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Mala pata / La Feria

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Sr. López

 

Tío Beto nunca supo que en la familia se referían a él como ‘el hombre del futuro’ (le asestó el mote el impresentable primo Pepe). Fue un solterón empedernido, buena persona y también, personificación del fracaso, pero el más popular entre los niños (este menda incluido), porque oírlo hablar era fascinante, siempre contando un nuevo proyecto que tenía en mente hacer y que nunca hacía, su inventiva era inagotable y le oímos hablar de un teléfono portátil con antenas que tenía pensado hacer, de una sumadora de bolsillo y una batería que obtendría electricidad del Sol… ya más grandes nos moríamos de la risa de sus ‘ocurrencias’… pero si se hubiera aplicado a una sola, estaría en las enciclopedias. Ni modo, nomás hablaba.

 

Como se dice entre abogados: a confesión de parte, relevo de prueba. Sí señor, cuando alguien suelta la sopa no hay que andar averiguando más.

 

El viernes pasado, nuestro Presidente aceptó: “El problema de las aduanas es corrupción, como en muchos otros casos (…) es una asignatura pendiente, no hemos podido limpiar”.

 

Lo dijo en su ameno programa diario de variedades y diversión para chicos y grandes, popularmente conocido como ‘La mañanera’. Y dijo más: que lo del mugrero en aduanas es por el monstruo de las 100 cabezas de la corrupción,  similar al problema que tienen en el SAT, tan grave como el problema de los homicidios. Él solito lo dijo.

 

“(…) no hemos podido”. Epitafio temprano de un gobierno con apenas un año y cinco meses… “no hemos podido”… y no llama la atención semejante declaración presidencial por su verdad, sino porque ha insistido machaconamente durante ese mismo año y cinco meses, que acabó con la corrupción y hasta le puso fecha al solemne momento en que le dio sepultura (laica, supone uno): el 1 de diciembre de 2018… lo que es más, no pocas veces habló hasta de los dineros de ahorro a la Nación que eso significaba, que 200 mil millones, que 500 mil… pero, no, no han podido (o sea: ¡tengan su ahorro nacional!, ahí se lo guardan dónde no le dé el Sol)… y desde el Cielo se oye a la Montiel: “Pisa Morena, pisa con garbo…”

 

La pregunta es: ¿y con qué ha podido?… ¿con la educación?… ¿con la salud pública? (Insabi tenemos, salud no sabemos)… ¿con el sector agrícola?… ¿con el crecimiento económico?… ¿con la creación de empleos?… Ya quedamos, está aceptado: con la seguridad pública, con el SAT, con Aduanas, no ha podido… que nos diga con qué sí…

 

Por supuesto, nosotros, avispados tenochcas simplex, amigos de la justicia, sabemos que le dejaron todo mal (¿todo?), todo hecho un muladar (¿todo?), todo en ruinas (¿todo?)… sí, todo, recuerde que el país crecía (CRECÍA) al 2% anual (¡pero qué poca progenitora!), y estamos al tanto que esos perversos de la mafia del poder, neoliberales de asco, le entregaron el poder y con él, un Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP), con 285 mil millones de pesos, para casos de apuro, de los que en 2019, se gastó 125 mil millones (¿en queeé?, grita a coro la claque; en lo que ya nos dirá, no hay que ser fifí), y diez órganos autónomos que en los hechos equilibraban el inmenso poder del Presidente de la República, del gobierno federal, entre otros el Banco de México, el INE (que blindó el triunfo electoral de él, de precisamente Andrés Manuel López Obrador), y varios más que hoy, dicho por él, se apresta a ‘purificarlos’ porque ‘estaban al servicio de intereses particulares’ (y uno, humilde integrante del peladaje, se pregunta: ¿cuándo nos va a decir a qué intereses… cuándo vamos a saber qué maldades hacían… a quién servían, qué tranzas?; pero humilde que es uno, inclina la cabeza y murmura: no debo tener malos pensamientos, él sabrá, él sabe, no debo tener malos pensamientos, soy del pueblo bueno… ¡viva la democracia!).

 

No son malos modos, disculpe usted, señor Presidente, no lo queremos distraer, sabemos que está hasta el copete de chamba remodelando el país (transformándolo), pero si no le es muy molesto, dígannos con qué sí ha podido, con una simple condición: no nos salga con la repetición ‘ad nauseam’ de su discurso, que estamos de babas hasta la coronilla, no, queremos datos concretos, verificables. Ya sabemos que nos hizo el enorme favor de erradicar a la mafia del poder (aplican restricciones, pero entendemos, así es la vida, no se apure por eso). También sabemos que ¡alabado sea el Señor!, nos sacó del maligno neoliberalismo (un día, cuando le parezca prudente, nos dice en qué estamos, ¿sale?… ¡qué emoción!).

 

Y por supuesto entendemos que el aeropuerto en Santa Lucía y la refinería en Dos Bocas, vida nos va a faltar para agradecérselas; que vamos a ir todos a viajar en el trenecito Maya, locos de contento; que todos los ninis nacionales -en masa-, le dirán ¡fuchi!, ¡guácala!, a los narcos que les hagan propuestas indecorosas; que el país será conocido como un paraíso boscoso, gracias a los millones de arbolitos que está plantando… y tantos otros prodigios.

 

Nada de eso nos repita, ni que ahora ya hay libertad de prensa y expresión, gracias a su poder todoterreno, señor Presidente. Todo eso, aunque sospechemos que es mentira, se lo aceptamos, en serio, ya: lo que queremos es no volver a oírlo, pero sí háganos el favor de iluminarnos, de darnos esperanza con algún verbo no conjugado en futuro. Si se empeña verá que es posible disminuir los adjetivos, hablar de acciones en presente y pasado, cosas ya realizadas, ya haciéndose.

 

Porque algo está raro: no puede ser que todas las entidades y organizaciones financieras y todos los profesionales nacionales y extranjeros de gobernanza, finanzas y economía, estén grite y grite, advirtiéndonos que vamos al barranco y todos estén equivocados, menos él, nuestro Presidente.

 

No se irrite ni piense que está uno al servicio de sus adversarios, pero sepa que no es grato que el viernes, tan campante, nos haya dicho que no ha podido con la corrupción en Aduanas, el SAT y la inseguridad pública. ¿Entonces qué… lo vamos olvidando? ¡Qué mala pata!

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