Ernesto Gómez Pananá
El mes de julio no es solamente un mes en el que abundan los memes. Es también un mes con una alta carga simbólica en la historia política contemporánea de nuestro país. Enuncio cuatro momentos.
Seis de julio de 1988. El electorado -la ciudadanía- acumula hartazgo por la ineficiencia y la corrupción de sus gobernantes. Los sismos de 1985 desnudaron la cloaca y el enojo cimbró las casillas de casi todo el país. El dinosaurio todopoderoso y omnipresente sintió como el piso bajo sus pies empezaba a desquebrajarse. Millones dijeron “NO” a lo que nos gobernaba y ante su azoro -el del dinosaurio- perdió decenas de posiciones legislativas y su victoria en la presidencia fue por un margen inéditamente mínimo. Muchos años después, repetidamente el dos de julio se conmemoró ese primer mazazo al régimen de entonces.
Dos de julio del 2000. La ola azul parece imparable. Un candidato “embotado” llama al “voto” azul. Millones le favorecen. Parece mentira: sí es posible sacar al PRI de Los Pinos. La euforia va de la mano de la incredulidad. Sí se pudo. Al tiempo, ni Chiapas se arregla en cinco minutos ni se atrapan jamás peces gordos en el mar de la corrupción. Al final, pasadas la euforia y la incredulidad, nos alcanza el retorno al pasado. El PAN le abre de nuevo la puerta de Los Pinos al PRI.
Uno de julio de 2018. Luego de alternancia PRI-PAN-PAN-PRI, la sensación en las ciudades y pueblos es que ahora si “no le van a robar el triunfo a Andrés Manuel”. Si la de Fox fue una ola azul, está viene siendo una especie de Tsunami guinda que otorga al partido del presidente no sólo su cargo con una numero de votos sin precedentes. También le otorga la mayoría en las cámaras y en todas las gubernaturas y congresos locales en juego. El país se pinta de tinto, Morena es la primera fuerza electoral y el presidente AMLO tiene al país en su mano e inicia su transformación. Es un cambio de gobierno pero también – guste o no, para bien o para no-bien- un cambio también de régimen.
Siete de julio de 2024. El sistema electoral mexicano y su incipiente democracia pasarán la prueba de la alternancia o la ratificación del llamado Movimiento Regeneración Nacional. Más allá de simpatías o fobias ante la gestión que termina, en el fondo subyace la enorme fortaleza de la libertad de elección: rojo, azul, guinda o el color que sea, pero que sea en libertad, con juego limpio y piso parejo. Que así como en materia hospitalaria aspiramos a ser Dinamarca, en materia electoral, la calidad de las propuestas, los compromisos y los candidatos, sean también de primer mundo. Nuestro país y sus habitantes lo merecemos.
El México actual no es el mismo de 1988, tampoco el del 2000 ni tampoco incluso el mismo que era en 2018. La historia no es lineal ni unívoca. Mientras haya mañana, habrá esperanza y habrá porvenir. Siempre es posible.
Oximoronas 1. Lo dicho: el narco y la delincuencia organizada son una realidad en Chiapas. La espiral ascendente es compleja: cobros de piso, tráfico de personas, levantamientos, ejecuciones, ahora esta clase de secuestros-advertencia. En Zacatecas o Michoacán lo que siguió fueron cadáveres colgados y cabezas en la plaza central. El infierno.
Oximoronas 2. Checo por fin sube de nuevo al podium. La temporada entra en su fase final. Venga Checo!