Ernesto Gómez Pananá
En la música popular, la expresión “one hit wonder” se utiliza para describir a grupos o solistas que en su carrera registran solamente un éxito, un hit que los pudo llevar a la cima de la popularidad sin que nunca pudieran igualar nuevamente ese batazo”.
Por otra parte, en el refranero mexicano existe una frase referente también al éxito -sea en la música, el deporte, los negocios o cualquier otra actividad humana- que señala que “lo importante no es llegar sino mantenerse”. Ambas vienen bien aplicándolas al contexto preelectoral-quenoespreelectoral-queenelfondosiespreelectoral. Argumento:
En varias ocasiones he expresado en esta columna mi convicción de que todo lo que nuestro país y su sociedad, sus habitantes vivimos en estos últimos cinco años es inédito. Hasta hace un mes todo era especulación pero desconocíamos los términos en los que AMLO operaría su sucesión. Hoy, las reglas, los tiempos e incluso los candados están claros. Parafraseando a José Antonio Meade cabría decir que el “presidente es un genio”. El ejecutivo no pretende reelegirse en el puesto pero si garantizar la pervivencia de Morena en el poder y la de él como personaje en la historia. Sabe que lo complicado no es llegar -en este caso al poder-, sino mantenerse, y tiene claro que se trata de ser un movimiento que no coloque solo un “one hit wonder” sino de mantenerse como el partido preferido del electorado y por ende mayoritario en las urnas por décadas. Todo ello sin rupturas, aspirantes inconformes o cambios de bando de último momento. Todo ello además proyectando una imagen de democracia y excelso respeto a las normas. Si se considera que esta es la “primera sucesión de Morena en la presidencia” resulta evidente que es todo un desafío. No hay antecedente. Históricamente el PRI y en su breve momento el PAN establecieron reglas y mecanismos -dichos y no dichos- para operar sus sucesiones. La única de Acción Nacional destaca porque a Fox le salió mal. Por encima de su preferido, Santiago Creel, con astucia y hasta con un poco de maña, terminó imponiéndose Felipe Calderón, a la postre segundo presidente de México de origen panista.
Por el lado del PRI, destaca la forma en que Miguel de la Madrid, presidente de 1982 a 1988 pretendió operar la designación del candidato priísta que -de ser favorecido en las urnas- lo sucedería. Para ello, “el partido” organizó una serie de foros-pasarela de “seis distinguidos” priístas de primera línea para que de entre ellos, los sectores y la militancia se manifestaran por el elegido.
Los aspirantes pre-destapados fueron: Ramón Aguirre Velázquez, regente del Distrito Federal; Manuel Bartlett, secretario de gobernación; Alfredo del Mazo, secretario de energía, minas e industria paraestatal; Miguel González Avelar, titular de Educación Pública; Sergio García Ramírez, procurador general de la República y Carlos Salinas De Gortari, secretario de programación y presupuesto, y a la postre, el elegido por las base y las organizaciones tricolores. ¿Dónde radica la semejanza con el proceso sucesorio actual? En la claridad para entender que el momento político amerita un proceso de sucesión mucho más elaborado y fino que el de “designar” a un candidato. Tanto en 1988 como en 2024, el riesgo de dejar aspirantes heridos que pudiesen engordar a la oposición es algo que debía impedirse. Para 2024 incluso con más claridad que en 1988, las reglas, el premio mayor y los reintegros son claros: candidatura a la presidencia, coordinaciones de senadores y diputados y secretarías de estado. En 1988, igualmente secretarías de estado, gubernaturas o embajadas. De entre los cinco no afortunados, ningún inconforme. Otra genialidad.
Para el proceso de designación de candidato presidencial en Morena, léase “coordinador nacional de los comités de defensa de la 4T”, las reglas están planteadas -por el mismísimo presidente- y si bien reparten premios traen implícitos los candados: después de aceptar las reglas, no queda espacio para la inconformidad. Todos dentro del corral y generando entre sí, las tensiones y equilibrios necesarios. Nuevamente una genialidad necesaria para lograr el objetivo.
Se trata de prevalecer por muchos años en el poder, de consolidar lo que el presidente ha llamado “la cuarta transformación” de la vida pública de nuestro país. Se trata de no se un “one hit wonder”. No se trata de llegar sino de mantenerse y el deseo de permanencia suele ser proporcional al tiempo que se “luchó” por dicho objetivo.
Oximoronas 1. Ironías de la vida (A). Una quinteta de millonarios naufraga y muere al intentar visitar los restos de un buque en el que un siglo atrás muriera otro grupo de millonarios.
Oximoronas 2. Ironías de la vida (B) mientras el mundo entero se volcaba para intentar el rescate multimillonario de cinco multimillonarios, 500 no-multimillonarios naufragaban frente a Grecia al intentar ingresar a Europa como refugiadas de la guerra y la pobreza. Cada una pago alrededor de 5 mil dólares. 2.5 millones. Los coyotes también son millonarios.
Oximoronas 3. Los cascarones de PRI, PAN y PRD son hienas peleando por despojos. Falta que hace una mejor oposición para enriquecer este aún inmaduro sistema democrático