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¡Salvados! / La Feria

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Sr. López

 

Tal vez ahora no, pero a la mayoría de los nacidos en nuestra suave patria, en la ya lejana era del pricámbrico clásico (fines de los 40’s y principios de los 50’s del siglo pasado), nos traían cortitos con unas cuántas patrañas. La idea del Infierno era poco eficaz, porque aplicaba hasta para después de la muerte (y morir es tan remoto para el niño estándar, que las llamas eternas no impedían la travesura del momento)… pero, el Coco (‘duérmete niño, duérmete ya, que viene el Coco y te comerá’), los fantasmas, aparecidos y similares, le paraban de punta los pelos a cualquiera y lo ponían en orden al instante. Tal vez ahora no porque les dicen que les quitan el celular y con eso tienen.

 

Hace varios días está en las redes, la “información” de que si se arma la Marimorena entre los EUA y Corea del Norte, y empieza una guerra nuclear, sus efectos alcanzarán a México (precisa la “información” que a la península de Baja California, Durango, Sinaloa y Sonora), con la lógica de que los norcoreanos, segurito, van a echarle un misil de largo alcance a San Diego, que es una base militar importante muy cercana a esta tierra de hombres cabales.

 

Parece que por alguna razón hay a quienes les divierte o conviene mantener a la población con el Jesús en la boca (como decía la abuela Virgen), siempre asustados por amenazas diferentes pero eficaces para algo que escapa a la malicia de este su texto servidor.

 

Hemos padecido temores colectivos como la “hambruna mundial” por exceso de población, gracias a un maltusianismo tan válido como el Coco. Thomas Malthus, publicó en 1798 su “Ensayo sobre el principio de la población”, sosteniendo que de seguir la gente reproduciéndose como hacía, la especie humana desaparecería de la faz de la Tierra para 1880… bueno, sin comentarios, entonces había cerca de mil millones de terrícolas y hoy, en 2017, somos más 7,300 millones… y jamás ha habido menos hambre en el mundo, dicho por la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). Qué pena con usted: no está empeorando la cosa.

 

También nos echan a perder el día con predicciones sobre las inminentes catástrofes por la contaminación del ambiente (… ¡salvemos al planeta!). La contaminación es real y hay que atajarla, pero, para decepción del Club de Cataclísmicos y Similares, en abril del año pasado la revista Nature Climate Change publicó las conclusiones de un estudio internacional de largo plazo, hecho mediante satélites: de 1982 a la fecha, la biomasa (el área verde), ha crecido 36 millones de km2 (más o menos dos veces el área de los EUA); no se trata de que sigamos contaminando el aire, sino de no confiar a ciegas en los Apocalipsis que nos vaticinan los aguafiestas profesionales (el combate al CO2 es un negocio inmenso, de por ahí de 36 mil millones de dólares anuales).

 

De alguna manera, siempre se nos dice algo que nos debe tener recogiendo las uñas del suelo para volverlas a morder: un virus recargado y sin cura; un asteroide que va a pasar rozándonos apenas; una epidemia intencional con armas químicas… y si de plano con nada nos asustan, entonces… los extraterrestres ya están aquí (y no llegaron bailando cha cha chá), nos usan como animales de laboratorio, ya nos gobiernan. Ha de ser.

 

Por eso es que lo de la amenaza nuclear que significa Norcorea para México, se lo toma este menda con agua de jamaica. Vamos a ver: el agradabilísimo Kim Jong-un “Líder Supremo” de su país (¡ajúa!), está claro que es un chamaco berrinchudo y bocón, sí, y también  está claro que Trump es un setentón berrinchudo y bocón, pero el poder atómico de Kim el Cachetón es hasta el momento algo “posible”, cuando tenga la tecnología para que sus misiles de largo alcance reingresen a la atmósfera sin desintegrarse, pero, igual, en el peor caso, la Agencia de Inteligencia de la Defensa estadounidense calcula que el líder norcoreano “tiene en su poder 60 armas nucleares” y la Asociación de Control de Armas dice que no, que tiene entre 10 y 16, aunque en 2020 “podría” llegar a 100… podría.  

 

Cuando tenga eso, si llega a tenerlo, Kim el Cachetón se va a enterar, que su “poderío” militar equivale al de un niño con resortera frente a un escuadrón artillado: los EUA tienen -hoy-, 6,800 misiles atómicos de todos los alcances (Rusia tiene más: 7 mil;  Francia, 300; China, 260; el Reino Unido, 215)… y otra  diferencia: los EUA tienen bases militares en 74 países (Rusia y China, en ninguno).

 

A más: la armada yanqui domina todos los mares del mundo (322,809 miembros, 3,700 aeronaves, 269 buques, 10 portaviones, 84 submarinos, todos con armas nucleares); la Armada de Norcorea frente a eso, equivale a las trajineras de Xochimilco.

 

El presupuesto militar anual yanqui pasa de 611 mil millones de dólares (mdd), el de Norcorea: 5 mil mdd (0.8% del presupuesto del tío Sam… menos del 1%). Nomás piense: el gasto militar anual de Brasil son 36,200 millones de dólares

 

Trump anda urgido de desatar una guerra: único recurso con el que salvaría su desastrosa presidencia. Abusivo como es, se buscó un enemigo prácticamente indefenso… y se topó con uno igual a él, igual de tonto, echador y bravucón: ni mandado a hacer.

 

Por eso ahora en cierta prensa, Norcorea es una amenaza nuclear global. Es una mentira de dar lástima, igual que las armas de destrucción masiva que tenía Irak y no tenía y nunca tuvo. Pero hubo guerra.

 

Yevgueni Kim, el investigador principal del Centro de Estudios Coreanos de la Academia de Ciencias de Rusia, explica (TV-Novosti, edición 25 de abril de este año), que el poder militar de Norcorea está diseñado para evitar ser invadido por Corea del Sur (que tiene 700% más de gasto militar al año que su odiado hermano del norte).

 

Dice don Yevgueni: “Corea del Norte no tiene presupuesto para la guerra y carece de petróleo, con lo cual, ni un solo tanque, vehículo blindado, avión o cañón autopropulsado aguantaría más de un día si tuviera que realizar operaciones militares fuera del país”.

 

Ni un solo día… ¡uf!… ¡salvados!

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