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Juan Carlos Cal y Mayor
Según un comunicado de la Sectur, México podría alcanzar durante el presente año un volumen de 43 millones 603 mil turistas internacionales, 5.2 por ciento más que en 2018 y obtener una derrama económica estimada en 23 mil 683 millones de dólares, con base en cifras del INEGI. Somos el sexto país más visitado del mundo y el número trece por ingreso de dividas. De esas cifras, Cancún y la Riviera Maya representan aproximadamente el 50% de eso ingresos. Después de Aeropuerto de la Ciudad de México, a partir del cual se distribuye el turismo internacional a los destinos turísticos más importantes del país; el Aeropuerto de Cancún es el segundo mas importante a nivel Latinoamérica. Junto con las remesas y el sector automotriz, y en ocasiones por encima de los ingresos petroleros, el turismo representa una las actividades generadoras de empleo más importantes del país. Es decir, un actividad motora para el desarrollo del país.
De unos años para acá se ha presentado un fenómeno de la naturaleza que más allá de sus causas esta poniendo en un serio predicamento a esta actividad económica. El Sargazo es una especie de alga marina que ocupa grandes extensiones de mar y playa de además genera daños en el ecosistema al no permitir la luz solar en el lecho marino. Al llegar a las playas se seca y genera un olor fétido y vuelve intransitable los accesos para los bañistas que por millones visitan las playas mexicanas. La arena blanca y el azul turquesa torna en marrón, lo que trae consigo la cancelación de reservaciones y cambio de los turistas a otros destinos turísticos. Esto ha generado perdidas millonarias en el sector y representa una serie amenaza sino se encuentra una pronta solución.
Hasta ahora todos los esfuerzos han sido inútiles. Ni la Sectur, ni las autoridades ambientales han puesto la atención debida a este problema mientras el sargazo infesta los más de 300 kilómetros de hermosas playas en el estado de Quintana Roo. Llevan 4 o 5 años discutiendo como enfrentar ese problema y a lo más que han llegado es a erogar gastos millonarios mal invertidos en equipos y personal que hace labores de limpieza que, ni son especializados, ni son suficientes.
El fenómeno no es nuevo en el mundo. Empresas en los Estados Unidos y España han diseñado equipos especializados tanto marinos como terrestres para limpiar no solo el Sargazo sino todo tipo de contaminación como la basura que por falta de higiene dejan los turistas en las playas.
En Chiapas nos sucedió con el problema primero del lirio acuático y después con la basura y la desembocadura de diversos afluentes como el rio Sabinal en el Cañón del Sumidero. Esto se incrementa exponencialmente con el inicio de las lluvias que arrastran todo tipo de desechos.
Durante mi gestión como Secretario de Turismo en el periodo del 2008 al 2011, sugerí la adquisición de un trascabo marino en los Estados Unidos, el cual después del mil vueltas adquirió el gobierno del estado y del cual hoy operan varios en el cañón del sumidero. A pesar de ello, no se ha contado con la atención debida y recursos suficientes por parte del gobierno federal que es el responsable de proteger las Áreas Naturales Protegidas como nuestro emblemático Cañón del Sumidero. Recién se informó por parte del gobierno del estado un esfuerzo adicional con ese propósito. No solo se trata de proteger el medio ambiente como primera prioridad, sino de garantizar la afluencia turística que ha llegado a superar el millón de visitantes con todo la generación de empleos, tan necesitados en Chiapas, que esto genera.
En su momento también propusimos adquirir equipos para la limpieza en Playa Linda, Tapachula y en Puerto Arista, donde cada periodo vacacional como la Semana Santa deja infestadas de basura nuestras playas. No fui escuchado por quienes pudieron gestionar los recursos para la compra de eso equipos y el problema persiste. De nada sirven las brigadas de limpieza, más que para generar conciencia en ese grave problema ambiental.
En el caso de Quintana Roo, es la hora en que no se resuelve el problema. La inversión para este tipo de equipos que implican de 2 a 3 millones de pesos. El problema es tan grave que debería de intervenir el ejercito y la marina como sucede con el plan DNIII en casos de desastre. El problema es que para el gobierno federal, el turismo no es una prioridad. En el Plan Nacional de Desarrollo apenas aparece una vez la palabra turismo. En Tianguis Turístico de Acapulco, los empresarios del sector se vieron timoratos. En vez de poner el grito en el cielo, le pidieron al presidente invertir en la promoción turística después de que desaparecieran del Consejo de Promoción Turística.
El presidente ofreció a cambio atender el problema de la inseguridad que no es exclusivo de este sector sino en todo el país. Por cierto a pesar de los altos índices de incremento en la violencia el turismo se duplico en lo últimos 10 años pasando de 23 a 41 millones de visitantes internacionales. También ofreció mejorar las condiciones de vida en las colonias pobres de los destinos turísticos. Eso puede ser justo pero no impacta en lo más mínimo porque el turista no visita eso lugares.
Al paso que vamos, no va resistir la gallina de los huevos de oro que significa esta fuente de ingresos y generadora de empleos para el país. La estamos estrangulando y se va morir por culpa de nuestra indiferencia.
