Carlos Álvarez
De acuerdo al Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica, hasta el 2015 la población total de Altamirano era de 32 mil 872 habitantes, de los cuales 12 mil 602 eran niños menores de 14 años; con base en “El reloj de la desnutrición”, actualmente existen en ese municipio mil 387 niños en estado de desnutrición, lo que representa un 11% de la población infantil.
Hay que contemplar que el municipio se encuentra en extremo rezago social. Tan solo en 2015 contaba con 37 personas ocupadas como personal médico en toda la región, contemplando todas las localidades aledañas. Al menos mil 891 personas no cuentan con una vivienda con drenaje y 19 mil 201 personas o cuenta con servicios de salud, casi el 65% de la población total.
De acuerdo a las proyecciones de “El reloj de la desnutrición” para septiembre de 2019 únicamente deberían contarse 587 niños con desnutrición, cifra aún lejana pues actualmente se registran aproximadamente 400 mil niños con desnutrición. Un amplio porcentaje de la desnutrición registrada a nivel nacional se debe a estados como Chiapas, Guerrero y Oaxaca.
Recientemente en un reportaje publicado por EFE Noticias se reveló el caso de Osvaldo Hernández Aguilar, un diabético que debe caminar más de 6 horas para llegar al Hospital de San Carlos, en Altamirano; de igual manera, Ana Laura Moreno, quien lleva a su madre por problemas cardiacos; en ambos casos ninguno cuenta con suficiente dinero para pagar los tratamientos por lo que pagan con alimentos, finiquitando su deuda poco a poco.
El hospital de San Carlos subsiste con recursos de donaciones, las cuales no dan abasto, aunque el servicio es gratuito, los medicamentos no, y ahí es cuando se les aceptan pagos con naranjas, café, maíz, a personas de extrema pobreza.
