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Núñez: del cielo al suelo / De Primera Mano

Núñez: del cielo al suelo / De Primera Mano
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RODULFO REYES

 

Su mirada, perdida, es elocuente. Aun de perfil, en la foto se alcanza a percibir su cansancio. Se le nota abatido. Bien podría estarse preguntando qué hizo mal para ser lapidado en las redes sociales, que de un tiempo a la fecha han emergido como la conciencia de la comunidad. Es el ex gobernador Arturo Núñez Jiménez que reapareció el viernes pasado en un evento del Instituto Nacional Electoral (INE) en la Ciudad de México.

Acaso enterado de que el último reporte de las autoridades de Tabasco indica que no se ha iniciado ningún procedimiento penal en su contra ni de su esposa Martha Lilia López Aguilera, el viejo lobo de la política se dio el lujo de asistir como el que nada debe a un acto que reunió a los actores que más saben de elecciones en México.

Pese al desprestigio que carga desde a finales del año pasado que dejó el gobierno de la tierra del presidente Andrés Manuel López Obrador, Núñez fue sentado en la primera fila, la de los invitados especiales del “IX Foro de la Democracia Latinoamericana Desafíos de la Política y la Democracia en la era Digital”, efectuado en las instalaciones del Palacio de Minería.

Reunido lo más granado del derecho electoral, el debate fue inaugurado por el mismísimo consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

En actos como ese, el político más repudiado de la historia reciente de Tabasco se mueve como pez en el agua: fue director General del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), el antecedente del INE, de 1993-1994.

El prestigio de Núñez, que en las elecciones de 2012 hizo creer a muchos que era el indicado para sacar a Tabasco de su crisis, se ha ido al caño. El otrora caballón de la política criolla es más despreciado incluso que sus colegas Salvador Neme Castillo y Andrés Granier Melo.

Salvo el nuevo régimen de Morena que lo ha blindado, todos los sectores del Edén piden que Núñez sea enjuiciado junto a su esposa Martha Lilia y el sobrino de esta, Amet Ramos, por los daños que sufrió la entidad y que ya han sido denunciados por el Ejecutivo local, Adán Augusto López Hernández.

Más allá de cualquier consideración, incluso suponiendo que sus presuntas fechorías vayan a quedar impunes, el problema para un político que se preparó toda la vida para asumir el principal cargo a que pueda aspirar un tabasqueño, es llegar a la conclusión de que ni siquiera pudo superar a un rollizo alumno suyo que se le atravesó dos sexenios atrás.

¿Qué pensará Núñez, en la soledad de su remodelada casa de la capital del país, entre mármoles importados, de Manuel Andrade Díaz, un ex mandatario como él que se pasea sin guardias por todo Tabasco y que puede entrar a cualquier lugar público y recibir incluso un saludo o un abrazo de los ciudadanos?

El hombre que asegura haber leído más de cinco mil libros, que ha alternado con la elite de la política mexicana desde hace más de 30 años y que fue reconocido por expertos electorales de todo el mundo, lo que incluso le valió colaborar con la ONU, ahora enfrenta el menosprecio unánime de sus paisanos.

Es posible que el ex gobernador libre las acusaciones que la nueva administración pueda hacerle, y es muy seguro que también se perdone a López Aguilera, pese a haber sido funcionaria, pero del tribunal popular no se ha salvado la pareja.

El pueblo ya ha condenado a quien el presidente López Obrador calificó de “gobernador de lujo” a principios del sexenio pasado, e incluso el veredicto en su contra ha sido más tajante que en contra de Granier y Neme.

De Granier la sentencia fue que robó pero ayudó a la gente, y de Neme la opinión de Juan Pueblo fue que “sus amigos rateros” fueron los culpables de su debacle.

A Núñez y a Martha Lilia los tildan a secas de rateros con mayúsculas.

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