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Las Pochotas de Terán (Árbol sagrado de los Mayas)

Las Pochotas de Terán (Árbol sagrado de los Mayas)
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Lic. Ulises Valdez Arévalo, cronista de Terán

Para terminar, este libro de leyendas, les platicaré una de las historias actuales que se está convirtiendo ya en una leyenda urbana de nuestros días. Hechos que han cobrado mucho auge en estos últimos años en Terán por los múltiples accidentes y muertes que han ocurrido en ese lugar de una manera concurrente y muchas veces extrañas la forma en que se han dado esos sucesos o percances a la entrada del lado Poniente a la capital chiapaneca.

Les hablaré de los árboles de “pochotas” de Terán, árboles que acabaron su ciclo de vida hace pocos años atrás, pero que eran toda una hermosura por su gran tamaño. En realidad, fueron dos “pochotas” o árboles de ceiba que se encontraban en ese lugar de la entrada antigua de la finca “La Trinidad”, una propiedad de mucha historia y leyendas que se cuentan entre los viejos habitantes de las colonias de Terán y Juan Crispín. Tierras que fueron expropiadas para los campesinos de la colonia Rivera de Juan Crispín, en aquellos años de 1930 aproximadamente; y lugar de donde salieron los santos San Jerónimo y San Agustín para la antigua ermita de Terán (hoy parroquia de La Santa Cruz). Un lugar que perteneció allá a principios del siglo XX a don Juan Anayegui, posteriormente, al ex gobernador del Estado de Chiapas Dr. Rafael Pascasio Gamboa, y últimamente pertenece a la familia de don Vicente Ruviera.

A la entrada principal de esta antigua finca, sobre lo que hoy es la carretera Panamericana y salida Poniente de Tuxtla Gutiérrez, correspondiente a la colonia Juan Crispín; se alzaban dos árboles de ceiba o “pochota” como es conocido de manera común. Árbol que por muchos años atrás se ha tomado también símbolo de ser sagrado, mágico o con poderes extra naturales por su grandiosidad con que llega a crecer, y dar una sombra grande en tiempos de mucho sol. Se dice que –“quién abraza una pochota, vive muchos años y con gran felicidad”- entre otras afirmaciones positivas de este árbol casi mítico y místico; pero si se le cuida y protege. Si se le hace un mal, traerá consecuencias.

Árbol que en tiempos antiguos era muy común ver en fincas, ranchos y haciendas, una “pochota” en su centro o lugares principales de esas construcciones de antaño para sombra. Aún hoy, hay lugares que tienen una ceiba en su patio.

Pero vayamos a lo que nos ocupa de hablar de este grandioso árbol, que hace algunos años fue derribado en su totalidad, porque también ya había llegado a su fin su larga vida natural, a parte que le caería un rayo. Muchos dicen que fueron más de trescientos años que duró este árbol frondoso y que le diera vida al entorno de esa finca; incluso fueron nombradas estas ceibas el 10 de julio del 1997, en una placa conmemorativa en “El Día del Árbol” -árboles notables, patrimonio de los chiapanecos, con el carácter de Monumentos Naturales- por el gobierno del estado. A partir del 8 de marzo de 1955, es nombrado esa fecha como “El Día de la Ceiba”.

Al paso de los años, la más antigua de “las pochotas de Terán”, fue talada en su totalidad, trayendo con esto por creencia de los habitantes de Terán y Tuxtla Gutiérrez, una serie de accidentes automovilísticos en ese lugar a causa del derribo arbitrario de esas ceibas; percances fatales que han ocasionado muchas muertes de personas, así como de muchos heridos por ese motivo. También ahí se ha instalado desde hace varios años ya, un retén de policías para verificar todo vehículo con carga ilícita o automovilistas con portación de armas; pero que, al tratar de detenerse, los frenos fallan en algún momento. Según un dicho popular que se cuenta al derribo de las pochotas es: – Y caerán las maldiciones y llegarán accidentes cuando muera la pochota al poniente de la ciudad-. Otras leyendas cuentan que las ceibas fueron lugar de ahorcados en aquellos años de la contra revolución en Chiapas (movimiento mapachista) o la época de la revolución cristera. Quizás almas en pena quedaron vagando en esa zona. No olvidemos que cerca de ahí se encuentra el antiguo panteón de “La Trinidad”, lugar de apariciones. A parte, de las almas de los que en los últimos años han fallecido en esa zona, a consecuencia según la creencia de los lugareños, al derribo de los árboles de pochota.

Se cuenta que, al derribar a ese árbol mítico lleno de historias y leyendas, se desató el enojo de algún ser que cuidaba y protegía a “la pochota”, entonces él, en venganza de ese derribo, hace que vehículos como, tráileres, camiones, coches, que vienen de ese lado Poniente hacia Tuxtla Gutiérrez, se queden sin frenos de manera inexplicables antes de llegar a la antigua finca y donde estaban dichos árboles. Trayendo con esto una serie de accidentes terribles que han cobrado y sigue cobrando muchas vidas hasta la actualidad.

Hoy se encuentra dos “pochotas” todavía a un lado de la carretera sobre la finca la trinidad, como símbolo de la grandiosidad y misticismo de este árbol del ceibo o ceiba; como quiera llamársele. Realidad o leyenda, ahí están las consecuencias.

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