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Crianza y madre / La Feria

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Sr. López 

Tía Carmen enviudó a los 54 años de matrimonio. Molestaba a no pocas señoras de la familia (estamos hablando de la rama materno-toluqueña), que dijera cosas como “la mujer casada tiene cabeza, la de su marido”, o “donde mandan dos, no manda nadie”; caía gorda. Mucho después y con toda esa generación bajo tierra, su hija mayor contó a este menda que ya para casarse, su mamá le dijo: -Deja a tu marido decidir todo, lo que salga bien, te conviene y lo que salga mal, se lo refriegas en la cara… tú, déjalo mandar -mañosa la tía. 

¿El que deja equivocarse a su jefe es leal? ¿Aprobar iniciativas presidenciales sin moverles ni una coma es lealtad? (y es peor, si le meten mano al documento sin decirle al Presidente, para asegurar el voto de los socios -el partido Verde y el PT-, que le son indispensables para tener la mayoría simple que no tienen). 

El jueves de la semana pasada, un periodista en la madrugadora, preguntó al Presidente si sabía que las reformas a las leyes reglamentarias electorales, aprobadas en la Cámara de Diputados, ya enviadas a la de Senadores para su ratificación, incluían dos cosas inconstitucionales en beneficio de los partidos socios de Morena en el Congreso… fue notorio que el Presidente no sabía de qué le hablaba. 

Después de un poco de esgrima verbal con el reportero, el Presidente ofreció revisar e informar al día siguiente… y ¡cosa más grande!, diría Trespatines, cumplió. El viernes pasado dijo el Presidente que “el compañero tenía razón (…) sí hicieron cambios a la iniciativa que enviamos … ya los mismos legisladores se han comprometido a quitar esos añadidos; cómo le llaman en el periodismo el duende hizo sus travesuras”. 

Luego en la misma mañanera, el Secretario de Gobernación (a gusto), dijo que “por un error se les fue un párrafo” (a los diputados), en la iniciativa de ley aprobada sobre la reforma electoral, que ayudaba a partidos aliados a conservar su registro”; y agregó que será modificado. 

“El duende” fue el diputado Ignacio Mier, líder de la bancada de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara; el “error” no fue de los diputados de su partido ni sus partidos socios, porque los integrantes de las bancadas tienen todo el derecho del mundo a confiar en las instrucciones de sus jefes de bancada o las decisiones tomadas en comisiones, no pueden salpicarlos a ellos, la metida de pata es de Nachito Mier. 

Y no fue “error”, fue negociación de Mier con el Verde y el PT, que no hubieran votado la iniciativa sin ese “error” incluido porque como está la iniciativa original, quedan en riesgo cierto de perder su registro como partidos nacionales, más bien, en este caso, empresas privadas de la política que reciben miles de millones de pesos de prerrogativas, nada más de 2018 a 2022, el fétido partidito Verde se han embuchacado 1,670 millones de pesos; y el Partido del Trabajo, 1,244 milloncitos, nada mal por hacer tan poco, más bien, nada. 

Ahora, los trabajos de análisis y revisión que corresponden a la Cámara de Senadores, deberían suspenderse para que por favor, por favorcito, tengan a bien devolver la iniciativa a la Cámara de Diputados, para que la corrijan y se las vuelvan a enviar otra vez 

con instrucciones de aprobarla sin moverle una coma, a la brevedad (de preferencia el mismo día como hicieron los muy leales diputados del señor-Presidente). 

Pero no es tan fácil. Primero que nada porque los senadores no son los muchachos de los mandados y si se respetan, deberían revisar toda la iniciativa para añadir a las correcciones sobre pedido del Presidente, las observaciones de ellos. Y en segundo lugar porque ya sin la ayudadita a sus partidos asociados, Morena está en riesgo de no tener votos ni para aprobar por mayoría simple esos cambios a leyes secundarias. 

La cosa está así: del total de 500 diputados de la Cámara federal, Morena tiene 202 curules; con las del Verde y el PT, suma 277, suficientes para ganar por mayoría simple (la mitad más uno, 251), la aprobación de leyes; insuficientes para mayorías calificadas (dos tercios más uno de votos, 334 votos), para reformas constitucionales. Por su lado, los partidos opositores, PAN, PRI, PRD Y MC, suman 224 curules. 

Así las cosas, ahora don Mier tiene que convencer al Verde y al PT para que aprueben unas reformas que los llevan al suicidio político, a desaparecer y dejar de recibir miles de millones, va a estar fácil. 

Si el Verde y el PT hacen muina, ya sabedores de que por instrucciones del Presidente no los van a ayudar, entonces bien pueden dar el salto y ponerse del lado de los opositores que así tendrían 298 curules, dejando a Morena en la amargura de ser el partido minoritario en la Cámara de Diputados con sus 202 integrantes, solos, muy solos. 

Por supuesto esos partiditos podrían resignarse a los hechos consumados y mantenerse del lado del Presidente, sí, pero exigirán mucho, porque de ellos dependerá en lo futuro todo lo que quiera hacer el gobierno, empezando por la aprobación de los presupuestos nacionales. Y legislar al grito de ¡¿quién da más?!, es muy incómodo. 

Como se vea, esto ha sido un batidero. Se hizo a las volandas una amplia iniciativa que modifica varias leyes de nuestro sistema electoral solo por dar gusto al Presidente sin que ninguno de sus cercanos le advirtiera por lealtad, que la cosa necesitaba tiempo. 

La pregunta gorda es ¿por qué se está haciendo esto en el quinto año de gobierno?… ¡ah!, porque el Presidente se durmió en sus laureles. Ahora ya no será nada como él soñó ni podrá enderezar todo como imaginó, mangoneando al INE. Ya ni modo. 

También acomoda reflexionar en que todos nosotros los del peladaje, debemos asumir nuestra responsabilidad, interesarnos en la política y los políticos porque ambos son indispensables, insustituibles para conducir la nación. Sin política, sin políticos, el país se disloca. 

Y no es fácil porque la buena política, la verdadera (lo dice Julio Anguita), es como el buen vino y necesita tiempo, tonel, crianza y madre.

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