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Malditos xenófobos imbéciles / La Estaca

Malditos xenófobos imbéciles / La Estaca
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María de Lourdes Corzo V. 

¡Jo! Qué valor de llamar así a quienes emiten su opinión respecto al tema de la migración de centroamericanos que se está efectuando en multitudinarias tandas. ¿Acaso los que prejuician de ese modo  son  opinofóbicos? Ahora la moda es etiquetar intolerantemente a quienes no comulgan con ciertos planteamientos sociales con el prefijo “fóbicos”. Todo el que no aplauda cualquier ocurrencia como foca es fóbico.

Lo cierto es que al respecto sobran expresiones apasionadas y faltan razonamientos objetivos. Se ha desatado una guerra entre compatriotas – que ironía ¿no?- entre los rosas románticos y los supuestos xenófobos. Los unos  denuncian  una falsa “guerra de odio” y los otros con los ojos abiertos en un ángulo visual más amplio emiten razones. Desde la libertad de pensar  y expresarse, nadie debiera ser etiquetado de fobioso  por su percepción  mucho menos por opinar porque al final de cuentas se supone que todos pugnamos por la libertad de algo, la cual pretenden supeditar a que siempre se les dé la razón.

En éste mega movimiento de masas estamos siendo utilizados todos, ellos y nosotros, los migrantes y los lugareños, los mexicanos y los centroamericanos, con fines perversos a los que se prestaron muchas manos para mecer la cuna. La carne de cañón quizá no lo percibe, pero desde diversos puntos de vista hay sectores y analistas que lo logran ver. Hay una operación política en el trasfondo.

Por principio de cuentas es inconcebible que siendo del dominio público para la comunidad internacional el perfil anti migrante de Donald Trump, miles de personas dejen su país en búsqueda de “mejores oportunidades” dirigiéndose precisamente a ese lugar. Después del violento episodio de la separación de centenares de niños de sus padres con la finalidad de expulsar de su territorio a familias completas que incluso ya contaban con algún rango de permanencia en estados Unidos ¿qué esperan encontrar?

Los servicios sociales de Estados Unidos considerados como carga pública que incluyen rubros como vales de alimentos, seguros de salud, asistencia para renta,  Donald Trump quiere que sean exclusivos para los menesterosos de su país, de ninguna manera desviarlos para mantener migrantes “improductivos” y eso lo está logrando al endurecer los términos de ley de dicha figura empezando con  los hijos de migrantes AUNQUE ESTOS YA  SEAN CIUDADANOS ESTADOUNIDENSES. Es decir, los que ya están allá están siendo perseguidos, despojados de los pocos derechos que ya habían logrado después de décadas de trabajar en ese país, entonces ¿cuál es el sueño americano? Ya no existe, no lo hay más.

En pocas palabras, es obvio que no los van a recibir con clarines y trompetas, con la frontera abierta a su disposición…entonces ¿Qué harán? ¿Regresaran a su casa por dónde vinieron?

Por otro lado, el que nos toca, el que nos concierne como mexicanos que también tenemos el absoluto derecho de defender nuestra parcela ¿Cómo poder invitarlos a compartir lo poco que tenemos? “Donde comen dos comen tres”… ¿de verdad? ¿Por cuánto tiempo? Esos son discursos demagógicos alejados de cualquier razonamiento realista. Estamos en nuestra propia crisis política, social, educativa, de salud, de seguridad pública. También somos hijos de un gobierno –de muchos gobiernos- fallidos.

¿Qué les ofertamos? No hay servicios médicos ni para nosotros en medio de la crisis del dengue que asola el estado. No hay seguridad para las mujeres y lo dicen las cifras de feminicidios impunes. Hay millares de desaparecidos en el territorio nacional, sembrado de fosas clandestinas, de tráileres itinerantes rebalsando de cadáveres que ya no tienen cupo en las morgues. Nuestro gobierno se robó el dinero para reconstruir las casas de centenares de damnificados y no ha reconstruido las escuelas como saldo del terremoto… ¿o sea cómo?

No es solo cuestión de ley y soberanía. De ley y orden. De ley y fronteras geográficas.

Quienes conocemos las consecuencias de sostener  migrantes desempleados en Chiapas- municipios fronterizos en particular- sabemos de lo que hablamos cuando manifestamos temor o incertidumbre. Hay que ver Comalapa, Tapachula, Trinitaria,  Comitán por poner un ejemplo. Por obvias razones ¿a que se van a dedicar si no hay trabajos formales? Y entonces surge de nuevo la justificación “es que tienen hambre”. Hay un alto riesgo de que se sumen a los grupos de choque y organizaciones “sociales” violentas y delictivas que nos asolan, porque esa mano que les meció la cuna los seguirá utilizando,  ahí empieza la manipulación de ésta masa que expone a criaturas al inclemente éxodo. En nuestro país si esto permanece lo  único que aumentaría son las cifras negras y rojas. Mientras tanto, así como hay quienes se manifiestan abiertamente a favor de estrafalarias, antinaturales, diversas, extrañas, diferentes  o locuaces modas e ideas y exigen respeto a su postura, es indiscutible que todas las opiniones  que se expresen con respeto, pueden emitirse libremente. Digo, el respeto y la libertad son caminos vecinales.

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