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PRI negoció Tabasco / De Primera Mano

PRI negoció Tabasco / De Primera Mano
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RODULFO REYES

Como le sucedió al PRI estatal en las elecciones intermedias de 2015, para los comicios de 2021 se está configurando un escenario de similar negociación política entre la cúpula tricolor y la federación.

En los comicios de mitad del sexenio del perredista Arturo Núñez Jiménez, la dirigencia nacional priísta, entonces a cargo de César Camacho Quiroz, se opuso terminante a que el Revolucionario Institucional se aliara con el PVEM llevando como candidato a Evaristo Hernández Cruz, a quien la nomenclatura de su entonces partido dejó solo.

A mitad de su gestión, a  Núñez le interesaba sobremanera mantener la capital, e hizo valer sus magníficas relaciones con el gobierno del presidente priísta Enrique Peña Nieto.

Por esas fechas al esposo de Martha Lilia López Aguilera le gustaba contar que alguna vez EPN, en una reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), había lamentado públicamente que Núñez se hubiera ido del tricolor.

“Señor, soy expriísta, no antipriísta”, le respondió el tabasqueño al presidente según el interesado de la historia.

En esa estupenda amistad entre Núñez y Peña puede verse la causa por la que el tricolor hizo todo por volver a perder la capital. Ahora, el presidente del CEN, Alejandro Moreno Cárdenas, ‘Alito’, mantiene también una actitud de sumisión ante el Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador.

En 2015 la derrota del perredista Gerardo Gaudiano Rovirosa hubiera sido inminente en Centro si el PRI se asocia con el PVEM. Pero no hubo poder político que convenciera a César Camacho de la utilidad de ello.

Los datos duros de la negociación fueron copiosos: 1) Previo a las elecciones, el CEN retuvo los recursos que necesitaba Evaristo para mover las estructuras priístas; 2) Tampoco cayó la plata para los representantes de casilla y así no se pudo contar bien los sufragios a favor del hoy presidente municipal capitalino; y 3) El Consejo Nacional del tricolor dictaminó sin justificación válida que en Tabasco no podía coaligarse con su aliado tradicional el verde.

Después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) anuló el triunfo de Gaudiano y ordenó una elección extraordinaria el 5 de agosto de 2016, el fantasma de la “concertacesión” volvió a aparecerse de nuevo.

En la “repetición” de los comicios Camacho Quiroz mantuvo su afinidad con el gobierno de Arturo Núñez, pues reincidió en su postura de no permitir el fortalecimiento del PRI con los votos verdes.

Peor aún: Camacho vetó a Evaristo Hernández y promovió como candidata a Liliana Madrigal Méndez, que fue un suculento flan para Gaudiano.

Esto es, en 2016 la derrota priísta fue más estrepitosa por la injerencia de Camacho.

En aquella ocasión un alto dirigente del PRI tabasqueño le confió al columnista que Camacho se opuso a la alianza con el verde por instrucciones de Peña Nieto.

La llegada de Dagoberto Lara Sedas al comité directivo estatal priísta, por un manotazo de Moreno Cárdenas, es un síntoma de que, según los priístas, la cúpula del PRI ha vuelto a negociar Tabasco.

Alejando Moreno puso a Dagoberto porque es un cuadro sin mañas, que es fácil de manipular”, asevera un priísta que ha ocupado cargos importantes en la administración.

Pero la mejor prueba de que Tabasco ha sido entregado al régimen morenista, es la acometida de Moreno Cárdenas al exgobernador Manuel Andrade Díaz, a quien se considera una piedra caliente en el zapato de la 4T

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