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¿Qué sigue? / La Feria

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Sr. López

 

La prima Tina (Fortina se llamaba la desdichada), no era muy agraciada, aunque sí muy simpática. De alguna manera, para sorpresa del respetable, se puso de novio de ella un joven caballero, muy bien plantado y con aspecto de pertenecer a una familia muy adinerada (portaba Cadillac… en los años 50 del siglo pasado eso era de potentado). Alguien de quien no se conocen sus generales (se decía que su mamá, Fortina madre), le recomendó amarrar al muchacho mediante una maniobra de anticipación de consumación del vínculo matrimonial, realizada en repetidas ocasiones con la zafia intención de quedar en estado de buena esperanza, pues en aquellos tiempos (Pricámbrico Clásico), embarazar a la novia  era boda o boda. De repente tronó la noticia: ¡Tina -hija-, estaba embarazada! (murmullo general reprobatorio entre las señoras de la familia materno toluqueña de este menda). El joven del Cadillac, asumió su responsabilidad y se procedió a acordar la fecha para celebrar una discreta reunión con los padres de las partes, a fin de formalizar el asunto y fijar la fecha de celebración del matrimonio (compromiso obtenido con alevosía y ventaja, como ha quedado dicho). Había un pequeño detalle pendiente… Tina -hija-, NO estaba embarazada y para peor, de alguna manera que no se le explicará a usted, el novio lo sabía (es que en esas intimidades… en fin). Así y todo, se presentó con sus padres (sí, sí eran muy ricos, se les notaba desde un avión), quienes, con toda amabilidad propusieron la celebración de la boda, solo Civil, pero de inmediato, inmediato en serio, a los tres días. Lo que no esperaba Tina -hija y menos su mamá-, era que el joven saliendo del Juzgado, salía del país, dejándola en depósito en casa de sus padres (ubicada en Las Lomas de Chapultepec… 12 recámaras con baño y vistas a los jardines, en plural), con marcaje personal y de zona las 24 horas… eran ricos; y Tina -hija-, sosteniendo la mentira… y pasaban los meses… y cuando al año regresó el joven a la Ciudad de México, hacía tres meses que sus papás habían devuelto a Tina -hija-, y el divorcio ya no tardaba. Mala apuesta, hay mentiras que no se pueden sostener. Papelazo el de Tina -mamá-, con un escándalo al revés, sí, porque lo escandaloso fue que NO estuviera encinta Tina, su  hija. Con la pena.

 

El pasado martes, 30 de abril, el Poder Ejecutivo Federal, conforme lo normado en el Transitorio Segundo de la Reforma 2018 a la Ley de Planeación, entregó a la Cámara de Diputados (federal, obviamente), el Plan Nacional de Desarrollo (2019-2024)  para su discusión y aprobación. A todo dar.

 

Personalmente, nuestro Presidente informó a la opinión pública (pueblo bueno incluido), en qué consiste el Plan Nacional de Desarrollo (PND)… y empapamos todos, el pensamiento con la fragancia del Edén perdido, tocamos los dinteles de la Gloria. Nada más quédese con lo siguiente:

 

Para 2024 seremos un país (México), “con empleo, con buenos salarios, con paz, con tranquilidad, sin corrupción, sin impunidad, un país nuevo, una patria nueva” (sic, palabras presidenciales).

 

Ya todo lo demás es detalle: una patria nueva, de aquí al 2024. Un nuevo país con empleos bien pagados, tranquilo y en paz, SIN corrupción… un dardo celeste al corazón. ¡Qué dicha!

 

Para 2024 en este nuevo país, México, sí, ¡México! (precisamente el 30 de septiembre de 2024, día en que termina el periodo presidencial en curso… ¡qué ansias!), tendrá reducida al 50% la incidencia delictiva, habrá cero corrupción y cero impunidad (¡qué ansias!).

 

Leídas que fueron las 63 páginas del PND, con calma y paciencia (mucha), este su texto servidor le hace saber a usted, que en 2024 (Epílogo; página 60, último párrafo), México tendrá “(…) un desarrollo económico que habrá alcanzado para entonces una tasa de crecimiento de 6 por ciento, con un promedio sexenal de 4 por ciento. La economía deberá haber crecido para entonces más del doble que el crecimiento demográfico” (habían de advertir, no alcanza uno a ponerse de pie al leer cosas tan portentosas, tan estupendas).

 

Y hay más, para septiembre de 2024, seremos autosuficientes en maíz y frijol, arroz, carne de res, cerdo, aves y huevos; la importación de leche habrá disminuido mucho, la producción agropecuaria en general habrá alcanzado niveles históricos y la balanza comercial del sector agropecuario dejará de ser deficitaria. Los salarios conseguirán en el sexenio presente, una recuperación de cuando menos el 20 por ciento de su poder adquisitivo, el mercado interno se habrá fortalecido y habrá en el país una mejor distribución de la riqueza y del ingreso.  ¡Campanas de plata!… y falta, hay más buenas noticias:

 

“La delincuencia de cuello blanco habrá desaparecido y la corrupción política y la impunidad que han prevalecido como norma hasta 2018 habrán quedado reducidas a casos excepcionales, individuales e inmediatamente investigados y sancionados (…) la compra de voto y todas las formas de adulteración de la voluntad popular serán sólo un recuerdo.” (Epílogo; página 62, último párrafo)… cero delincuencia de cuello blanco, cero. ¡Atásquense ahora que hay lodo!

 

Busque por su cuenta el documento, está en internet, imprímalo, enmárquelo, póngalo en las paredes de su casa… y rece con mucha fe, rece.

 

Si no se cumple este Programa Nacional de Desarrollo, no sería la primera vez (nunca se cumplen desde 1934, primer año en que se estableció la obligación de hacer un plan de cada periodo presidencial), pero con una diferencia… este Plan, sí espera mucha gente que se cumpla, millones de tenochcas simplex, sí creen que se va a cumplir y que la “4T” será una realidad que nos tendrá cantando diario a todos el Himno a la Alegría, tomados de las manos en calles y plazas… pero si no sale el Plan, no hay “4T”.

 

A fin de este mes de mayo ya se les fue el primer semestre, apúrenle a que México sea un país con empleo, con buenos salarios, con paz, con tranquilidad, sin corrupción, sin impunidad, un país nuevo, una patria nueva. Apúrenle.

 

… ¿y si no, qué sigue?

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