Sr. López
Cuando se supo que Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, ya cuarentón iba a cometer matrimonio con una cándida jovencita, en la familia solo faltó que le recordaran a tía Jose (su madre). Aquí su menda le preguntó por qué iba a hacer semejante cosa y tan fresco, dijo: -Ya me aburrí de la vida que llevo, ahora a portarse bien y a tener hijos –y para asombro de todos hizo muy buen matrimonio (a la fecha), y cinco hijos. Sorpresas te da la vida.
“El estado y el futuro del régimen democrático en México es hoy, incierto” (Wilson Center, Mexico Institute; en ‘Retos y riesgos para la democracia en México’, elaborado por Alejandro García Magos, publicado el 20 de enero de 2022). ¿Qué tal?…
Uno supondría que una organización con tanto prestigio como la Wilson Center, con sede en Washington, DC, produciría documentos resultado de estudios empíricos, fundados en la realidad y con datos duros de la experiencia y no un muégano de opiniones de toda laya (sin censura a ninguno de los participantes, eso sí), entre ellas las de cinco senadores (del PRI, PAN, PRD, MC y Morena), para llevar las cosas a una conclusión que parece sensata pero es gratuita y con tufo de precocinada, porque el futuro de nuestra democracia no es incierto ni está en riesgo.
Lamentablemente no han regresado de Transilvania la bola de adivino de este menda (parece que ya no hay refacciones, en fin, ya se verá), y por eso no le es posible a su texto servidor, saber a ciencia cierta si el Presidente tenía la intención de reelegirse para eternizarse en el poder y para ello, desaparecer nuestro entramado democrático.
Si eso pensaba, se va a llevar el secreto a la tumba, porque su pecho sí es bodega (de las grandes, viera cuánta cosa guarda con celo), y si ese era su afán secreto, de plano no le quitó ni una pluma al gallo (¿águila?), de nuestra democracia.
A la hora de revisar el estado de la democracia en cualquier país, lo único que cuenta son los hechos, los hechos mondos y lirondos, sin pegotes, añadiduras ni “opiniones”. Un ejemplo: el asalto al Capitolio de los ‘trumpistas’, el 6 de enero de 2021, intentando que se invalidara la elección de Joe Biden, fue una fiesta para los buscadores de titulares de la prensa, dijeron que era la prueba de la debilidad democrática de los EUA, que ese país estuvo a punto de caer en un desorden social de pronóstico reservado, que el país estaba partido en dos, cuando la única verdad, es que sí entró al Capitolio un río de gente, que los congresistas se pusieron a buen resguardo en lo que las fuerzas del orden ponían orden para regresar a la sesión, continuarla, declarar ganador a Biden y dar una prueba rotunda de que en ese país a la democracia cuando era chiquita, le daban Emulsión de Scott, porque está fortachona.
De vez en cuando, porque está de moda, se dicen cosas parecidas sobre la situación de Francia, el Reino Unido, Alemania o los Países Bajos. No es cierto. Simplemente no es cierto. Lo cierto es que la prensa no vive de publicar que todo está muy bien, ni los noticieros de la televisión cancelan su emisión estelar poniendo un letrerito con música clásica de fondo: “Informamos a nuestro auditorio que se cancela la emisión del noticiero porque no hay noticias, todo está bien”. Sí, cómo no. La noticia se busca y cuando no se encuentra se magnifica algún acontecimiento del día. Ni modo que no. ‘Raiting’ mata periodismo.
Así las cosas y sin saber qué intenciones tenía el Presidente cuando intentó modificar hasta la deformación al Instituto Nacional Electoral, nuestro estimado INE, los hechos duros son que en plena libertad y sin que las fuerzas policiacas dieran ni un coscorrón, la gente se echó a la calle al grito de ‘¡El INE no se toca!’ y a continuación la Suprema Corte, tiró al basurero las modificaciones y todo quedó como estaba o sea bien. Y así, esa intentona de deformaciones legales al INE, se tradujo en prueba viva de dos cosas: vivimos en libertad y sí hay división de poderes.
Y no va uno a felicitar al Presidente por no reprimir a la gente ni ponerle una bomba a la Corte, no, pero tampoco se vale asegurar que se quería reelegir. ¿Por qué hizo semejante barbaridad?, que lo averigüe Vargas, pero fue su principal derrota política, gratuita, innecesaria, porque si lo que quería era poder mangonear más cómodo las elecciones del 2024, pues en él resulta imperdonable tan burda maniobra, sí, porque él conoce al dedillo cómo se manejan los comicios y los márgenes de adulteración de resultados que todavía se pueden hacer (aplican restricciones: si la gente sale a votar masivamente, no hay trampa que valga).
Triste es pensar que lo más probable es que lo haya hecho por soberbio, para probarse a sí mismo que es el Pancho Pantera de la política nacional. Bueno, como sea, sirvió la pifia para saber que nuestras instituciones y nuestra democracia, gozan de cabal salud. No se le olvide, los resultados finales son lo único que cuenta.
No vaya usted a pensar que es una golondrina que no hace verano, no, en otros variados asuntos la Corte le ha propinado al Presidente severos ‘¡estate quieto’!, porque con su mayoría simple en el Congreso consigue reformas a algunas leyes y luego topa con pared con la Suprema Corte, por ejemplo con varios artículos de la Ley de Seguridad Nacional; la Ley Zaldívar (de pena ajena); la Ley de Salarios; partes muy importantes de la Ley Eléctrica; la prohibición por los sacros calzones presidenciales, de los ‘vapeadores. También le invalidaron el decreto que clasificaba sus obras prioritarias como de seguridad nacional (el ‘decretazo’). Y también declaró inconstitucional, la adscripción de la Guardia Nacional a la Sedena.
No son enchiladas y el Poder Judicial funciona y bien, como contrapeso al poder… y aunque hace berrinche el inquilino de Palacio, no ha atentado contra la Corte, los insulta, sí, pero se somete y eso es democracia y división de poderes, no nos preocupemos de más aunque sea tan desagradable el ‘Macuspana Style’.