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¿Viene una dictadura digital? / A Estribor

¿Viene una dictadura digital? / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor
 
El uso de la internet ha modificado las relaciones de la ciudadanía con el poder. Las redes sociales se ha convertido en un torrente informativo que escapa a todo intento de censura. El uso de los Smart Phones o Smart Tv´s permite a los usuarios acceder a toda hora a lo que esta sucediendo no solo en su entorno, sino a lo largo y ancho del planeta.
 
El contenido que vemos en distintas redes sociales está regido, además de por lo que buscamos de manera activa, por la mano invisible de los algoritmos. Cada plataforma usa uno distinto, basado en lo que la compañías estiman que los usuarios quieren ver. De esta manera con la simple captura de algunos datos personales basta para identificar algunas de las preferencias de los usuarios, las cuales se van actualizando de tal manera que identifican las necesidades informativas y hábitos de consumo al grado de inducirlos.
 
En lo político han producido un efecto devastador en las estructuras tradicionales de poder. La llamada primavera Árabe entre el 2010 y el 2013, comenzó con una denuncia por el abuso a un vendedor ambulante (Mohamed Bouazizi) que fue despojado por la policía de sus mercancías que en respuesta, se inmoló. Durante su agonía miles de tunecinos se rebelaron contra las malas condiciones a las que el país estaba sometido y salieron a protestar contra el gobierno. Mohamed Bouazizi falleció y días después, el presidente Ben Ali dimitió. Esto provocó un efecto dominó en Egipto y Libia, derrocando a los gobiernos de Hosni Mubarak y Muamar Gadafi. La prensa internacional y la información que multiplicó en las redes sociales tuvieron un efecto demoledor.
 
Hoy en Venezuela la inconformidad social ha tenido eco gracias a las redes sociales. Juan Guaidó, el líder opositor, las utiliza permanentemente para mantener la cohesión y solidaridad en el movimiento social y político que encabeza. Maduro las usa infructuosamente y es probable que los apagones del servicio eléctrico sean intentos por incomunicar a la oposición, pero no le ha servido de mayor cosa sino por el contrario.
 
En México fueron clave en la elección presidencial. No en vano el ahora presidente López Obrador las calificó como “benditas redes sociales”. Conoce perfectamente la manera en que operaron, pues un bien organizado equipo de trabajo se encargó de manejarlas, primero para descalificar al régimen peñanietista y luego unificar a la llamada Mafia del Poder bajo el mismo membrete del PRIAN y el neoliberalismo, causante de todos los males que aquejan al país: desigualdad, corrupción y violencia.
 
Nos dice Moisés Naim:  “La polarización no solo resulta de los resentimientos causados por la desigualdad o la pugnacidad estimulada por las redes sociales. La antipolítica, el total repudio a la política y a los políticos tradicionales, es otra importante fuente de polarización”. Por eso la razón del discurso segregacionista. Por eso los fifís, neoliberales, conservadores, hipócritas y la derecha, que se oponen a las transformaciones de la 4t.
 
“Si pierdo, a ver quien amarra al tigre” decía AMLO en la campaña, pero resulta que ese tigre sigue suelto. Las redes sociales hoy se han vuelto una incomodidad para el gobierno. No hay manera de censurar a los críticos. La vigilancia así como la denuncia por los yerros del gobierno son igualmente efectivos que en el pasado y no saben que hacer para frenarlo.
 
Ahora se esta cocinando la idea de llevar internet a todo el país utilizando los más de 50 mil km de la red eléctrica. Y eso suena en teoría muy bien si de democratizar el acceso a la tecnología se trata. Hay sin embargo quienes ya están tramando la idea de utilizarlo como un mecanismo de información, propaganda y control del gobierno como sucede en países como China o Rusia, que han diseñado sus propias plataformas de acceso a la información acorde a sus intereses. Ojalá que esto sea una mera elucubración. Porque si lo están pensando en serio nos estaríamos adentrando a una especie de dictadura digital propia de los regímenes fascistas. Aguas con eso.

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