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Partidos comparsa, entre descalabros y al borde de la extinción / En la Mira

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Héctor Estrada 

Los resultados de las elecciones realizadas el pasado domingo en seis entidades del país han confirmado la profunda crisis que actualmente atraviesan algunos de los que antes eran considerados grandes partidos políticos nacionales y que ahora luchan desesperadamente por mantener los registros y prerrogativas estatales ante su inminente extinción. 

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) es ejemplo de la agonía más evidente. Hasta antes de las elecciones de 2018 el “sol azteca” tenía bajo su control cinco gubernaturas, era considerada la tercera fuerza política nacional y presumía como su principal bastión político a la capital del país. Hoy nada queda de eso. El partido ha perdido todas las gubernaturas, incluidas la Ciudad de México, y se ha quedado sin registro estatal en al menos 15 entidades. 

El PRD ha sido prácticamente borrado del mapa nacional. Y la tendencia se confirmó el pasado domingo 5 de junio. El Partido de la Revolución Democrática terminó perdiendo el registro estatal en Tamaulipas e Hidalgo al no alcanzar el tres por ciento de las votaciones; se mantiene en el mismo riesgo dentro de Quintana Roo y Durango; mientras en Oaxaca y Aguascalientes ni si quiera superó el cuatro por ciento de los sufragios. 

Fue, en general, el partido con registro nacional que menos votos obtuvo durante las elecciones pasadas. Ni la alianza con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) lo han salvado del precipicio. Por el contrario, parecen haberlo sentenciado a las sombras, como una comparsa irrelevante, sin protagonismo mínimo, que cada vez pierde más y figura menos en la escena nacional. 

Al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) tampoco le fue muy bien este 5 de junio. En Durango, Oaxaca, Aguascalientes e Hidalgo no alcanzó el tres por ciento de las votaciones, por lo que su registro estatal también se puso en riesgo. Pese a la supuesta fuerza política que tanto pregona, en lo individual, “el Verde” no aportó muchos votos a la alianza morenista. A excepción de Quintana Roo, en la mayoría de las candidaturas estatales el Partido del Trabajo incluso aportó más sufragios que el PVEM a la alianza, manteniendo la mayoría de sus registros estatales. 

El PRD y el Verde fueron, sin duda, los partidos nacionales menos favorecidos y más perjudicados durante los comicios pasados. El PRD al borde de una desaparición inminente y el PVEM subyugado a acuerdos de sobrevivencia e impunidad que no le dan mucho margen de maniobra. 

Aunque el PRI y al PAN se aferren a ver el lado más “optimista” de los resultados, lo cierto es que apenas les alcanzó para mantener dos de las seis gubernaturas en disputa donde ellos eran gobierno. En general, Morena nuevamente se convirtió en el partido que más votos obtuvo en lo individual. 

El PRI se ha desplomado lentamente durante los últimos seis años. Así, mientras en 2016 el Revolucionario Institucional obtuvo 2 millones 135 mil votos en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, este año se perfila a solamente quedarse con 822 mil 249 

sufragios en esas mismas entidades. Es el desplome en votaciones más fuerte para el partido que gobernó México hasta diciembre de 2018. 

Lamentablemente para la democracia y la alternancia en el país, la oposición en México se sigue quedando muy corta ante la hegemonía aplastante que representa Morena. No ofrecen alternativas viables y siguen representando más del mismo pasado que los sacó del poder. Si las estrategias no cambian, el destino de partidos como el PRD parece estar marcado irremediablemente rumbo al precipicio de la historia política de donde el PRI y el PAN están cada vez menos lejos… así las cosas.

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