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Policías municipales, garantes de inseguridad / Código Nucú

Policías municipales, garantes de inseguridad / Código Nucú
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César Trujillo
 

Son muchos los señalamientos sobre los ilícitos y excesos cometidos por la Policía Municipal de Tuxtla Gutiérrez, sin que las denuncias vertidas hagan eco. Quienes deberían ser garantes de la seguridad se han convertido en una pandilla de mafiosos que se escudan en un uniforme y en la complicidad del Ayuntamiento capitalino para cometer las fechorías, sabedores de que aquí no pasa nada.

Digamos, pues, tristemente que acá nadie está a salvo. Basta que los policías avizoren una oportunidad para que se lancen sin pudor alguno y, escudados en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, cometan sus fechorías. Traen ya practicado un método infalible: superioridad numérica, invención de un delito, uso de la fuerza, aplicación del gas lacrimógeno, inmovilización a través de esposas, golpes a discreción, despojo de pertenencias, insultos y amenazas de muerte, y el abandono en algún punto recóndito del inseguro pueblo de conejos.

Les ha funcionado y pareciera que hasta tuviesen la venia del mismo alcalde por la tranquilidad con la que se desenvuelven. Es como si la orden irrestricta de la Comandancia fuera la de “apañar” a cualquier transeúnte que se topen, aunque se les pase la mano, y aunque no sepan a quien están atacando.

Ahora quien fue víctima de la voracidad policial fue mi amigo el periodista Heriberto Ortiz quien, aseguran quienes pudieron entrevistarlo, fue sorprendido por tres municipales cuando caminaba por la colonia Moctezuma tras salir de su trabajo en Cuarto Poder y recibió el método arriba descrito.

Es decir, lo agarraron sin que existiera un delito violentando sus derechos, lo subieron a una patrulla con lujo de violencia lo que pudiera ser un vil secuestro, lo rociaron con gas pimienta, lo tundieron a golpes y le robaron sus pertenencias, para luego irlo a dejar tirado en la zona norte de la ciudad. ¿Cuántos delitos en una sola embestida?

Pensaron, tal vez, que Heriberto Ortiz caminaba por la zona Dorada por meritito placer, sin conocer que desde hace años se dedica al periodismo, que fue jefe de información del Cuarto Poder y que ahora ha retornado a la chamba de a pie que tanto le gusta y que por cumplir con su trabajo terminó en manos de tres hampones que han encontrado en la Policía Municipal el escudo para poder delinquir con total libertad.

Por eso me pregunto, ¿qué espera el Ayuntamiento de Tuxtla y su alcalde Carlos Molano para poner alto a estos delincuentes policiacos que están vejando los derechos de los tuxtlecos?, ¿requieren que en una de estas prácticas delictivas se les pase la mano y asesinen a algún ciudadano o que terminen en un enfrentamiento con otros elementos de Seguridad Pública estatal?

Es inadmisible que ante una ingente ola de inseguridad que aplasta a la capital, ahora tengamos que cuidarnos hasta de la Policía Municipal, de los elementos que supuestamente fueron contratados para garantizar nuestro libre tránsito, de los que deberían ser los guardianes del orden y hoy, lamentablemente, por unos cuantos productos podridos, se juzga a todos parejo.

Lo cierto es que a la Policía Municipal le urge un saneamiento, una limpia en donde se puedan sacar y juzgar por sus actos a los culpables. Que se les exhiba, que se les someta a juicio, que se muestre que las cosas sí se quieren hacer bien y de forma diferente.

Porque más allá de que Heriberto Ortiz sea periodista, es un ciudadano, es padre de familia, es amigo, es esposo y un hombre trabajador. Sí, como usted o yo que salimos día a día a rompernos el lomo para poder llevar algo de dinero que nos ayude a sobrellevar esta crisis económica que ha golpeado severamente a todos.

Por eso es preocupante que tres personajes anden disfrazados de policías robando a la gente, golpeándola, escondiéndose en las patrullas. De por sí que la reputación de los elementos de seguridad no es nada buena como para sumarle una raya más al tigre.

El camarada Heriberto ya dijo que tiene plenamente identificados a sus captores y agresores, porque al subirte a una unidad sin delito qué perseguir y contra tu voluntad es un acto de ese tipo. Lo que procede es que el propio comandante Moisés Grajales los inhabilite y de ahí mismo les generen su pase a enfrentar un proceso legal por los ilícitos cometidos. Que el Ayuntamiento demuestre que le interesa el tema de la seguridad y más cuando los implicados son sus propios elementos. ¡Es cuanto!

Manjar

Me preguntaron si he perdido la esperanza tras mi post sobre lo acontecido con Manuel Velasco. No. Jamás. Menos en la gente. Siempre voy a tener fe en la humanidad aunque me digan que soy un iluso. ¿Qué clase de hombre sería yo si no tuviese fe en los míos? Siempre voy a creer en que otro mundo es posible y para eso hago lo mío sin andarme guindando banderitas de paladín de la justicia. ¡Viva la vida!#SíPodemos // “La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes”, Charles Bukowsky. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro Reforma Política y Participación Ciudadana de Laurana Malacalza y el disco Blizzard of Ozz de Ozzy Osbourne. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

                              

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

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