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Y nuestras mamás también / La Feria

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Sr. López

 

Algo le he contado del tío Armando, señor muy querido por todo mundo porque era de veras buena persona y encima simpático… con un solo defecto: era el hombre más necio en la historia del planeta Tierra. Para que me entienda, otro tío lo pescó un día en una falta de ortografía pero, lejos de aceptarlo, discutió y discutió, hasta que a alguien se le ocurrió ir por el diccionario, buscar la maldita palabra y plantarle la página en las narices, ante la mirada expectante de los presentes, pero tío Armando era tío Armando, y después de leer y releer, exclamó: -…pues ¡está mal el diccionario! –así de necio.

 

En la CdMx, ayer se reunieron varios miembros del próximo gabinete federal, en la “Mesa de diálogo con los pueblos originarios en resistencia a la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en el Lago de Texcoco”. En el nombre lleva la fama.

 

Estuvo presente, claro, don Jiménez Espriú que ya no ve lo duro sino lo tupido. No amaina el rumor de que de plano no llega al gabinete o que va a durar muy poquito: no hay un dictamen que avale su idea del aeropuerto de Santa Lucía amancebada con Benito Juárez. ¡Tcht!

 

Estuvo también Alejandro Encinas, quien será el próximo subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, de la Segob. A él sí le importa un pito hacer el papelazo que haga falta: con seguir enchufado al ferrocarril político de AMLO, tiene bastante.

 

Durante el encuentro con los “pueblos originarios” (¿originarios de veras?… ¿no eran los olmecas los originarios-originarios?… bueno, después que ellos desalojaron a los anteriores originarios… y así, hasta la noche de los tiempos; esto de “pueblos originarios” es otra vacilada del lenguaje políticamente correcto, nada más), en fin, durante el encuentro, los vecinos de las obras del aeropuerto que se está construyendo, “exigieron” (¡eso!), que se tomen en cuenta sus demandas, se les respeten sus derechos humanos y que acabe la represión, agravios y vejaciones de que han sido objeto. ¡Ah, caray!… y uno sin saber.

 

Estos señores “exigen” (¡eso!), que se cancelen las obras en ejecución, SIN consulta, o sea, porque ellos dicen. ‘Tá bueno, para eso son “originarios”.

 

Don Encinas, que sirve igual para un barrido que para un fregado, no los decepcionó y afirmó que el proyecto del aeropuerto en construcción fue “un proceso de engaño permanente” a las comunidades por parte del gobierno de Peña Nieto (¡zaz!).

 

Tal engaño permanente es cosa grave, gravísima. Participaron en esa infamia, el 75% de los que dijeron estar de acuerdo con el proyecto, habitantes de las 311,000 viviendas periféricas (vecinos de los terrenos del proyecto), que visitaron los encuestadores de cinco universidades de los municipios colindantes (Atenco, Texcoco, Ecatepec, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán). Se necesita tener la cara de concreto de alta resistencia para llamar a eso un “proceso de engaño permanente”, a menos que estén de cómplices cinco universidades y los moradores de 311 mil viviendas.

 

Igual, don Encinas dijo en la reunión, mesa o lo que sea que haya sido eso, que él está de acuerdo con la idea de cancelar las obras. No es sorpresa, ya antes, el 28 de marzo de este año, en entrevista para #AristeguiEnvivo, soltó varias perlas:

 

“(…) el proyecto, el NAIM es un gran error, en donde evidentemente lo que hay atrás es un gran negocio (o sea, “evidentemente”, no necesita probar una afirmación de semejante calibre, es evidente)… va a comprometer los recursos públicos, porque no solamente se ha colocado este bono para financiar el proyecto sino que la inversión está atada a la Tarifa de Uso de Aeropuerto (… crick… crick… oiga a los grillos en la silenciosa pradera)… ¿comprometer recursos públicos porque se paga con el TUA…?, que alguien tenga piedad de este pobre hombre, explíquenle qué son impuestos, productos, derechos, aprovechamientos… no, mejor no, ahórrense el esfuerzo: él está en contra porque supone que como lo dijo AMLO en su campaña, eso mismo quiere ahora que ya ganó la elección, y si a él le basta con eso, era como para que nadie estuviera en desacuerdo, ¡carambas!

 

Don Encinas, en esa entrevista, ya encarrerado, afirmó que las obras que actualmente se ejecutan no estarán terminadas en el 2020, sino hasta el 2050. Hágase de cuenta una pirámide de Egipto en tiempos de escases de mano de obra; por ejemplo, la más grandota, la de Keops -o Guisa, o Jufu-, cuyo tiempo estimado de construcción fue de 30 años, trabajando nada más durante las crecidas del Nilo, que era cuando no se podía atender los campos agrícolas, ¿sí?, pues, igual: dentro de 32 años se terminará la construcción del aeropuerto, según don Encinas… ¡ok!

 

El caballero alguna gracia debe tener para estar tan dentro del corazón de nuestro Presidente electo -tanto que fue su sustituto como Jefe de Gobierno del entonces D.F.-: es un profesional del fracaso, jamás ha ganado una elección (dos veces diputado federal -una de suplente de Demetrio Vallejo, quien falleció; y la segunda, de plurinominal-; senador pluri; dos veces candidato a Gobernador del Estado de México y dos veces derrotado; y también perdió cuando quiso ser presidente de su partido, el PRD).

 

Don Encinas, cuando Jefe de Gobierno del D.F. -del 4 de agosto del 2005 al 4 de diciembre de 2006-, tuvo la mala pata de que la Ciudad de México fuera la entidad más corrupta del país, según Transparencia Mexicana -Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno-, que evaluó la situación con un 19.8, seguido por Tabasco, con 13.6 (don Marcelotzin la dejó en 17.9, por cierto).

 

Pero, necio como es, Encinas afirmó el 10 de marzo de 2016, en la presentación del libro de Guillermo Ávila, “[RE]construyendo la confianza en el poder público. Las declaraciones patrimoniales como instrumento de control ciudadano”, que “tenemos que asumir que la corrupción es un asunto de sistema, la corrupción es sistémica y es consustancial al sistema político mexicano”.

 

¡Consustancial!, por eso el aeropuerto… y nuestras mamás también.

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