Sr. López
Tía Lencha (que así se llamaba), era una de las tías bisabuelas del lado materno, de esas que vivían mucho más de lo aceptable. Cuando ya era muy ancianita y muy lúcida, la cuidaba su hija menor, la solterona tía Elena, que rondaba los 80 de edad. La tía no estaba enferma de nada pero un día no se quiso levantar más de la cama; Elena se alarmó muchísimo y contaba en el velorio que cuando le dijo a su mamá que la iba llevar al sanatorio, le dijo: -Hijita, créeme, no sé mi edad pero tengo más de cien… por favor, déjame morir en paz –y como Cleto el Fufuy.
Se le solicita leer lo que sigue: “Parece indudable que si la situación actual de México ha de juzgarse con alguna severidad, difícilmente puede escaparse a la conclusión de que el país pasa por una crisis gravísima. Es ella de tal magnitud que si se la ignora o se la aprecia complacientemente, si no se emprende en seguida el mejor esfuerzo para sacarlo de ella, México principiará por vagar sin rumbo, a la deriva (…)”.
No lo dijo un renegrido enemigo del gobierno sino don Daniel Cosío Villegas en su libro “La Crisis en México”, escrito en noviembre de 1946… sí, en 1946, hace 76 años.
Rescatar el sector eléctrico de las garras de los extranjeros; nacionalizar el litio; reformar los planes educativos; cambiar las leyes electorales; promover la cartilla moral; la construcción del tren Maya; incrementar los vuelos al AIFA; el pacto contra la inflación; denunciar penalmente a legisladores que no aprobaron una iniciativa del Presidente; la consulta pública para decidir con qué se sustituye la palmera de Reforma… son algunos de los temas que mantienen en vilo a la opinión pública y parece que se nos olvida lo mero principal: México está en guerra.
Anticipo que esa afirmación puede parecerle a usted, excesiva, desproporcionada. A ver, le repito: México está en guerra.
Como a este menda le molesta que le copien sin dar crédito, se lo da al catedrático José Antonio Guevara Bermúdez, quien se dio a la tarea de recabar los datos oficiales e información general que siguen:
Entre el 1 de enero del 2007 y el 31 de diciembre del 2020, efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional sostuvieron 4,995 enfrentamientos en contra de “agresores civiles” (SEDENA, respuesta a solicitud de información folio 0000700078821, 17 de febrero, 2021); de 2008 a 2020, elementos de la Secretaría de Marina participaron en 389 (SEMAR, respuesta a solicitud de información folio 0001300032021, 17 de febrero, 2021); por su lado, la extinta Policía Federal y la Guardia Nacional, sostuvieron 1,751 enfrentamientos armados.
Nada más esos reportes suman 7,135 enfrentamientos armados. Si le rasca usted a la historia de la Revolución Mexicana se va a llevar la sorpresa de que es infinitamente mayor el número de combates (“enfrentamientos” se dice para alarmar menos), de esta guerra contra la delincuencia organizada. México está en guerra.
Y aunque ahorita el tema sea la gallarda defensa de la soberanía nacional del dúo dinámico (el Presidente y el Canciller), o la promoción de Sembrando Vida en Centroamérica, algo nos debería preocupar que nada más de 2006 a 2019 hayan muerto violentamente más de 350 mil personas en esta nuestra tierra de hombres cabales y que al 18 de octubre de 2021, hayan desaparecido (¡desaparecido!), 93,212 personas según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas… rondamos el medio millón de bajas y ¡no estamos en guerra!
En 2029, la ONU en voz de Michelle Bachelet, alta Comisionada para los Derechos Humanos y en 2015, su antecesor Zeid Ra’ad Al Hussein, afirmaron que en México, “las cifras de muertes violentas eran impactantes y propias de un país en guerra”.
Para que entremos en escala: la guerra actual en Ucrania, que tiene con los pelos de punta al mundo -con bombardeos, combates y misiles-, ha cobrado 34,100 vidas de soldados y 2,500 de civiles (con los peores datos, los datos cruzados de Rusia y Ucrania). La guerra en Irak (del año 2003), costó la vida a 30,172 militares y 7,269 civiles. Y los Estados Unidos no olvidan la muerte de 58,126 de sus soldados en la guerra del Vietnam que duró 20 años (1955-1975).
Nosotros con un promedio anual superior a 30 mil muertes, chapoteando en la sangre de más de medio millón, estamos muy pendientes de si a Claudita Sheinbaum le apesta su candidatura a la presidencia de la república dentro de dos años, la tragedia de la Línea 12 del Metro… o del desempeño del Checo Pérez en la Fórmula 1.
Cuando alguien dice que México es un Estado fallido, hay un indignado rechazo de la clase política, porque no es cierto y no es cierto, pero que nos digan cómo se llama un Estado que no gobierna en algunas, tal vez muchas regiones del país; un Estado ausente en muchas carreteras y tramos de ferrocarril; un Estado que no controla sus fronteras; un Estado en el que se violan descaradamente los derechos fundamentales de los ciudadanos; un Estado en que bandas criminales cobran sus impuestos (derecho de piso); un Estado en que renuncian más policías federales de los que se contratan; un Estado en que la procuración de justicia es un propósito; un Estado en que los presos abandonan las cárceles cuando les aburre el menú; un Estado en el que sus fuerzas armadas hacen de policía; un Estado en que su Secretaría de la Defensa Nacional, aceptó en octubre de 2011 haber desmantelado en cinco años 800 campos de adiestramiento militar de bandas criminales (¡800!). No, no es fallido pero está malito.
Tome usted nota de que este menda en esta Feria, no subraya los datos mortuorios del presente gobierno federal. No. No sería justo. Esto viene de atrás.
Y sin embargo a nuestros gobernantes hay que recriminarles no afrontar la realidad nacional tal cual es: México está en guerra y una gira presidencial a Centroamérica o manosear a la mala los programas de educación básica, equivale al bombero que da la espalda al fuego y hace malabares para distraer a la gente… y así, México seguirá vagando sin rumbo, a la deriva.