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Lobotomias sociales… muchas y frecuentes… constantes / La Estaca

Lobotomias sociales… muchas y frecuentes… constantes / La Estaca
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MARIA DE LOURDES CORZO V.
Lo que de plano nos tiene en la desgracia a los mexicanos es en materia de seguridad  la rapidez con la que cicatrizamos las heridas, dejando en la superficie una gruesa, impenetrable costra de vale madrismo que por dentro guarda las pululantes aperturas, el tejido desgarrado. Los mexicanos nos dejamos resetear el chip con singular beneplácito.
Con un solo ejemplo ilustro lo que digo:
>>Caso Luis Echeverría: ¿quién y por qué quiere reabrir el expediente?
El Comité 68 inició una ruta legal para que se reabra al expediente del exmandatario priista, a quien considera como el principal responsable de la matanza de estudiantes de 1968.  << Según el encabezado de una nota en redes sociales.
¡Cincuenta años después! Los sobre vivientes de los sobre vivientes  rondan en los 70 años.
Dígame ¿cómo para qué sirve HOY abrir el expediente, o enjuiciar a Echeverría Álvarez por los eventos del 68?  Cuando lo que pesa específicamente sobre él es el halconazo de 1971 (120 estudiantes asesinó el jueves de Corpus) En aquel momento histórico de Tlatelolco él era Secretario de Gobierno y otro el que ordenó la matanza de estudiantes cruenta e impune, de la cual asumió su “responsabilidad personal” orondo de valor civil. Gustavo Díaz Ordaz manifestó en repetidas ocasiones su orgullo por haber cumplido con la Patria asesinando a decenas de estudiantes, hijos de la UNAM, que se manifestaban pacíficamente.
Hablo de hoy a 50 años de distancia, pero la maldición de los mexicanos se hizo patente en ese momento, el mismo año cero de los acontecimientos pues en días tan cruciales y estando fresca la sangre de los muertos los mexicanos  se dispusieron a disfrutar de los XIX Juegos Olímpicos, del otro México 68,  lleno de gloria que se escribió con sangre. Los estudiantes pretendieron aprovechar los reflectores que estaban sobre nuestro país por haber logrado ser sede del macro evento mundial en cuya preparación se invirtió una suma millonaria de dólares y el tiempo y esfuerzo de todo el aparato gubernamental. Era el momento propicio para que los ojos del mundo conocieran los atropellos de un gobierno autoritario y corrupto.  Se organizaron diez días antes para manifestarse-repito-pacíficamente, pero el ejército tomó las instalaciones del Casco de Santo Tomás y Ciudad Universitaria a pesar de su condición de autónomos, por eso decidieron marchar rumbo a  la emblemática Plaza de las Tres Culturas…la respuesta fue el brutal exterminio. Diez días después del “rojo amanecer”, los ojos del mundo vieron el derroche mexicano de paz social representada por el logotipo de una paloma blanca redondeada,  la imagen de un país en pleno desarrollo económico, puntero de América Latina cuyo crecimiento social era muestra de “estabilidad política, firme economía y de libertades sociales” por lo que lo consideraron un escenario ideal para “celebrar los valores universales en un momento donde prevalecía la discordia internacional”…Ese discurso que vendió a la ONU y a los organizadores tenía que defenderlo el presidente Díaz Ordaz a sangre y fuego y así lo hizo. Después de intimidar y amenazar a los estudiantes y  minarlos física y emocionalmente, “el trompudo” obtuvo del Consejo Nacional de Huelga una tregua en la que se comprometían a no obstaculizar el evento y no visibilizar los sangrientos hechos. De ahí pal real. Los estudiantes desde entonces están solos en sus luchas, estigmatizados como haraganes. La sociedad mexicana no respalda a sus jóvenes idealistas y prefiere crear mitos y leyendas que “conmemoramos” año con año. El 68 fue un año de profundos significados, que se plasmaron en todos los promocionales, exposiciones, eventos e imagen a nivel mundial  de aquel México que las generaciones modernas ni siquiera se imaginan. Un México en el que los valores cívicos y personales, sociales y culturales están muy por encima de lo que hoy tenemos. Hoy en “memoria” de esos hechos se bloquean calles, se cierran carreteras obstruyendo el libre tránsito, se pintan grafitis, se recurre a la violencia…y no creo que tengan ni la más remota idea del profundo significado de México 68.

Y retomando la palabra “histórico” me voy en la mente a la “verdad histórica” construida por el gobierno ACTUAL Y SALIENTE en complicidad con el poder judicial, en torno a la desaparición de 43 normalistas de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, brutal puñalada a la sociedad mexicana en la cual estuvieron involucrados los gobernantes de Iguala Gro., en ese momento de las huestes del mismo que ahora se dice hacedor de la 4ª transformación del país y que fueron eximidos de cualquier responsabilidad.
Y es que ahí nos insertaron una “verdad histórica” que nos tragamos a pie juntillas, puntualmente ,  según las indicaciones  y así hora por hora vamos fraguando el mito de los 43, quizás para que dentro de 50 años algunos ancianos sobrevivientes-de los sobrevivientes- exijan que se re abra el expediente. Vergonzoso ¿verdad?
Porque  en estos días  murió  Doña Mini- Minerva Bello- madre de uno de los 43 estudiantes desaparecidos, quién permaneció en la búsqueda de su hijo durante tres años y medio que significaron su lenta agonía. Por supuesto el culpable de su muerte  es el Estado, que además de desaparecer a su hijo la obligó a vivir los últimos años de su vida en el dolor, la incertidumbre, la impotencia. Si,  igual que durante cincuenta años los padres de aquellos universitarios  han ido muriendo en la desesperanza y en su espera de justicia. Marchas, eventos “conmemorativos”, promesas políticas, cambios de gabinete y nada NADA nada se ha logrado en materia de justicia en ambos –y decenas de casos más- de matanzas: HALCONAZO (71) AGUAS BLANCAS (95), ACTEAL (97), San Fernando (10 y 11) ATENCO (06) Tlataya (14) Ayotzinapa (14) Narvarte (15).
Y centenares de desapariciones forzadas
Y centenares de feminicidios
Y fosas clandestinas en todo el territorio nacional
Y decenas de tráileres con restos humanos  sin identidad que no encuentran donde sepultar haciendo rondines fúnebres por las ciudades
Y sobre todo esto el manto impenetrable de la impunidad.
México jamás ha sido -ni se ve que llegue a ser- garante de los derechos humanos y respeto a los derechos sociales que nos otorga la Carta Magna. La memoria histórica del 60 y de todas esas masacres NO SE DEBE OLVIDAR pero quizás haya que rediseñar el sentido que les otorgamos.
No necesitamos más fechas malditas y fatídicas que conmemorar con fingidas poses de políticos “comprometidos” y coronas en los monumentos, con marchas y parálisis de actividades que nos dejan pérdidas económicas y menos que sirvan de estandarte para organizaciones violentas que violan el derecho al libre tránsito y causan daño en propiedad ajena.
Necesitamos que se garantice la paz. Celebrar la vida y las garantías individuales. La verdadera “verdad histórica” es que estamos domesticados y dispuestos a aguantar lo que sea. Lo grave es que si así  de indiferentes actuamos ante hechos que nos privan del derecho a la vida, respecto a los menos indispensables somos inútilmente indefensos.NI PERDON NI OLVIDO…

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