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Se acabó el cuento / La Feria

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Sr. López

 

Este menda carga sobre sus espaldas la bien ganada fama de haber sido el peor jugador de futbol desde los tiempos del clásico Cro-Magnon vs. Neandertal (inolvidable la final del campeonato Prehistórico Mundial, temporada primavera, 27,000 A.C., en la que la escuadra de los Cro-Magnon se alzó con la Copa Paleolítica). El caso es que la vergonzosa incapacidad podológica de este menda sumada a la involuntaria estatura que heredó del lado paterno, se tradujo en ser asignado siempre al equipo de básquet, noble disciplina en la que el del teclado era la estrella indiscutible en todos los partidos, con una excepción: los juegos contra el equipo del Colegio Americano (el más ñango me sacaba una cuarta de estatura… y 30 kilos), eran una pesadilla, agravada por el papá de La Flauta (no sé si supe nunca su nombre), porque el señor se dedicaba a gritar(me) de groserías y a faltarle al respeto a nuestro entrenador, hasta que el sabio Director del plantel, nombró entrenador de básquet al papá de La Flauta y… ¡ah, cómo cambió la cosa! No, no era lo mismo vivir criticando y haciendo escándalos que ser el responsable. Duró cinco partidos que perdimos al hilo, regresó nuestro entrenador de siempre y el papá de La Flauta dejó de ir a los juegos. ¡Hay un Dios!

 

La materno toluqueña abuela Virgen (la de los siete embarazos), hacía dos cosas en la vida: rezar y cocinar. De la eficacia de sus rezos ya habrá oportunidad de checar con el Creador (no corre prisa), pero de la calidad de sus guisos sostiene López -ante quien sea-, que era insuperable: todo lo hacía exquisito, desde unos huevos fritos a un bacalao a la vizcaína o unos romeritos, platillos estos, que toda la familia exigía que solo ella los hiciera para la cena de navidad (y preparaba suficiente para que todo mundo se llevara para el recalentado y una semana de tortas)… pero su hermana, la tía Beatriz, cada año, criticaba algo del bacalao y de los romeritos, siempre algo no había quedado en “su punto”, hasta que una navidad (1964, muy presente tengo yo), declaró huelga culinaria la abuela y tía Beatriz se autonombró proveedora de ambos guisos. Se quedó casi todo. Nadie pidió para llevar. ¡Ándele!

 

Podría seguir contándole casos rigurosamente verídicos por el estilo, no hace falta, usted las pesca al vuelo: ¿a qué horas irán a caer en cuenta morenistas y asociados, que aparte de que ganaron, en menos de un mes ya son gobierno?… se entiende que a AMLO le cueste bajar de la nube, a fin de cuentas él solito fue el que se tuvo fe y cuando la clase política lo daba por difunto (políticamente), cuando nadie daba un peso por su futuro electoral… ahí puebleando y con mítines de cuatro pelagatos y otros multitudinarios en lugares que nadie sabemos dónde quedan, siguió y siguió… y contra todo pronóstico, ganó, abrumadoramente, de mandar al psiquiatra a priistas, panistas, perredistas y buena parte de los empresarios: claro que se entiende que siga bajo los efectos de la borrachera. Pero sería de esperar que sus cercanos, sus consejeros, los de su confianza, ya estuvieran repuestos, con la cruda bien curada y trabajando en serio. No lo parece y están, sin darse cuenta, desgastando desde antes de que empiece, al gobierno del próximo Presidente. Y le dan cuerda.

 

Lo de anunciar la suspensión de las obras del aeropuerto nacional en Texcoco (porque eso era: el aeropuerto del país), fue una jugada anticipada, sin fundamento, innecesaria, equivocada y muy arriesgada, porque nomás falta que no cumpla con el plazo autoimpuesto de tres años para tener funcionando el de Santa Lucía (plazo imposible de cumplir si hacen las cosas bien, porque también pueden nomás salir con la batea de babas de mandar para allá los vuelos de carga y decir que ya estuvo… y no es ese el compromiso: se trata de que funcionen simultáneamente los tres, el actual de la CDMx, Santa Lucía y Toluca, para cuando menos duplicar el número de vuelos que actualmente llegan al Benito Juárez: imposible).

 

“Pintar su raya” con la clase empresarial, ya desde ahorita, es también una anticipada declaración de guerra. Los hombres de Estado saben que hay cosas que exigen ser dichas y otras que nomás se hacen. Meter en cintura a los malos empresarios que viven de ordeñar al gobierno corrompiendo funcionarios, no se arregla con dichos: con tres que meta a la cárcel se enderezan todos (acompañados por sus cómplices del gobierno, por supuesto). No es prudente avisar los golpes. Tan no lo es que ya ayer se tuvo que reunir con los inversionistas de las obras de Texcoco, para “platicar con ellos sobre la decisión que tomó la gente en la consulta”… ¿la gente?… ¿o sea, cree que los inversionistas son sus tarugos y se tragan esa piedra de molino de la “consulta”?… no: la reunión es para tratar de controlar daños, daños innecesarios. Su compromiso público (está filmado), era que si los empresarios asumían el gasto completo de las obras, se terminaba el aeropuerto. Le tomaron la palabra. Él no cumplió. Y si les repitió ayer -la reunión fue a puerta cerrada-, que suspenderá las obras porque había corrupción, le van a exigir datos duros… que no tiene. ¿Pero, qué necesidad?

 

Y su video anterior (¿del 1 de noviembre?) diciendo AMLO que el “conservadurismo” o “los neoliberales”, siguieron instrucciones de organismos financieros internacionales al aprobar las reformas estructurales del presente sexenio (en referencia específica a la energética y la educativa), que para él, “no han servido de nada”, es un piquete en muy mal lugar a fieras con las que no puede luchar: hoy por hoy, México y medio planeta, están bajo el mando del Banco Mundial, el FMI, la OCDE y las calificadoras.

 

Mientras, anuncia que su toma de posesión del cargo no será eso, sino un “primer informe de gobierno”… ¡órale!… y felices sus huestes en el Congreso, a los puros retozos… ya pronto son gobierno, ya pronto, y cada vez que quieran echarle la culpa de algo “al mal gobierno”, hablarán del suyo… señores: se acabó el cuento.

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