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Una tras otra / La Feria

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Sr. López

 

Por una de esas cosas sin explicación, el ensayo “Elogio de la tontería”, escrito hace poco más de 400 años por Erasmo de Rotterdam, es conocido como “Elogio de la locura” (pero en latín se llama “Stultitiae Laus”, y estulticia es tontería, no locura… en fin); el caso es que ése holandés hace algunas reflexiones que nos viene al pelo comentar.

 

Dice Erasmo (que se llamaba Gerardo), que la tontería tiene ventajas y da felicidad a los hombres, tengan o no estudios, grados o alcurnia, pues los simples se gozan en chismorreos (y no había Facebook en su época), y los cultos con toda distracción (¿qué hubiera dicho de nuestros 100 canales de televisión?).

 

Pone el autor como personaje a la Tontería misma, quien explica que para alegrar a la gente, la auxilia un Cortejo compuesto por: el Amor Propio, la Adulación, la Pereza, la Locura, la Molicie y el Olvido y no le digo más porque la obra rebosa en comentarios machistas (en estos tiempos lo hubieran tupido a tuitazos hasta las feministas menos aguerridas).

 

Este “Elogio de la tontería” pareciera ser el manual de cabecera de nuestra actual clase política (y no hace falta insistir: se refiere el rasca teclas al político tenochca estándar, que siempre hay excepciones, siendo una lástima que ahora sea raro lo que antes era normal):

 

Sabido es que el único ser más vulnerable al elogio que una tiple de teatro de revista, es un político, y que nutriendo su amor propio se les sacan favores, prebendas, candidaturas y nuevos partidos.

 

Perezosos aparentan no ser, siempre agitados en ese activismo que no es sino  manifestación de su fortalecido ego: han de estar en todas y a todas van, lo que ni se parece a trabajar (que trabajo es el esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, ojo: riqueza, no dinero -cosechar la parcela, armar una máquina, echarse una cirugía, escribir una columna, eso es trabajo-, no arramplar con lo ajeno, que eso sí saben hacer, claro que sí).

 

Locos son y -sostiene López-, que si por ley hubieran de aprobar exámenes psicológicos a fin de obtener licencia para ejercer su oficio -de suyo el más noble-, habría escases de personal para gabinetes y las curules del Congreso estarían tan ocupadas como el graderío de un partido Zacatepec-Campeche (o Chivas-Burundi, que viene a ser casi lo mismo).

 

La molicie es “comodidad y regalo excesivos”; bueno: si la molicie doliera, a los políticos no les alcanzarían sus grandes fortunas para analgésicos; se dan trato de favorita del harén, comen con paladar de cardenales, beben como nietos de duque, visten como dandi coquetón y subirse a un coche de menos de medio millón de pesos les estallaría las hemorroides (que sí tienen, otro día le explico por qué): todo se regalan, todo les es poco y lo presumen con impudicia que haría sonrojar a la más curtida teibolera.

 

Y, pero-por-supuesto, el olvido es su prenda más amada, pero el olvido selectivo, olvidan promesas, compromisos (firmados o no ante Notario, ahí se checa las actas que regó a lo largo y ancho del país, don Peña Nieto en su campaña); olvidan también lealtades e ideales (véase, si le duda, la maroma del Pejehová abandonando al PRD para fundar su propia franquicia; o el cambio de estatutos del PRI de marzo de 2013, para facilitar el proyecto de contrarreforma petrolera, equivalente a que el Vaticano anunciara que ya creen en Lutero).

 

La tontería así entendida, a la Erasmo-Gerardo, sin duda es mal que ha proliferado entre nuestros gobernantes, y los lleva a extremos impensables en el pasado mexicano y el presente de países serios (que sí hay, no vaya a pensar que el carnaval tenochca es global), y de la misma manera que es difícil encontrar un mentiroso de fiar, un banquero caritativo o una cabaretera virginal, es muy difícil que siendo la tontería su hábitat, acostumbrados a los disfraces y fingimientos, no caigan en frivolidades y desfiguros que realmente no perciben, que no es cosa de pensar que son unos perversos que se gozan en lucir sus deformidades de conducta, sus monstruosidades éticas ni el absurdo que ya no distinguen, sea comprensivo, créalo, son ciegos.

 

Mire si duda, los desfiguros del presidente del PAN, el C.Anaya (léase de corridito), subiendo a Youtube un video en el que afirma que un juez le ha dado la razón y que El Universal mintió cuando publicó información sobre el súbito enriquecimiento de él y algunos de sus familiares… tonto es poco, ¿esperaba que un periódico, ese periódico, se quedara callado la boca? Antes que pronto, le reviraron: la sentencia emitida no dice que sea falso lo publicado, no es definitiva y la van a recurrir ante un Tribunal Unitario, ni él quedó como pañalito del Niño Jesús… lo que significa en buen castilla que van a exhibir todavía más al C.Anayita, que vuelve a mentir a lo tonto, cuando ya iba pasando al olvido su escandalete (y más con lo de Odebrecht y Santiago Nieto encima).

 

Y de eso: los senadores siguen trabados por el muy tonto despido del fiscal Santiago Nieto, muy tonto porque lo único que consiguió fue ponerle reflectores al asunto de la Odebrecht… y después de amenazar con dejar congelada la Ley de Ingresos, ayer reanudaron su discusión en las  comisiones de Hacienda y de Estudios Legislativos, bajo la atenta mirada de una funcionaria federal de lujo y manita muy firme (sí, sí tenemos de esa clase), la subsecretaria de Hacienda Vannesa Rubio, acompañada por el subsecretario de Ingresos, Miguel Messmacher… y ahí están sentaditos haciendo su tarea los de la oposición. Hay amenazas que de tan graves, son tonterías.

 

Al mismo tiempo: ayer el Pejehová salió en defensa del dirigente del PT en Aguascalientes, Héctor Quiroz, sujeto a proceso por el desvío de 100 millones de pesos, diciendo que es persecución política porque el candidato del PT a Gobernador del Estado de México, declinó a favor de doña Delfina, la señora que fue candidota de Morena a gobernadora… a ver quién le explica al Pejeremías que ya ganó el PRI esa elección, ¿venganza de qué, por qué?… una tras otra.

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