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Veneración Presidencial (II parte) / A Estribor

Veneración Presidencial (II parte) / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

 

Hablábamos en un texto anterior de la veneración al actual presidente y la suerte de personajes históricos que pudo haber sido otra. Quienes fueron héroes terminaron como villanos. Juárez corrió con suerte pero también con el apoyo de los norteamericanos que no querían la injerencia europea en América y menos en su vecino del sur, según la doctrina Monroe. La geopolítica operó a favor de México.

 

Mestizos y sobre todo criollos descendientes de españoles se proclamaron en la Nueva España contra la invasión francesa y la imposición de José Bonaparte, hermano de Napoleón en 1808. Mientras los españoles iniciaron la revuelta en la plaza del dos de mayo, el virreinato se mantuvo al margen. Por eso la proclama en la madrugada del 16 de septiembre al ser descubiertos quienes conspiraban contra los peninsulares gachupines. Se omite con todo propósito que Hidalgo lanzó vivas a Fernando VII el destronado heredero de la corona española. Querían a los gachupines fuera del poder pero seguir siendo fieles al reino de España. En represalia por la masacre de niños, mujeres y ciudadanos españoles en la alhóndiga de Granaditas,  Hidalgo muere meses después sin saber que México se convertiría en una nación independiente.

Lo que la historia no cuenta es, que seguidos por miles saquearon ciudades pero al llegar a las puertas de México desertaron por temor a enfrentar al bien organizado ejército virreinal. Fue el saqueo lo que motivó a la muchedumbre que acompañó a los insurgente.  Hidalgo da marcha atrás y ocupa Guadalajara donde ordena la matanza de 600 españoles que prefirieron rendirse al ejército insurgente pretendiendo inútilmente salvar sus vidas. Ahí obnubilado, ensimismado y embriagado de poder se proclama “Su Alteza Serenísima”. Se distancia de Ignacio Allende y es el principio del fin. Huyen diezmados y se cuenta que con Hidalgo hecho preso por sus propios compañeros insurgentes. Pensar en un desenlace distinto no deja de ser una especulación. Pero, ¿qué habría pasado si Hidalgo triunfa en sus pretensiones? ¿Se habría coronado como el nuevo Virrey fiel a la corona pero de origen criollo?

Pero la insurgencia no acaba ahí. Otros continúan con el movimiento y es Morelos quien concibe la tesis fundacional del México independiente en “Los Sentimientos de la Nación”. Se forma el Congreso de Apatzingán y la primera Constitución mientras Morelos se proclama Siervo de la Nación y no Alteza, ni Rey, ni presidente. No cede a la tentación del poder. Termina después preso, excomulgado y fusilado. Mártir y padre fundador, el sí, de nuestra patria.

 

Vicente Guerrero huye a las montañas del sur. El movimiento insurgente esta en extinción. Agustín de Iturbide es llamado a sofocar los últimos rastros de la revuelta. Por el contrario concibe con intuición una oportunidad política y hace historia. Se reúne con Guerrero y pacta con el último virrey enviado por la corona, Don Juan de O´donojú, la consumación de la independencia bajo la bandera del ejercito trigarante. Pacta la Paz y se nombra un congreso. El pueblo sale a las calles y por su gran popularidad lo proclama Emperador. Poco le dura el cargo confrontado con el congreso y sin dinero para costear un ejercito que lo mantenga en el poder.

 

Cosas de la vida. Hidalgo que no pensaba ni por asomo un México independiente es el padre de la patria. Iturbide que consuma el movimiento y logra pacificar al país, es fusilado al regreso de su autoexilio y hoy no merece los honores porque quienes escribieron la historia. Sus restos yacen en la catedral metropolitana y no en el Ángel de la Independencia.

 

Continuará…     

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