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¿Más de lo mismo? / Código Nucú

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César Trujillo

 

El sistema de partidos se encuentra inmerso en una crisis derivada de la desconexión que éstos han tenido con la sociedad en general en el mundo. El politólogo irlandés Peter Mair lo resumió en una sola frase a finales del siglo XX: “la era de la democracia de los partidos ha pasado”.

Bajo esa lectura, uno entiende que en México el mismo instituto político del presidente Andrés Manuel López Obrador decidió usar la palabra movimiento para cortar, “mediáticamente” al menos, con el término de la partidocracia. Eso, más el voto de castigo y el cansancio le funcionaron. Tan simple como que hoy es la estructura en el poder.

Quizá por ello, tras un mapeo de ese malestar generalizado hacia los partidos y el hartazgo social, las agrupaciones que aspiran a convertirse en los nuevos rostros de la vida política en el país han tomado nombres que buscan desmarcarse de las siglas tradicionales y sus colores.

Y no sólo eso. Se apoderan de un discurso que mediáticamente embona con ese malestar. Si son más de lo mismo o no, créame, ya nos lo dirá el tiempo.

En Chiapas, por ejemplo, la agrupación “Fuerza Social por México”, aspirante a convertirse en partido político nacional tras notificar su intención al Instituto Nacional Electoral (INE), celebró una asamblea informativa en el hotel Marriot el día viernes.

El evento en sí fue productivo. Escuchar a los ciudadanos manifestar su descontento e inconformidad por la forma en que se han comportado los institutos políticos, notar sus expresiones, su encono y el discurso de los representantes, permite realizar un análisis del tema y pensar el rumbo que debe tomar este país.

Sin embargo, siendo sincero, lo único que lastima ese tipo de actos es el reciclaje político: ver a personajes que han usado los colores a su antojo, sin ideología y que agarran de trampolín político los puestos de elección popular, que se han prestado a corruptelas y que han avalado un sistema que se ha encargado de hacer más pobres a los pobres y más ricos a los ricos, guste o no, no augura nada nuevo.

Me refiero a Diego Valera, excandidato al Senado del frente Por México al Frente en 2018, y quien estuvo primero en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), luego en el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), posteriormente en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y ahora mostrándose en Fuerza Social por México.

Hasta ahí, incluso, todo estaba bien. Pero en el cierre del evento, cuando le cedieron la palabra y mostraron que podría ser el “alfil” que pretenden impulsar, el chiste, como dicen, se contó solo.

Valera habló de su hartazgo como ciudadano de los partidos políticos, ¡bah! Ponderó que ha renunciado a ellos por ese comportamiento mezquino que han mostrado y me pregunto si no se mordió la lengua hasta sangrarla o cortarla, ¡iuh!

Digo, porque sus saltos de un color han otro han sido por la búsqueda de permanecer enquistado en el poder, de seguir siendo parte de ese mal que acusa, y que le ha permitido vivir en el limbo en la impunidad.

Su berrinche en el tucán lo llevó a abandonar el vuelo porque no representaba nada ya al grupo del exgobernador Manuel Velasco Coello y lo habían apestado, por eso se refugió, con el respaldo de una tribu, en el sol azteca, en donde la militancia lo rechazó y desde donde buscó ser senador en los comicios pasados.

Es más, si hubiese sido ungido y en estos momentos fuese senador, si tuviese “una su curul”, su ocupación no fuese hablar de los partidos, no señalara “su cansancio y descontento” por aquellos colores que le dieron todo, no diría nada porque sabe que “el que se mueve no sale en la foto”.

Estaría ocupado buscando qué color lo cobija. Pero al no tener jugada, hoy se muestra “crítico” y ocurrente. ¡Vaya cinismo!

Cierto es que ya tendrá Fuerza Social por México la oportunidad de mostrar el rumbo que quiere agarrar y el compromiso social en la búsqueda de la transformación del país. Ya mostrarán si son en verdad una opción diferente o simplemente buscan echar al mar otro barco disfrazado, bajo el mismo comportamiento, como siempre ha pasado. Al tiempo, dirían por ahí.

Por eso creo que el evento, repito, fue productivo. Sí, lo fue. El cargar con los mismos rostros, señores, lamentablemente no.

 

#MANJAR.- La semana pasada me llegó una foto digna de burla para muchos, aunque debería ser preocupante. Es el presidente municipal de Ocozocoautla, Alfonso Estrada, que aparece sentado mientras una joven le muestra algo en una hoja. El problema de todo es que la señorita en la imagen le ayuda a buscar el nombre al mandatario en donde debe firmar. Todos sabemos que Estrada es iletrado. Compró su certificado en una primaria en la entrada de Coita. Pero en todos estos meses, tristemente, se resiste a superarse. Sus asesores deberían decirle que existe el Instituto Chiapaneco para Jóvenes y Adultos y ahí lo puede ayudar. Que demuestre que le interesa servir bien. Imbuido en la mediocridad, arrastrando ignorancia, no logrará nada. Que se prepare. Es tiempo que deje de ser el hazmerreír de la gente, caramba. #ParFavar // “¿Qué significa trabajar? Trabajar significa luchar. En esos lugares, hay dificultades y problemas que debemos vencer y resolver. Vamos allí a trabajar y luchar para vencer esas dificultades. Buen camarada es quien está más ansioso de ir allí donde las dificultades son mayores”. Mao Tse Tung. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro Panamá Papers. El club mundial de los evasores de impuestos de Frederik Obermaier y Bastian Obermaier, y el disco A Moon Shaped Pool de Radiohead. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

 

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

 

Contacto directo al 961-167-8136

 

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