Ernesto Gómez Pananá
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el verbo “vender” significa traspasar algo a otra persona a cambio de una determinada cantidad de dinero, aunque también, entre otras, significa sacrificar al interés algo que no tiene valor material, como la honra, la fe, o la confianza.
Traigo esto a cuenta a partir de la declaración presidencial de esta semana en la que se informa que el gobierno argentino manifestó algún interés por el avión mexicano en venta.
Dijo el presidente AMLO que podríamos venderlo a plazos -los argentinos tienen 30 mdd que ofrecen como enganche- e incluso podríamos recibir el resto de su costo en especie, alimentos, señaló, y volvió a poner el asunto en la agenda, un avión que aún estamos pagando, que ya se rifó, que debe volar de tiempo en tiempo para no anular su garantía y que es como un “elefante en la sala” de nuestra agenda pública. En muchos sentidos un desastre, pero también una metáfora de lo que ha sido este “vuelo”:
Siendo candidato, el presidente dijo infinidad de ocasiones que no volaría en avión oficial y que se vendería toda la flota ejecutiva. Ciertamente aun no logramos venderlo como tal, pero si es un hecho que el presidente de México vuela en aviones comerciales.
¿Qué habría opinado la prensa critica o los opositores si AMLO no hubiese cumplido aquel ofrecimiento de campaña? Y digo esto desde una posición en la que si bien entiendo el mensaje simbólico, no dejo de creer que esta decisión -volar en aviones comerciales- trae consigo riesgos de seguridad enormes. Por supuesto lo habrían criticado por incumplir la promesa.
La ruta de este avión se anunció en pantalla desde hace mucho tiempo y no ha cambiado habiendo cruzado el punto cero, no se ha vendido ni puede acusársele de inconsecuente.
Tres cosas están claras luego de pasar los 40 meses de este sexenio:
- El discurso y la organización de las prioridades cambiaron en este vuelo respecto de “los anteriores”: desde la presidencia, de lunes a viernes, se habla de infinidad de cosas de las que que ningún otro presidente habló antes y hay una clara focalización en atender a los 60 millones de mexicanos más pobres con una visión ideológicamente diferente. Guste o no. Literalmente: este capitán anunció la ruta de su vuelo hace décadas. No la ha cambiado. No se ha “vendido”. Es la misma.
- El presidente es un hombre al que le costó un camino de 18 años llegar a la presidencia. Sabe lo que es volar con mal tiempo y escaso combustible. Para el 2024 el aterrizaje es obligado, pero hará todo lo que considere para que en el siguiente vuelo opere un piloto -pilota o pilote- que garantice mantener la ruta sin turbulencias, sin paracaidistas saltando, sin aeronaves multilínea volando cerca y con una torre de control en la que él confíe.
- Hay un anuncio en cabina: “Atención señores pasajeros: hemos iniciado nuestro descenso. Tripulación tome sus lugares. Preparémonos para el aterrizaje”
Oximoronas 1. México “venció” ayer 3-0 a Surinam. En el futbol tampoco somos Noruega, ni Brasil ni España ni Argentina, ah pero eso si, seremos sede del Mundial 2026. Un circo.
Oximoronas 2. La columna de esta semana es patrocinada por “Academias LSD-Maussan”, cursos de inglés, alemán y alienígena. Inscripciones abiertas en el ?1/-3@&-99^???. Cupo limitado.