
Oximoronas 2. Argentina corre una vez más para saltar al pozo. Ni el peronismo, ni tampoco Milei poseen la receta para solucionar sus problemas. La democracia es ese mecanismo de gobierno que permite elegir libre -y equivocadamente- a nuestros gobernantes. No hay límite de intentos.
Oximoronas 3. Murakami galardonado con el premio Princesa de Asturias. Fiel a su estilo -un tipo tímido y retraído de 74 años-, declinó a pronunciar el tradicional discurso. Ojalá y la vida le alcance y le den el Nobel. Lo merece.