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Voto famélico / La Feria

Voto famélico / La Feria
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Sr. López

 

Alguien debe acordarse de aquella campaña en la televisión, hace muchos años, en la que -a partir de las 10 de la noche-, decían: -¿Sabe usted dónde están sus hijos? -(tío Chucho sufría, tuvo tres hijas, y se lo imaginaba… el tiempo le dio la razón).

 

Con ánimo malévolo, este menda pregunta a usted: -¿Sabe en qué andan nuestros políticos?

 

En este periodo del año, suponemos que los políticos están en un receso de actividades, una especie de tregua de bellaquerías, porque aunque hay actores de la cosa pública muy honorables, al menos por el momento no parecen ser mayoría. De cualquier manera, no hay medio tiempo, como en el fut, ni suspensión temporal alguna de las hostilidades; los políticos verdaderos, los que encajan en la descripción del “zoon politikon” (el animal político), no paran nunca,  todo el tiempo están en “modo” político: comen, beben, juegan, aman, se casan, celebran bautizos y navidades, “en político”. Un conocido de su texto servidor, bautizaba varias veces a cada uno de sus hijos, para tener más compadres de entre la selecta fauna política que frecuentaba; en serio. Casi todos duermen poco, por lo mismo.

 

El tenochca de banqueta, el peladaje de los que vivimos a ras de tierra, precisamente en esta temporada es cuando somos más vulnerables, dedicados a la sana alegría, la expansión de sentimientos, algunos excesos en la ingesta de carbohidratos, proteína animal y brebajes de distinta catadura, que nos entorpecen en cierta medida, la capacidad para fijar nuestra atención en los asuntos públicos: intente desentrañar los misterios de la miscelánea fiscal en medio de una cruda 12 grados Richter; o haga su mejor esfuerzo para leerse completo un ‘Proceso’, con una indigestión navideña de esas que no procesa ni un cebú Brahman (900 kilos).

 

Luego viene enero, cuando el ciudadano estándar va apenas saliendo del aletargamiento que produce la suma de villancicos (elevación de glucosa en sangre), foquitos parpadeantes de colores (alteración e conexiones neuronales), y los desórdenes del sueño.

 

Enero, dichoso mes en el que en las tiendas contempla uno con mirada bovina, las cosas que compramos hace dos semanas, a la cuarta parte del precio que pagamos, mejor dicho: que pagaremos a lo largo de muchos meses, “sin intereses”. Así, al arribar a febrero, ya le dimos tal ventaja a los políticos que no tenemos defensa; además ellos saben que sólo la tienen que librar para llegar a Semana Santa y ¡otra vez la burra al trigo!, volvemos a bajar la guardia. Por eso, insisto: ¿sabe en qué andan nuestros políticos? (no le vaya a pasar lo que al tío Chucho, que tuvo varios nietos y ningún yerno).

La cosa importa porque estamos en “precampañas” por la presidencia de la república (que son campañas en toda forma, pero la ley se respeta y son precampañas).

 

Deberíamos estar muy atentos cuando menos a las andanzas de los tres diamantes (trío, pero no de cantantes): el más afamado, el Pejemplar Redentor de la patria, quien lidera la coalición “Juntos haremos historia” (nombre que no dice nada, Hitler hizo historia, Jack El Destripador, también; juntarse para hacer historia es compromiso cero, si acaso a ser recordado), y que es el más conocido está fuera de duda (digo, después de 12 años de estar en campaña, ya sería el colmo), pero igual que lo de “hacer historia” no da para mucho, ser muy conocido, tampoco, que el Fabiruchis y la Mataviejitas, también son muy conocidos, y como banderilla de fuego ha de haber sentido don Pejecutivo Legítimo, al enterarse que es el campeón de comentarios negativos en los medios de comunicación, según la UNAM.

 

Así es: la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Monitoreo de Radio y TV (sitio monitoreo2018.ine.mx), detectó del 14 al 16 de este mes, que de 1,805 notas informativas sobre las precampañas en 63 noticiarios y 10 programas de espectáculos con más audiencia del país, don Pejeremías fue mencionado en el 33% (Meade, en el 21%; el C.Anaya, en el 16%), sí, pero el 51% de las menciones del Pejesús son negativas (Meade el 25%; C.Anaya, el 22%); y advierte la UNAM que “los géneros de debate y opinión y análisis”, no se tomaron en cuenta; o sea, a lo pelón: el Pejehová da mala nota; se habla mucho de él, sí, pero la mitad de las veces, para mal. Está fácil, si ya mandó al diablo a las instituciones, ahora le toca a la UNAM y a los medios (y ya luego se irá a su rancho en Tabasco… ¿si se acuerda del nombre, verdad?)

 

Eso respecto de los precandidatos que son candidatos, pero también sopla aire político allá por los llanos judiciales: este miércoles el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife, para todos nosotros), determinó por unanimidad de los siete magistrados de su Sala Superior, que el INE no es nadie para andar prohibiéndole al PRI ni al Verde el reparto de tarjetas de débito entre sus seguidores y los espontáneos asistentes a sus mítines, por más que haya dicho el PRD que las entregan prometiendo “activarlas” si y solo si triunfa su candidato (que feo ser tan mal pensados). Ya antes habían desechado la misma queja por las tarjetas “Salario Rosa” que los tricolores repartieron en la campaña del Estado de México (que sí las activaron, porque sí gano Del Mazo el gobierno de allá… ¡qué bueno por las señoras!, imagínese nomás quedarse así con el plástico sin poder usarlo).

 

Esto ratifica entre otras cosas, que no se violará la ley: está permitido comprar voto; ahora los seguidores del C.Anaya y del Pejehová, que vayan haciendo su vaquita: esto es de lana, como siempre fue, pero a lo descarado, nada de andar dilapidando en propaganda: votas, comes; no votas, no comes… y viéndolo bien, sí: muy derecho de cada quién vender-rentar-prestar su voto, no será una actitud cívicamente ejemplar, pero, muy su derecho de cada quien.

 

En nuestro risueño país se da este raro fenómeno de que la pobreza sea negocio, un gran negocio de unos cuántos y ahora, lo triste es que encima le saquen raja electoral al hambre porque esto es eso, voto famélico.

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